Rav Arie Natan
Visiones

Parashat Vaishlaj

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Yaakov lucha solo con un adversario desconocido.

"Y se quedó Yaakov solo, entonces contendió un hombre con él hasta que subió el alba. Y vio que no pudo con él y lo golpeó en la paleta de su muslo, y se descoyuntó la paleta del muslo de Yaakov cuando contendió con él... Y le dijo: no será llamado más tu nombre Yaakov, sino Israel, porque contendiste con ángeles y hombres y venciste" (Bereshit 32, 25-29)

La historia de la lucha de Yaakov con un adversario desconocido es seguramente una de las más fascinantes de toda la Torá. Es muy significativo que el propio adversario cuando le da a Yaakov el nombre de Israel diga: "porque contendiste con ángeles y hombres y venciste".

Este pasaje puede ser comentado de manera fácil, sin embargo a niveles más profundos representa la llave para entender la identidad judía. No somos nosotros, los lectores, quienes le damos este significado sino la propia Torá en su relato; así fue que cuando rompió el amanecer, Yaakov recibió el nombre que sus descendientes llevarían en el futuro. El pueblo que recibió la Torá no son denominados "los hijos de Abraham" o los "hijos de Isaac", sino "los hijos de Yaakov", solamente con la división del reino y las conquistas de los asirios comenzarían a ser denominados los habitantes que quedaron en la tierra de Israel, el remanente del pueblo, con el apelativo "yehudiim", o sea en español "judíos".

Los nombres en la Torá, especialmente un nuevo nombre dado por Dios, no son simplemente denominaciones superficiales, sino que representan la esencia del carácter de una persona y su expresión personal y universal. El momento en que Yaakov llega a ser Israel contiene la clave para entender lo que nosotros somos realmente. Nuestros ancestros fueron además definidos como una nación separada y un pueblo espiritual, pero nunca perdimos la denominación entregada por el ángel a nuestro patriarca Yaakov, o sea junto con las características de separado y espiritual, nuestra identidad se constituye en tanto contendemos con ángeles y hombres y vencemos. Pero en verdad ¿Qué significa contender con ángeles y hombres y vencer?

Así, cuando Esav finalmente se presenta, los temores parecen ser infundados, Esav corrió para encontrar a Yaakov, abrió sus brazos para abrazarlo, lo besó y lloró. No hay cólera, animosidad o amenaza de venganza en el comportamiento de Esav; todo esto no significa que los miedos de Yaakov fueran irracionales, ya que su hermano había prometido que se vengaría de él ya veintidós años antes. Pero Esav es un hombre impulsivo, que vive según el humor del momento, él es rápido en enojarse y rápido en reconciliarse, las sensaciones de las contingencias lo controlan por completo. Por otro lado, dentro de una perspectiva más global en el clímax del encuentro entre los dos hermanos, salta a nuestra mente con respecto a las precauciones de Yaakov, la frase popular: "lo único que debemos temer es al temor mismo", mientras que la tradición judía enseña sobre este concepto que el temor a Dios no deja lugar a ningún otro temor.

De manera más consecuente, el comportamiento de Yaakov cuando los hermanos se encuentran tiene profundos y extraordinarios rasgos de espiritualidad. En primer lugar, saluda a Esav prosternándose delante de él siete veces (la forma habitual de saludar en los tiempos bíblicos), así cada uno de los miembros de su familia: las sirvientas con sus hijos, su esposa Leá con sus hijos y finalmente Yosef con Rajel, su madre. La repetición de tal saludo tres veces es también significativo.

No es menos llamativa la forma que tiene Yaakov de hablar con su hermano, cinco veces lo llama "mi señor", y dos veces se refiere a si mismo como "siervo" delante de su hermano. Junto con los gestos físicos de prosternarse siete veces y las siete expresiones de sumisión ("mi señor", cinco veces y "siervo" dos), completan la imagen de una personalidad construida sobre el valor de la humildad. ¿Cómo se conecta esto con al lucha de la noche previa? Al parecer Yaakov no ha obtenido una victoria sobre su adversario, al final de la contienda el adversario se niega a bendecirlo... no obstante, el nuevo nombre denota que Yaakov sin lugar a dudas tuvo habilidad de sobrevivir al conflicto. Un hombre que contendió con ángeles y hombres y venció, es alguien que no necesita prosternarse delante de nadie ni llamarlo con el apelativo de "mi señor", hubiéramos esperado que Yaakov demuestre una confianza más templada, que una sorprendente humildad.

Nuevamente nos sorprende, cuando Esav rechaza los regalos de su hermano, diciéndole: "tengo suficiente, que lo tuyo siga siendo tuyo". Yaakov le replica con las siguientes palabras: “No, si he encontrado favor en tus ojos, acepta por favor este regalo de mi mano, porque ver tu cara es como ver la cara de Dios, ahora que me has recibido favorablemente. Aceptar por favor el presente [literalmente “mi bendición”] que te fue traído, porque Dios me ha agraciado y tengo mucho.” Simplemente las preguntas que surgen son bastante claras, ¿Por qué el presente ofrecido se transforma en una bendición? Y ¿De qué concebidle manera ver la cara de su hermano es como ver la cara de Dios?

Todo el plan divino que Yaakov puso en práctica con sus diferentes tácticas estaba ahora, en el momento que los dos hermanos se reencuentran, frente a una grave disyuntiva. Si Esav no es reconciliado al menos momentáneamente puede ser que todos sus esfuerzos no tengan los resultados que él desea, por este motivo decide que el retorno será precisamente bajo las circunstancias que le permitan sobreponerse a su hermano, no duda en mostrar su natural humildad con saludos de sumisión y palabras de entrega para que Esav se reconcilie, como dijimos al menos momentáneamente. Los cuantiosos presentes ofrecidos son descritos como una bendición, es decir como algo que va más allá de un simple elemento material, expresando así la voluntad de reconciliación. La expresión máxima de estos sentimientos de parte de Yaakov la escuchamos cuando compara la cara de su hermano con algo divino, ya que el reflejo de las fuerzas espirituales que rigen a Esav se ve en su rostro, Yaakov simplemente pone en manifiesto una realidad presente que tal vez el propio Esav pasaba por alto.

Sin embargo toda esta conducta refleja una exterioridad necesaria para aquella hora, no obstante el verdadero sentido de Yaakov y su expresión auténtica será descrita en la contienda con el adversario desconocido, allí recibe nuestro patriarca, y nosotros con él, su identidad eterna: Israel. Esa persona que pudo contender con ángeles y hombres y vencerlos, es decir aquella personalidad que se elevó por sobre los seres espirituales, o sea que puede elegir hacer el bien o el mal, ser responsable, mientras que los seres espirituales llamados ángeles cumplen funciones, en cierta medida como autómatas; este ser humano además contendió con hombres, con una sociedad entera que tendía al materialismo como valor único de la conducta; frente a ambos venció. Yaakov se levanta como un ejemplo de responsabilidad y espiritualidad que forman la esencia del pueblo que descendió de él.