Rabino Richard Kaufmann
Entendiendo el Judaísmo

Identidad=Diferenciación

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Sin lugar a dudas, uno de los objetivos primordiales de la educación judía, es proveer a nuestros hijos de una identidad lo suficientemente fuerte como para poder afianzar el mantenimiento de su fidelidad al judaísmo y a nuestro pueblo, para así poder asegurar el éxito de nuestra continuidad.

Para lograr esto, es imprescindible que entendamos un principio sumamente importante el cual denominaremos ?principio de la diferenciación?.

Cuando un grupo humano se siente identificado con algo que los une, el sentimiento de pertenencia a dicho grupo está marcado por factores singulares que lo diferencian a ese grupo de otros grupos circundantes, y que lo hacen singularmente distinto y especial.

De no existir factores evidentes y claros de diferenciación entre los integrantes de dicho grupo, muy rápidamente se diluirá dicho grupo en la masa que lo rodea, desapareciéndo finalmente como tal.

Por consiguiente, la pregunta que como judíos responsables deberíamos de hacernos es: ¿cuales son los elementos de diferenciación capaces de contribuir hoy en día al mantenimiento fehaciente y firme de nuestra identidad?

En la Edad Media, los judíos se distinguían claramente de sus vecinos no judíos por la forma ética como conducían sus vidas; pues mientras que en el mundo no judío los asesinatos y otros vejámenes eran parte del ?pan nuestro de cada día?, en el mundo judío el valor sagrado de la vida, impedía que se realicen acciones de este tipo.

Hoy en día, que gracias a D-s el mundo ha avanzado hacia gran parte de los valores éticos expresados por el Judaísmo, aquellos valores que antes eran singularmente judaicos, se han transformado hoy en día en valores que son parte del patrimonio ético de la mayoría de los pueblos de la humanidad; no sirviendo ya como un valor singular de diferenciación.

Debido a este signficativo cambio en la realidad del mundo, la pregunta que nosotros debemos de hacernos es: ¿cuáles son los factores de diferenciación que hoy en día pueden asegurar el mantenimiento de la identidad judía que tanto nos esforzamos por lograr, luego de que los valores éticos son ?gracias a D-s? compartidos por muchos otros pueblos (al menos desde el punto de vista del ideal hacia el cual se debería de aspirar)?

Si por un momento nos preguntáramos sinceramente, en qué se diferencia la vida diaria de la mayoría de los judíos adultos no observantes, de la vida diaria de la mayoría de sus vecinos no judíos, la conclusión a la que llegaríamos es que prácticamente no existen diferencias significativas entre ambas formas de vida, pues ambos se levantan de mañana, ambos desayunan, ambos se van al trabajo y vuelven del trabajo, ambos miran la televisión, ambos cenan con sus familias y luego, cansados, ambos se van a dormir ...

¿Qué podemos hacer entonces para poder dar el positivo ?toque de gracia? que haga merecer que nuestra vida sea llamada genuinamente una ?vida judía??

La respuesta es: llevar a cabo acciones que sean singularmente parte de lo que desde siempre fue la ?vida judía?.

Después de todo, el Shabat, el festejar las festividades, el comer Kasher y el rezar y estudiar diariamente Torá, debería de ser lo más normal y natural del mundo para todo integrante de nuestro pueblo, y no algo raro o extraño reservado para los "religiosos" (pues hasta antes de la emancipación, ¡esta fue la forma de vida natural que llevo la mayor parte de nuestro pueblo durante la mayor parte del tiempo!).

No olvidemos, que el factor principal capaz de evitar la asimilación y los casamientos mixtos, no es el lograr solamente que cada uno de los conyuges piense o sienta diferente, sino ante todo, que tengan una forma de vida que sea sustancialmente diferente, y que haga de por si compatible la consumación práctica de una unión. Nosotros no pensamos ni sentimos exactamente lo mismo que nuestros conyuges, e igualmente nos mantenemos casados a pesar de ello. Sin embargo, si nuestras formas de vida fuesen esencialmente diferentes, ello verdaderamente haria difícil la convivencia.

Y no es que sea el ideal diferenciarnos por diferenciarnos, sino que nuestro pueblo tiene una misión que cumplir en el mundo: transformarse en una luz para las naciones, y sólo en la medida en que seamos capaces de vivir coherentemente con el modelo que la Torá nos brinda como pueblo, seremos capaces de lograrlo.

"El estudio de la Torá está por encima de todo", pues sólo mediante el estudio de la Torá, podremos abrir nuestras mentes y nuestros corazones a descubrir la impresionante belleza que posee nuestro Judaísmo, lo cual debería de ser una constante fuente de alegría, inspiración y orgullo para todos nosotros!