Los Temerosos de D’os No Se Escapan
“Y habló el rey de Egipto a las parteras hebreas, las cuales una se llamaba Shifra y la otra se llamaba Puá y les dijo: Cuando sirváis de parteras a las hebreas, observadlas en el asiento, si fuese hijo lo mataréis, más si fuese hija la dejaréis vivir. Mas las parteras temieron de D’os y no hicieron como les había dicho el rey de Egipto, sino que dejaron vivir a los niños” (Éxodo 1:15-17).
Con esta historia la Torá nos enseña la manera en la que debe de actuar el judío cuando se le presenta la oportunidad de santificar el Nombre de D’os.
Cuando el Faraón les ordenó a las parteras este cruel mandato, de arrojar al río a todos los varones, ellas tuvieron tres opciones:
1.- Obedecer al rey y matar a los niños.
2.- Renunciar a su trabajo para no tener ningún conflicto.
3.- Desobedecer al rey y salvar a los niños.
Solamente la primera de estas tres opciones es un pecado ante D’os, entonces ¿por qué escogieron la última opción que significaba tomar un gran riesgo? ¿Por qué no escogieron la segunda opción, la cual las liberaba de cualquier compromiso con el rey, y por otro lado, no las ponía en conflicto con D’os?
Porque las parteras fueron temerosas de D’os, como lo atestigua la Torá.
Una persona temerosa de D’os es aquel que no pierde la oportunidad para santificar Su Nombre, ni tampoco busca salidas fáciles para su conveniencia, sino que es una persona dispuesta a pasar por el agua y el fuego para hacer lo que D'os quiere.
El primer hombre que la Torá menciona como temeroso de D’os fue Abraham, nuestro patriarca. Esto se lo dijo el ángel que apareció ante él después de la “Akeidat Itzjak” (atadura de Itzjak). No es casualidad que las expresiones sobre Abraham, después de haber pasado la prueba, fueron igual a la de las parteras, ya que la prueba de Abraham contenía la misma esencia que la de ellas.
¿Por qué eligió Abraham enfrentarse con la prueba cumpliendo con el mandamiento de D'os? Porque Abraham fue temeroso de D’os, y no buscó la salida fácil ni conveniente para él, sino que no perdió la oportunidad de demostrarle su lealtad a D’os.
Un ejemplo más de esta conducta tan especial de las personas que son temerosas de D’os, la encontramos con Janania, Mishael y Azaria. En el Libro de “Daniel” vemos la historia donde el rey de Babilonia “Nabujadnetzar”, construyó una estatua y ordenó que todos los pueblos del mundo mandaran una delegación para que participaran en una ceremonia donde se tenían que prosternar ante ella. Entre los representantes de los pueblos se encontraron los de Israel: Janania, Mishael y Azaria.
El rey anunció que los que no se inclinaran, serían tirados a un horno, que estaba calentándose durante siete días. Janania, Mishael y Azaria decidieron no inclinarse, por lo que el rey los mandó al fuego. Sin embargo, se salvaron por un milagro que demostró abiertamente la grandeza de D’os.
Estos tres representantes del pueblo de Israel tuvieron tres opciones ante dicho decreto:
1.- Obedecer al rey e inclinarse ante la estatua.
2.- Escaparse del lugar y liberarse del rey.
3.- Quedarse y desobedecer al rey.
¿Por qué eligieron la última opción? ¿Por qué no se salvaron escapando, por un lado, y sin pecar contra D’os, por el otro? Porque ellos fueron temerosos de D’os, y los temerosos de D’os no buscan su conveniencia, sino que buscan la forma de engrandecer el Nombre de D’os, aún cuando esto implique riesgo y peligro.