Rav Yehuda Levi
Haftara Semanal

Haftara Vaerá

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Encontramos esta Haftará de esta semana en el libro de Yejezkel (Ezequiel) 28:25 - 29:21)

En la haftará de esta semana leeremos un pasaje escogido del libro del profeta Iejezkel. Al igual que en la parashá, en esta profecía, también se habla de un Faraón que se consideraba "algo especial".

El profeta Iejezkel vivió en el siglo V anterior a la era común, es decir, unos 900 años aproximadamente después del famoso Faraón que vivió cuando las diez plagas y la posterior salida del pueblo de Israel de la tierra de Egipto tuvieron lugar. Sin embargo, pareciera ser que las características de los gobernantes de aquel lugar, no han cambiado mucho a pesar del correr del tiempo.

Aquí, el profeta Iejezkel habla sobre el rey de Egipto que vivió en su época, y que también se portó indebidamente con el pueblo de Israel, cuando en la época de Iehoiakim, el rey de Iehudá, los hijos de Israel confiaron en el apoyo de Egipto para luchar en contra Nebujadnetzar (Nabucodonosor), el rey de Babilonia, pero el Faraón los abandonó.

Sin embargo, ese no fue su único pecado, D'os también quiso ajusticiar al Faraón por otros motivos:

"Ser humano, dirige tu rostro hacia el Faraón, el rey de Egipto,

y profetiza sobre él y sobre todo Egipto.

Habla y dirás: Así ha dicho D'os:

He aquí que Yo estoy sobre ti Faraón, rey de Egipto,

el gran anfibio, quien yace en medio de sus ríos,

quien dijo: mío es mi río y yo me he hecho. (29:2-3).

El Faraón consideraba que tenía poderes especiales. Él decía: "mío es mi río", él pensaba que no necesitaba de las lluvias "de D'os", pues "su río" le proveía de todas sus necesidades. Pero eso no es todo. Él también pensaba: "yo me he hecho", él creía que por su poder y por su sabiduría, se había engrandecido a sí mismo así como su reino.

En otras palabras podemos decir que el Faraón se creía un dios que se hizo a sí mismo, que no necesitaba nada de nadie y que nadie estaba por sobre él.

Es por eso que D'os - a través del profeta - le dice: "Yo estoy sobre ti Faraón", como diciendo: "Yo pelearé contra ti, Yo dirigiré Mi ira sobre ti".

Para que entendamos mejor por qué D'os deseó utilizar la expresión "Yo estoy sobre ti Faraón", el "maguid" de Duvna (Rabí Iaacov Krantz, 1741 - 1804) en su libro "Cojav Miiaacov", nos lo explica a través de un mashal (ejemplo, parábola), como es su costumbre.

Esto se asemeja a un huésped que entra a la casa de un adinerado, y encontró allí a un hombre, quien en realidad, era el sirviente del dueño de la casa. Cuando el huésped le preguntó al hombre quién era el dueño de todo ese palacio y a quién pertenecía todo ese lujo, el sirviente lleno de arrogancia y de altanería le contestó que él era el dueño de todo eso, y todo lo que él veía le pertenecía.. Justo en ese momento, entró el verdadero dueño de la casa y dijo: "Yo soy tu amo y el que está por encima de ti, y tú te debes someter bajo mi poder".

Dice el "maguid" de Duvna que lo mismo ocurrió con el Faraón. Él se colmó de soberbia y pensaba que él era el único y no había otro como él. Él creía estar por encima de todo. Es por eso que D'os le hizo profetizar a Iejezkel acerca del Faraón y le dijo: "He aquí que Yo estoy sobre ti Faraón, rey de Egipto, el gran anfibio, quien yace en medio de sus ríos, quien dijo: mío es mi río y yo me he hecho", como diciendo: "Tú, el Faraón, quien te enorgulleces haciendo de ti un dios al decir: 'mío es mi río y yo me he hecho a mí mismo', sin creer que alguien se encuentra por encima de ti; sabe que 'He aquí que Yo estoy sobre ti', Yo soy el Amo por encima de tu cabeza".

Finaliza nuestro autor diciendo que por este motivo dice el profeta más adelante: "Y sabrán todos los habitantes de Egipto que Yo soy D'os…" (29:6), puesto que hasta ahora ellos pensaban que el Faraón era dios.

Dicen los sabios del musar (ética), que todos nosotros tenemos dentro nuestro un "pequeño Faraón" que nos hace creer que no hay nada ni nadie por encima de nuestras cabezas, y que nos hace pensar que todo lo que tenemos - incluyéndonos a nosotros mismos - nosotros lo hemos hecho. Es por eso que debemos estudiar bien lo que ocurrió con estos dos Faraones, y aplicar la enseñanza a nuestras vidas, ya que para eso todo esto fue registrado en las escrituras.