HONRAR EL BEIT HAKNESET
“en mi sueño estaba parado en la orilla del río” (Bereshit 41,17)
Rabenu Shmuel Di Ozida ztz”l se ocupó del tema, donde el faraón soñó que estaba parado sobre el río, pero explicó que estaba parado en la orilla del río…
Y la respuesta la encontramos en el Midrash (Bereshit Raba 89,4), donde dice que los malvados se “paran” sobre sus dioses. Ya que el río era una de las idolatrías de los egipcios, y el faraón soñó que estaba parado sobre él. Significa, que hay personas que están “paradas” sobre sí mismas, sobre sus creencias. Es decir, cuando estas personas concurren al Beit Hakneset (la Casa de Oración), lo hacen para disfrutar de la entonación del oficiante, o para encontrarse con sus amigos, o para intercambiar opiniones. También están los que asisten para el “Kidush” que se celebrará después de las oraciones. Ellos no ven al Beit Hakneset como un lugar para “servir” al Creador, sino un lugar que “sirve” para su provecho personal. Y la Guemara nos revela (Shabat 32a) que existe un terrible castigo para los que convierten a la Casa de Oración en la “Casa del Pueblo”.
Hasta el mismo faraón se avergüenza de su propio sueño donde se ve parado sobre el río, y cambia las palabras explicando que está parado sobre la orilla del río, mostrando que le brinda honores a su idolatría y no se atreve a faltarle el respeto parándose sobre ella…
Dijeron nuestros sabios, que toda persona que tiene un Beit Hakneset en su ciudad y no ingresa allí a rezar, es llamado “mal vecino”, Y se pregunta el “Jafetz Jaim” ztz”l: un “buen vecino” mantiene una relación cordial con sus vecinos. Un “mal vecino” será quien molesta y provoca daño a sus vecinos. Pero si no tiene relación con sus vecinos, no los hace sufrir ni los daña, ¿por qué es llamado mal vecino?
Y contesta con un ejemplo, un ejemplo de aquellos días. El dueño de casa alquilaba cuartos para otras familias, pero todos cocinaban en el mismo horno, el horno del dueño.
Avivaban el fuego del horno, colocaban las ollas tapándolas bien para que se calienten lo suficiente hasta que las comidas estuvieran listas.
Los inquilinos, los “buenos vecinos”, calculaban el momento de colocar sus ollas coincidiendo con el tiempo en que el dueño de casa colocaba las suyas, así ingresaban al horno todas las ollas juntas, como si fuera una única comida. Pero, también estaba el “mal vecino”, que no pensaba ni en el dueño de casa ni en los demás inquilinos.
Este “mal vecino” preparaba su olla por su cuenta, y cuando veía que el horno estaba bien caliente, hacía ingresar su olla. Era necesario abrir el horno sólo para él, y cuando el calor ya se desvanecía, su comida se enfriaba y se estropeaba. Todo ocurría porque quería hacer las cosas solo, sin integrarse al conjunto, sin seguir el orden que se había establecido entre todos los que compartían la vivienda y el uso del horno.
Lo mismo encontramos con la Tefila. Cuando la congregación de Israel se reúne en el Beit Hakneset para elevar su oración con Minian (al menos diez hombres), los Angeles que sirven a Hashem, abren los Portones del Cielo para que se eleven las oraciones de toda la congregación, y todas las oraciones suben al Cielo como si fueran sólo una. Pero cuando un hombre reza en soledad, sin Minian, resulta ser como ese “mal vecino” que molesta para que abran, sólo para él, los Portones del Cielo, para que solamente su oración suba….
Contaba el gaon rabi Zalman Rotenberg ztz”l, Rosh Ieshivat Beit Meir: en mi juventud, cuando volvía a la casa de mis padres en “Ben Hazmanim” (en los días de vacaciones, entre período y período de estudio) rezaba siempre en el Minian donde rezaba mi padre, el Rebe de la ciudad.
Con sorpresa, vi que entre los que se contaban en el Minian estaba uno de los hombres “ricos” de la ciudad, un hombre que debido a sus distintas ocupaciones y negocios siempre rezaba en su casa, sin Minian. Y me pregunté: ¿qué pasó que cambió, y ahora reza con Minian?
Pero más me asombró el ver que rezaba en el Minian de mi padre, que era un Minian “lento”, ya que alargaban un poco más en la oración, “sin correr”, lo que provocaba terminar las oraciones unos minutos más tarde que en cualquier otro Beit Hakneset.
Pensé que tal vez había asistido por única vez, pero después vi que dejaba guardados su Talit y sus Tefilin, lo que significaba que al día siguiente también asistiría al lugar para rezar. Le pregunté a mi padre qué sucedía…
Y me contó, que ese comerciante se había acercado a mi padre para aconsejarse sobre una posible tragedia en sus negocios: unos días atrás le abrieron una carpeta en las oficinas del gobierno para realizar una investigación, sospechando que el hombre evadía impuestos, lo que implicaría una multa millonaria, además de varios años de prisión…
Mi padre le dijo: te daré una carta para que se la lleves a mi maestro y rabino, el “Jafetz Jaim” ztz”l. Mi padre había estudiado durante siete años en el “Colel Kedoshim” de Radin. Con la carta recibirás la bendición del justo.
El comerciante viajó a Radin, y entregó su carta al Jafetz Jaim, que la leyó con mucho detenimiento, pero, se quedó en silencio y no dio su bendición…
El hombre sintió pánico. Entendió lo que le esperaba. Alquiló un cuarto en Radin, y decidió no volver a su ciudad hasta conseguir la bendición del justo. Dejó todos sus negocios y pensó: es preferible quedarme una semana en Radin, antes que pasar varios años tras las rejas… Iba día tras día, pidiéndole la bendición al Jafetz Jaim…
Pasaron dos días, tres, cuatro. El quinto día el Jafetz Jaim le preguntó: ¿qué ocurre con la Tefila con Minian?, ¿acaso eres cuidadoso en ese aspecto tan importante?
El comerciante estalló en llanto, explicando que debido a la presión de sus negocios siempre rezaba sin Minian, pero le garantizaba que desde este mismo instante, sería meticuloso con las oraciones, convirtiéndolo en una ¡ley para cumplir!
El Jafetz Jaim le dio su bendición y el hombre rico volvió a su casa. Y salió favorecido en el juicio, y desde luego, también cuidó y cumplió con ¡su nueva ley!...
Traducido del libro Maian Haemuna.
Leiluy Nishmat
Israel Ben Shloime z”l
Lea (Luisa) Bat Rosa Aleha Hashalom
Iemima Bat Abraham Avinu Aleha Hashalom