Rav Yosef Bitton
Tora y Halajá

Miriam y la audacia de su optimismo

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Miriam, la hermana de Moshé (Moisés), fue probablemente la persona más optimista en la historia de Am Israel. Es muy posible que cuando nuestros Sabios dijeron que los judíos pudimos salir de Egipto gracias al mérito de las mujeres virtuosas, se estaban refiriendo especialmente a Miriam.
¡A LAS MUJERES NO!

La carrera de Miriam como «profetisa del optimismo» comenzó a una temprana edad: cuando era una niña. En ese momento su padre Amram –un líder muy respetado en la comunidad judía– decidió que a partir del decreto de Faraón que ordenaba matar a todos los varones judíos recién nacidos, se iba a separar de su esposa Yojebed para no traer más hijos al mundo. ¿Para qué tener más hijos? ¿Para verlos morir?, razonaba Amram.  

Todos los hombres judíos escucharon a Amram y desde la desesperación, decidieron dejar de traer hijos al mundo, para no ver morir a sus pequeños. Pero allí donde todos veían muerte, desesperanza y pesimismo, una pequeña niña llamada Miriam, veía las cosas desde una perspectiva diferente. Miriam visualizaba la posibilidad de un futuro mejor.

 Y le dijo a su padre: “El Faraón condenó a morir solo a los niños varones, pero tus actos y tu ejemplo condenan también a las mujeres de Israel a su extinción”. Las palabras de Miriam tuvieron un gran impacto en su padre. Amram volvió con su esposa Yojebed y así nació Moshé. Todos los Yehudim de Egipto siguieron su ejemplo. Y así Israel se salvó de su auto-extinción, gracias a la audacia de una pequeña niña llamada Miriam.

 

¿COMO SUPO MOSHE QUE ERA JUDIO?
Cuando nació Moshé, y antes de que los oficiales egipcios lo arrebataran de las manos de su madre para tirarlo al río, Yojebed, su mamá, lo llevó al Nilo y colocó la canastilla con su bebe en el río. Y cuando todos preveían el inevitable y trágico final, el pequeño bebé sería comido por los cocodrilos la joven hermana del bebé, Miriam –que ahora era un adolescente– tuvo la audacia de tener esperanza.

Y guiada por un optimismo irracional –o profético– siguió a la canastilla de su hermano y su increíble visión se cristalizó: Moshé fue rescatado por la última persona que alguien hubiera imaginado: la propia hija del Faraón, Batyá, que decidió adoptarlo. En ese momento Miriam se hizo presente y le sugirió a la madre adoptiva que el bebé fuera amamantado por una mujer hebrea, antes de llevarlo al palacio. Lo que a veces no notamos es que fue gracias a la providencial intervención de Miriam que Moshé fue criado ¡por su propia madre y así fue como supo que era Yehudí! Y fue así como un día decidió salir a ayudar a sus hermanos….  Fue gracias a Miriam que nació Moshé , y fue gracias a Miriam, y a su obstinado optimismo, que Moshé supo que era Yehudí. Fue gracias a Miriam que Moshé se trasformó en el líder del pueblo judío.

 

CELEBRAR POR ANTICIPADO
En la Parashá de esta semana encontramos otra evidencia del increíble espíritu optimista de Miriam. La salida de Egipto fue presurosa. Casi sorpresiva. “Hay que salir YA, en la mitad de la noche. Hay que viajar con lo que llevamos puesto y dejar todo lo demás atrás.” Los hombres pensaban principalmente en llevar las cosas de valor …. Y las mujeres, me imagino que habrán pensado en llevar la mayor cantidad de comida posible para sus familias.  Y como todos sabemos, en el interés preparar la mayor cantidad de «pan» no hubo tiempo para esperar que la masa fermentase.

 En ese momento uno también piensa con mucho miedo acerca de los posibles peligros de aventurarse al desierto: ¿Tendremos comida, agua y sombra? ¿Qué pasa con los animales, serpientes, escorpiones? ¿Nos atacarán los bandidos del desierto?  A la hora de salir de Egipto todos pensaban en los riesgos de lo desconocido y en los peligros de la travesía.

  Todos. Con una sola excepción: Miriam. Cuando Miriam hizo sus valijas, lo primero que preparó fueron sus TUPIM, o “panderetas”. ¿Pero para qué iban a servir las panderetas? ¿Para qué llevar cosas de más?  Cuando todos veían peligros y dificultades e imaginaban un escenario incierto y problemático, Miriam se atrevió a pensar distinto.

Miriam tomó las panderetas porque pensó en celebrar. Todavía no se sabía que HaShem iba a abrir el mar y que el pueblo de Israel cruzaría hacia su libertad. Pero aunque no estaba segura de qué era lo que exactamente festejaría, Miriam tuvo la audacia de pensar en la libertad, en la victoria ¡y en la celebración! Y se dijo a sí misma: “Hay que estar preparados para cantar y agradecerle a HaShem por todo lo que hizo por nosotros.” Y así fue. Cuando el pueblo de Israel cruzó el mar, Miriam fue la primera mujer que salió con sus panderetas a celebrar la libertad e invitar a todos a cantar en agradecimiento a HaShem.

Cuando todos imaginaron los peligros de la travesía, Miriam tuvo la audacia visualizar la libertad, la victoria, la celebración y la gratitud a HaShem.


RESUMEN DE LA PARASHA BESHALAJ


EL FARAON SE ARREPIENTE
Después de que el faraón expulsa, y así libera de la esclavitud, a los hebreos de su tierra, Dios no los guía por la ruta más directa hacia la Tierra Prometida, porque un enfrentamiento con el enemigo los impulsaría a regresar a Egipto.

Dios los lleva por la ruta del desierto, guiándolos con una columna de nube durante el día y una columna de fuego por la noche.

Dios luego ordena a los judíos que retrocedan y acampen a lo largo del Mar Rojo. Al faraón le parece que los judíos están perdidos en el desierto y los mueve a perseguirlos. El Faraón decide entonces partir tras los judíos y arrinconarlos. Cuando los Yehudim ven que llegan los egipcios con su ejército entran en pánico y le gritan a Moshé. "¿Acaso no hay tumbas en Egipto que nos has traído a morir en el desierto?”. "No tengas miedo", aseguró Moshé. "Manténgase quietos y verán la salvación de Dios hoy ... que Dios peleará la guerra por ustedes".

 

EL MAR SE ABRE
Dios instruye a Moshé: "¡Habla con los hijos de Israel y diles que avancen…!" Dios ordena a Moshé que extienda su vara sobre el mar y lo divida para que los judíos avancen en medio del mar. "Y así los egipcios sabrán que yo soy Dios, cuando sea glorificado por el Faraón y sus ejércitos".

Mientras tanto, la columna de nube que guiaba a los judíos en el frente se posiciona atrás de ellos, separando a los hebreos de sus enemigos e impidiendo que los egipcios avancen. Moshé extiende su vara y el mar se parte en dos columnas. Los judíos atraviesan el lecho del mar, completamente seco, cruzando el límite del territorio egipcio hacia su libertad definitiva.

 

SALVACION Y AGRADECIMIENTO
Los egipcios deciden perseguirlos y avanzan hacia el mar dividido. Moshé extiende su mano sobre el mar, las aguas colapsan y se cierran sobre los egipcios ahogándolos en el mar. Al ver esto, y ya en la otra orilla del mar, Moshé y los hebreos comienzan a cantar, alabando a Dios por el maravilloso milagro que habían presenciado. Miriam, la hermana de Moshé, dirige a las mujeres a cantar y bailar, con instrumentos musicales.


AGUA y MANA
Los hebreos comienzan ahora su travesía por el desierto y pasan 3 días caminado sin encontrar agua. Cuando llegan a Marah encuentran agua salada.

Por indicación divina Moshé endulza el agua y el pueblo bebe. Luego de un tiempo, las provisiones que los judíos habían traído desde Egipto comienzan a agotarse. Se quejan a Moshé, diciendo que extrañan los manjares de Egipto que dejaron atrás. Dios les responde asegurándoles que desde el cielo para descender un alimento especial y que les proporcionará carne por las noches. Un ejército de codornices aparece al anochecer y cae directamente sobre el campamento de los judíos que así tienen carne para consumir. Por la mañana, un alimento llamado “maná”, cae desde el cielo, escondido en el rocío matutino.

Moshé les dice a los hebreos que recojan una porción limitada de maná diaria para cada miembro de la familia. Y les dice que no acumulen “maná” de un día para el otro, ya que el maná extra se va a pudrir. Los que ignoraron esta indicación encontraron que a la mañana siguiente el maná estaba infestado de gusanos.

 

 

ATAQUE SORPRESA
Sorpresivamente, los Amalequitas -nómadas del desierto- atacan a los judíos. Moshé le ordena a su discípulo Yehoshúa que reúna un ejército y luche contra Amaleq. Yehoshúa cumple la orden de Moshé y los judíos salen victoriosos de esta batalla con asistencia Divina. Dios instruye a Moshé para que registre por escrito que HaShem borrará la memoria de Amaleq sobre la tierra, y que los judíos no lo debemos olvidar.


SHABBAT SHALOM

Rab Yosef Bitton