LA OPCIÓN
Los Yamim Noraim y en particular Yom Kipur, son los días de la gran opción.
La persona ha de decidir a qué campo pertenece, si al de los Tzadikim o al de los Reshaim. Como leemos en la Perasha del día de Kipur, el Cohén Gadol escogía dos chivos y echaba la suerte para dedicar uno de ellos a un sacrificio en el Templo ante D-s (\"Seir Lashem\"), y destinar el otro a \"Azazel\" (\"Seir Laazazel\"). Como explica el Talmud en el tratado de Yoma 62ª: los dos chivos eran idénticos en estatura y apariencia pero la suerte decidía cual sería ofrecido al altar y elevado al grado de máxima grado de santidad a que un animal puede ser consagrado ? y cual sería relegado a Azazel, y como lo describe la Mishna, al ser arrojado por los peñascos del monte, y al rodar entre ellos, a la mitad de la caída ya estaba totalmente desmembrado.
La persona puede optar por dos caminos: o bien consagrar sus días y sus acciones a D-s y conseguir así elevación y satisfacción, o bien ignorar las directivas de la Tora y embriagarse por sus adquisiciones materiales con la pretensión de que todo el mundo le pertenece, para luego caer desde la cumbre de su éxito, librado a Azazel, destrozándose todos sus logros y goces imaginarios.
Pues no existe camino intermedio: o bien se entrega uno a lo divino o bien queda sacrificado a Azazel. O bien se hace uno receptivo a las exigencias de la Tora y se eleva espiritualmente, o bien inevitablemente es uno presa del vacío y de la destrucción. Puede uno progresar materialmente, pero si no existe una base espiritual el edificio se desmorona.
En estos días decisivos debe uno estudiarse y conocer su ubicación, o bien pertenece a una vida de Kedusha- santidad, o bien derrocha su vida y su savia y la sacrifica al Azazel ? a las vanidades de la generación.
En este día se decide \"quienes desaparecerán y quienes serán creados\".
¿Cual es la calidad de nuestra vida? o bien nos encaminamos a la desaparición y al exterminio, o bien a la creación constante por medio del apego a la Tora y a las Mitzvot.
En la tefilá pedimos: Inscríbenos en el libro de la vida, de vida verdadera con fondo eterno, divino y espiritual. Que merezcamos tornar en Teshuvá completa por medio de nuestra rehabilitación y recreación con la venida del Mashiaj y la llegada de la redención.
TRES LIBROS SON ABIERTOS EL DÍA DEL JUICIO
Leemos en el Talmud tratado de Rosh Hashana 16b: "dice Rabí Yohanán: tres libros son abiertos el día del Juicio: el de los impíos los Reshaím, el de los Justos, los Tzadikím y el de la gente mediocre , los Benonim".
Añade Rabí Abín: Esto lo aprendemos del versiculo:
"Serán borrados del libro de los Vivos y con los Justos no serán inscritos".
"Serán borrados del libro": se trata de los Reshaím; "de los Vivos": son los Tzadikím; "y con los Justos no serán inscritos": se refiere a los Benonim".
Los tres libros aludidos en este Midrash corresponden a tres tipos de personas:
1) El Rashá: se considera como dueño, que con su inteligencia y su poder material crea, dispone y domina, y se siente bien instalado en este mundo, desdeñando a los Justos que, a sus ojos, se privan y se apartan de este mundo y no gozan de! brillo de esta vida.
En realidad este Rashá carece de lo esencial, de la vitalidad espiritual sin la cual su vida no es vida, su creación es destrucción, su dominación es imaginaria, su brillo es tiniebla, y su existencia es vacía. Es borrado del libro, pues todo en el es negación del bien y de la verdad.
2) El Tzadik en cambio pertenece a los Vivos. Aquellos que apegados todo el tiempo al estudio y a la práctica de la Tora y sus Mitzvot, sacrifican el bienestar y el lujo material, se imponen un tren de vida estricto, aceptando gustosos los aprietos y privaciones con tal de dedicarse a adquirir los tesoros de la Tora. A cada momento logran creaciones espirituales; cada adelanto en el estudio, cada Mitzva cumplida es un nuevo edificio realizado para la eternidad. Conscientes de esa riqueza espiritual ilimitada, su sacrificio es fuente de profunda satisfacción y engendra felicidad verdadera. La Tora, que a ojos del Rashá es causa de sufrimientos y limitaciones, es justamente !a base de una vida de paz, de tranquilidad y delicias en este mundo y de bien permanente en el mundo venidero.
3) El Beinoní: \"Con los Justos no serán inscritos\", como se ha mencionado anteriormente se refiere a los Beinonim. Efectivamente su vida es amarga. Sienten un vacío espiritual, envidian la grandeza del Tzadik, la sed de Tora, de Mitzvot, de pureza, devora su alma y su carne, pero sus aspiraciones y su nostalgia permanecen estériles. No tienen la energía y la fuerza de voluntad para sobrellevar sus instintos, elevarse y transformar su vida siguiendo el modelo del Tzadik. Carecen del empuje que les permita ser inscritos en el libro de los Tzadikim. Sin embargo, la esperanza no está perdida, y quizá ante el temor del juicio divino en estos Yamim Noraim, serán inspirados a liberarse de su apatía.
Extraido del libro Los días solemnes con el permiso de la família del autor