No Conformarse con el Pasado
La parashá Shemot finaliza relatándonos que después del encuentro de Moshé y Aharón con el Faraón, éste ordenó hacer más arduo el trabajo del pueblo judío: a pesar de que antes los egipcios les entregaban a los judíos los ladrillos ya preparados, ahora ellos mismos tendrían que hacerlos.
Moshé, que vio que al pueblo se le acrecentó el sufrimiento, le preguntó a D's para qué fue enviado, pues al encontrarse con el Faraón, en lugar de beneficiarlos los perjudicó.
D's le contestó diciendo (Shemot 6:1): "Ahora verás lo que haré al Faraón, que a la fuerza los sacará y a la fuerza los echará de su tierra".
Esta parashá comienza relatando las indicaciones que D's le dio a Moshé para que comience las negociaciones con el Faraón, para sacar a los judíos de Egipto. Pero antes de eso, encontramos en el texto que D's hace una "pequeña introducción" que comienza con las palabras:
"Y me presenté a Abraham, a Itzjak y a Iaacov…" (Shemot 6:3), donde D's le explica a Moshé que Él le aseguró a nuestros antepasados que liberaría a sus hijos de la esclavitud y les daría la tierra de Israel.
Los Sabios notan que en este versículo el lenguaje es algo raro, pues debería haber dicho: "Y me presenté a Abraham, Itzjak e Iaacov", y no: "Y me presente a Abraham a Izjak y a Iaakov", agregando la palabra "el" en hebreo - "a" en español - antes del nombre de Itzjak y de Iaakov.
Ellos responden que el punto que la Torá quiso enfatizar aquí es que D's se reveló ante cada uno de nuestros Patriarcas por el mérito propio de cada uno de ellos. Es decir, que no se presentó ante Itzjak porque era el hijo de Abraham, o ante Iaacov porque era el hijo de Itzjak o el nieto de Abraham, sino por el nivel espiritual que alcanzó cada uno de ellos en particular, así como lo hizo con Abraham.
De esto podemos aprender que la persona debe intentar desarrollar su espiritualidad lo máximo posible, y no conformarse con decir "¡Qué Rabino importante era mi abuelo!", dejando sólo el recuerdo como ejemplo.El orgullo y la alegría se reflejan en su rostro, pero lamentablemente, no llegan a reflejarse en sus actos, ya que muchas de sus enseñanzas no las aplica.
Sobre esto dijeron nuestros Sabios: "La persona tiene que decir: ¿Cuándo mis acciones llegarán a ser como las de Abraham, Itzjak e Iaacov?".
La mejor manera de demostrar que estamos orgullosos de nuestra ascendencia no es sólo contando quiénes fueron, sino demostrando mediante hechos que su legado es aplicado diariamente.
Se cuenta de dos judíos que viajaban en un autobús. Uno de ellos cumplía estrictamente los preceptos de la Torá y el otro aparentaba ser una persona alejada del cumplimiento de las mitzvot.
Este último le preguntó a su compañero si toda su familia era como él.
La respuesta fue que no, y que él volvió a las fuentes por iniciativa propia, pues ni sus padres, ni sus abuelos cumplieron los preceptos de la Torá.
Entonces, ese judío le dijo al otro que él tuvo mejor suerte, pues su bisabuelo fue un rabino muy importante, y su abuelo y su padre también lo fueron.Por lo tanto, él pertenecía a una importante dinastía, a diferencia de su compañero de viaje.
Cuando ese judío terminó de hablar, el otro lo miró a los ojos y con mucha seguridad le dijo: ¿Sabes cuál es la diferencia entre nosotros?Tú has puesto el punto final a una dinastía, pero yo he comenzado una nueva.
Abraham, Itzjak e Iaacov tuvieron el mérito de hablar con D's ya que ellos no se conformaron con admirar a su ascendencia, sino que buscaron día a día mejorar sus propios actos.Esta fue la fórmula que los llevó a ser los pilares del pueblo judío, y de su comportamiento tenemos que aprender nosotros para poder ser meritorios a una descendencia aferrada a las fuentes de la Torá.
Cortesia del Rab Baruj Mbazbaz, autor del libro \"BIRCAT HASHAMAIM\"