Rab Nissim Behar z\"l
Shabat Shalom

Shabat, día de descanso y libertad

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La vida del pueblo judío, su existencia, costumbres, aptitudes, compasión hacia los necesitados, la vida familiar y su pureza, todo está incluido en la palabra Shabat. La séptima parte de la vida judía, está dedicada a la santificación de Hashem, a la Torá y al espíritu de la nación.

Si el pueblo de Israel fue creado solamente para dar a conocer el Shabat a los demás pueblos del mundo, es bastante  para darle el título de Pueblo elegido.

Los pueblos antiguos, tal como los griegos y los romanos se burlaban del Shabat, lo calificaron de haraganería, por ende, a los que descansaban en Shabat los calificaban de haraganes. No querían darles a sus esclavos ni siquiera una hora de descanso, mientras que ellos mismos no trabajaban en toda la semana. Nosotros en cambio, el pueblo Judío, desde el primer momento de su existencia, recibió el mandamiento de trabajar seis días pero el día séptimo el Shabat “descansar”, Shabat será un día de libertad y descanso para los judíos, para sus esclavos y también para sus animales, como lo ordena la Torá en el sexto mandamiento. Exodo 20:7 (*)

Fortalecer la observación del Shabat

Cuando una persona se acerca a sus hermanos para hacerlos retornar al camino del judaísmo, no debe pensar que están demasiado alejados y desesperar pensando que no podrá influenciarles, pues entonces las palabras no surtirán efecto. Sólo con un corazón confiante y con la fe de que existe un pacto eterno entre Hashem e Israel que nunca podrá anularse, se consiguen resultados positivos.

La situación en la cual se encuentran gran parte de nuestros hermanos que no practican el judaísmo, se compara con un cuarto que permaneció mucho tiempo oscuro y su interruptor eléctrico, por no haberse usado mucho tiempo, se cubrió de herrumbre. Sólo si se aprieta este botón con fuerza, el contacto eléctrico podrá restablecerse, y surgirá la luz.

Asimismo, aquel que desea atraer a sus hermanos al judaísmo e influenciarles a observar el mandamiento fundamental del Shabat, no debe contentarse con simplemente “apretar el botón”, sino que debe presionarle con fuerza, hasta penetrar en el corazón de ese judío y perforar el herrumbre que lo cubre. Solo entonces se conseguirá restablecer el “contacto eléctrico” y surgirá de él una gran luz, según la expresión del profete Ieshayahu - isaias 60:1: “levántate e ilumina pues surgió la luz de tu salvación”.

Si, para purificar el corazón del pueblo, para limpiar la herrumbre, hay que acercarse a el con pureza, con sinceridad y con una fe profunda en la eternidad de Hashem, su Torá, y en la santidad de Israel. Nuestro Creador aguarda que retornemos en teshuvá y Le confía esta misión a las personas elevadas del pueblo que sepan despertarnos para encontrar la luz escondida en las entrañas.

El gran dominio del Shabat

A pesar de que un judío se puede alejar de su raíz, hay que admitir que el tiene un vínculo eterno, insoluble desde su origen. Perder este vínculo sería para él como perder el alma.

El pueblo judío vino al mundo con su pareja, el Shabat. Juntos atravesaron un camino largo de mas de 3000 años. El Shabat se arraigó en el interior de su alma, se mezcló con su sangre, y se convirtió en una parte inseparable de su cuerpo. El Shabat no viene solamente para hacernos descansar del trabajo de toda la semana, sino para santificar nuestra vida y elevar nuestra alma, para levantarnos del abismo, del esfuerzo, y de la fatiga, para elevarnos al grado mas alto del descanso espiritual.

Los enemigos de Israel, en todas las épocas en que buscaban arrancar el judaísmo del mundo, pensaron ante todo suprimir el Shabat de Israel. Este séptimo día creó un caudal eterno de hermosura, exaltación, nobleza que todas las fortunas y las revueltas de todas las generaciones no pudieron suprimir en el mundo.

En las calles judías se nota un ambiente de fiesta en la noche de Shabat. Por las ventanas se dejan vislumbrar los brillantes candelabros encendidos. Todos descansan. Esta es la verdadera majestad de Shabat, la Reina. Está prohibido en este día, mezclar cualquier cosa mundana, cosas vanas de la semana, cosas que puedan molestar la hermosura de su reinado. Los habitantes de estas calles, que se rigen según las leyes y las costumbres de sus antepasados, tienen el derecho de pedir a quienes vienen a sus casas, conducirse con gran respeto con la Reina Shabat, para no hacer perder el brillo de santidad que reina en ella.

El día del Shabat, por su fuerza espiritual, ejerce su influencia sobre los demás días de la semana y le dan el ímpetu para elevar a la persona y hacerla retornar al buen camino. El Shabat es el arcoíris y la señal del alianza entre El Creador e Israel.

El Shabat contiene no solo santidad, sino bendición material y espiritual; por medio de este día de reposo, la persona renueva sus fuerzas. El Shabat es la fuente de todas las bendiciones, como está escrito en el Zoar, “Todas las bendiciones del cielo y de la tierra dependen del Shabat”. Tal es la garantía ofrecida a los que observan este día.

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(*) Tzvi Masliyansky

Texto extraído del libro “Shabat y su santidad” del Rabino Nissim Behar zz”l, con el permiso de su familia.