Entendiendo la conversión judía
La esencia de la conversión
Relata el Talmud que un gentil se presentó delante de Shamay y le dijo que lo convierta para que le enseñe toda la Torá mientras está parado en un solo pie. Al escuchar esto dice el talmud que Shamay lo empujo con una regla de albañil que tenía en su mano. Fue el gentil delante de Hilel y le pidió ser convertido con la misma condición, Hilel aceptó lo convirtió y le dijo , “ Lo que para ti es odiado no se lo hagas a tu prójimo” esto es toda la Torá y todo el resto es la explicación de este punto central, ahora, anda y estudia en la Torá sus enseñanzas y sabrás como comportante.
La forma en que nuestros sabios afrontan la conversión es generalmente mal entendida.
La fuente de este mal entendimiento la encontramos en un relato anterior del talmud en el tratado de Shabat 31a, que relata como el gran sabio Shamai, rechazó a tres candidatos a la conversión. Sin embargo, el sabio Hilel los aceptó.
Muchos erróneamente asumen que estos dos grandes sabios diputaban los fundamentos de la conversión. Sin embargo, este mal entendimiento surge de una comprensión superficial del contexto que nuestros sabios quisieron estipular. Este texto no nos presenta dos diferentes actitudes. Así como Rashi nos explica, Hilel aceptó la candidatura de los postulantes, porque sintió que eventualmente llegarían a ser conversos sinceros.
Shamai los rechazó porque el dudó de su sinceridad, y sintió que los motivos que los llevaban a pedir la conversión eran otros.
Tanto Hilel como Shamai sostenían que aquellos que piden la conversión por motivos puros deben ser acercados, sin embargo, aquellos que lo hacen por motivos ajenos, deben ser rechazados.
Tenemos que entender que este texto no pretenda fomentar el proselitismo. No solamente que los judíos no tienen la obligación de buscar conversos, sino que la Torá se refiere a esta acción en forma negativa.
Cuando un gentil pide que se le sean enseñadas las siete leyes de Noe, el judío esta obligado a explicárselas, sin embargo está prohibido enseñar la Torá a las naciones.
Nuestros sabios se refieren al concepto de conversión con las palabras “guer she’ba lehitgaier” que significa “un prosélito que viene a convertirse”. De aquí se deduce que el converso debe iniciar su propia conversión. Su deseo de unirse a la nación judía debe ser voluntario. Sin embargo, una vez que el postula a la conversión y ha probado su sinceridad, es una mitzvá para un judío atraerlo y acercarlo al judaísmo, así como está escrito: “Yo soy el Unico que aceptó a Ytró y no lo rechacé. Tu también cuando una persona de acerca a ti para ser convertida, y viene solo para cumplir la voluntad del cielo, acércalo y no lo rechaces” (Yalkut Shimoni, Ytró 268).
Hilel y Shamai trataron con gentiles que se acercaron a ellos por su propia voluntad.
El Talmud en el tratado de Guitin 56a, nos ilumina en la actitud de D-s hacia los conversos, explicando que El busca los elementos mas finos y depurados de la raza humana, aquellos con los mas nobles atributos espirituales, y desea su conversión.
Este principio, sin embargo no contradice la norma de que Israel no debe hacer proselitismo, al contrario, refleja dos niveles de operación, uno que es el nivel divino, y el otro el de Israel. Estos niveles son distintivos pero no se oponen, y tienen una causa y un efecto en la relación, como está escrito: “Cuando Israel hace la voluntad de D-s (como una nación aparte), El inspecciona en todo el universo en busca de los gentiles rectos, y provoca que ellos se apeguen a la nación judía por medio de la conversión (Talmud Yerushalmi, Brajot 2a).
Por supuesto D-s ya no busca atraer naciones enteras hacia la corriente del judaísmo, así como El lo hizo anteriormente presentando la Torá a todas las naciones del mundo en Sinai. A través de las generaciones, ellos determinaron sus propios moldes espirituales y su propósito actual es cumplir con la misión que mejor calce en su esencia.
Desde la entrega de la Torá D-s a atraído hacia nuestra fe, solamente individuos únicos.
Candidatos válidos e inválidos
Como hemos tratado anteriormente, para hacer una conversión válida, el candidato debe estar motivado sinceramente y estar acompañado del deseo y la oportunidad de observar todos los preceptos de la fe judía. Por otro lado, aquellos candidatos que están motivados por otras causas no sinceras, son inaceptables y deben ser rechazados incluso si sospechamos vagamente de sus intenciones.
El prosélito debe cumplir con la norma, su conversión debe tener como resultado la observancia de todas las mitzvot de la Torá sin poner condiciones.
Por cuanto vivimos en una sociedad libre y permisiva, las conversiones sin la supervisión de una autoridad rabínica aceptada por el Gran Rabinato de Israel, no necesariamente resulta en la observancia de las mitzvot. Adicionalmente, aquellos que promueven los encuentros inter-religiosos, o se casan fuera de la religión judía, obviamente no se sienten obligados con el judaísmo, y es muy improbablemente que construyan hogares basados en la Torá, a pesar de que sus parejas han sido indebidamente convertidas.
Nota del Traductor
En el judaísmo existe un solo tipo de conversión válida, el énfasis está en la aceptación total de todos los mandamientos de la Torá y de sus 613 preceptos.
Todos los otros tipos de pseudo-conversiones que se ofrecen en el "mercado" no son validas, carecen de los puntos mas importantes que exige la ley judía para realizar este proceso.
Para cumplir con la conversión, el candidato debe presentarse delante de un Beit Din (tribunal rabínico ordenado y reconocido por el Supremo Rabinato de Israel). Este proceso solo debe ser realizado por un rabino competente.
El Brit Mila en el caso de los hombres, debe ser hecho por un Mohel que cumple todos los preceptos de la Torá ordenado y aceptado por la comunidad, el Brit no es un procedimiento quirúrgico.
El Brit Mila es solo parte del proceso, de nada sirve si no se completa toda la conversión delante del tribunal rabínico incluyendo la Tevilá inmersión en una Mikve Kasher también para la mujer .
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