El objetivo de toda competencia es la victoria, ganarle a los rivales y salir en primer lugar. En los juegos olímpicos de los griegos no habían medallas de plata ni de bronce, sólo existía el primer lugar. En las competencias sólo hay dos clases de personas: los ganadores y los perdedores.
Tratamos de ser buenos padres y decirles a nuestros hijos: ?No importa que ganes o pierdas, lo importante es competir?. Pero nuestros hijos rápidamente se dan cuenta (generalmente viéndonos a nosotros, los padres) que no es así la forma en la que funciona el mundo. Ganar es muy importante. Es importante ser aceptado en la universidad adecuada, importa avanzar en la profesión?
Luces Preciosas
La Menorá de Januká representa la idea opuesta al concepto del éxito que se obtiene al ganarle a otro. El judaísmo nos enseña que todos pueden ser ganadores, que cada individuo es capaz de ser una fuente única y preciosa de luz.
Nuestra tradición recuerda un diálogo fascinante entre Di-s y el pueblo judío:
Pueblo judío: Di-s, ¿Tú iluminas todo el mundo y nos pides encender la Menorá?!
Di-s: Las pequeñas luces de vuestra Menorá son más preciadas para Mí que las luces de todas las estrellas que he puesto en el cielo.
Pueblo judío: ¿Cómo pueden nuestras luces que son tan pequeñas, compararse a un mundo lleno de billones de estrellas?
Di-s: Para ser una fuente brillante de luz, no tienes que ser más brillante que todas las otras estrellas.
No evalúes la belleza y la irradiación de tu luz interna comparándola con la de otros, sino que sólo contigo mismo. En la realidad espiritual, no hay competición. Hay lugar para un mundo lleno de ganadores - un mundo lleno de luces preciosas.
Luces Familiares
La competencia nos inculca el hábito de asignarle valor a algo comparándolo con otra cosa. En la realidad de la dinámica familiar esto puede ser algo muy destructivo. Un esposo que siente que su esposa está siempre comparando el sueldo de su marido con el de otros señores, se resentirá. Similarmente, una esposa que sienta que su esposo está comparándola con otras mujeres también se resentirá. Y lo más grave es cuando los padres buscan que sus hijos sean como los hijos de sus amigos, ya que los privan de la oportunidad de desarrollar un sentimiento real de auto-estima.
Janucá es la época ideal para que las familias dejen a un lado las comparaciones y se enfoquen en la belleza inherente de cada uno.
Un Ejercicio Familiar
Trata de pensar en los miembros de tu familia como menorot (candelabros), y cada noche enciende y aprecia otra llama.
Antes de Januká compra un cuaderno especial que será llamado ?Cuaderno de Luces Familiares?. Cada noche, antes de encender la Menorá dale a cada miembro de la familia una hoja de papel para que escriban una respuesta a las siguientes preguntas respecto de los restantes miembros familiares:
1. Traes luz a mi vida cuando? .
2. Te amo de una forma que?
3. Cuando te veo me recuerdas lo especial que eres...
4. Tú haces que tu familia sea especial pues tú?
Cada noche de Januká guarda estas ?páginas de luz? en el cuaderno familiar, y la octava noche de Januká verás que las preciosas llamas de tu familia brillarán con una luz singular.