¿DESESPERACION?
“Hashem está contigo en todo lo que haces” (Bereshit 21,22)
Entonces, ¿qué pasará? ¿Quién no se ha hecho esta pregunta? Podemos decir que todos, en algún momento de nuestra vida, nos hicimos esta pregunta: ¿qué será de los siete millones de iehudim, rodeados por más de cien millones de árabes que nos odian? ¿Qué será de nuestra tierra tan pequeña, permanentemente golpeada por misiles que hoy nos lanzan del sur, mañana del norte, que comenzaron siendo bombas caseras que apenas alcanzaban a los poblados más cercanos al límite y que ahora pueden llegar a cualquier punto de nuestro país? Vivimos amenazados por un enemigo que no utiliza la lógica, que no quiere la paz, con el que no se puede hablar, y que en el momento menos pensado ataca una y otra vez, apoyado económicamente por otros países que no nos odian menos que ellos. Y ni hablar del futuro peligro, si les permitimos utilizar armas atómicas o químicas. El arma más peligrosa que tienen es el odio, se entrenan y entrenan a sus niños para odiar, para matar, levantando una bandera imaginaria en nombre de una venganza por algo que nunca existió, pero que resulta práctico para convencer a la población ignorante, que puede entregar la vida en nombre del odio. Algo que no tiene fin. ¿Qué será?
Pero esto no es lo peor, hay otro “qué será”. ¿Qué será de los casamientos mixtos que cada vez son más frecuentes y que exterminan la continuidad de nuestro pueblo? De esas uniones, si la madre es iehudia, los hijos serán iehudim, ¿pero qué educación recibirán esos hijos? Y si la madre no es iehudia, se terminó... En estos días se calcula un setenta por ciento de asimilación...
Y hay más... ¿Qué será de más de un millón de niños en la tierra de Israel que no estudian cómo decir el Keriat Shema, que no saben qué son los Diez Mandamientos? Y ni hablar de los trece principios del judaísmo. Totalmente desconectados de las raíces, de la tradición, de nuestra herencia milenaria.
Pasemos a la economía. ¿Qué será de los sufrimientos particulares de cada persona, y de la serie de sufrimientos que cada uno llevamos sobre nuestros hombros? ¿Qué será, finalmente, de las pequeñas deudas, y de las no tan pequeñas? Sufrimientos hay de tantas clases, enfermedades de todos los tipos, problemas en las familias... Hashem, que no sepamos de estas cosas. Y además problemas en el trabajo. Cada uno con su “paquetito” de problemas, y no tenemos a la vista la salida, no vemos la luz que nos saque de tanta oscuridad...
El consuelo, y la respuesta a todas las preguntas, la encontramos en la perasha: a no desesperar, para nosotros, los iehudim, eso debe estar en primer lugar. Nunca debemos perder la esperanza, ya que el pueblo de Israel es un pueblo que nació después de que se perdieron todas las esperanzas. Un pueblo que nace cuando Abraham Avinu tenía cien años, y cuando Sara Imenu había llegado a la edad de noventa años. Estaba tan lejana la posibilidad de que tuvieran hijos, y tanto lo deseaban, pero después de setenta años sin poder tener hijos, Abraham con cien años y Sara con noventa, y cuando Sara recibe la noticia, se burla. Y Hashem le ordena llamar a su hijo Itzjak, recordándole que se burló (Tzajaka). Porque ¿quién se ríe? El que ríe último, y el pueblo de Israel será el último en reír, como está escrito que Hashem nos hará volver a Tzion y nuestras bocas se llenarán de alegría y nuestras lenguas de canto (Tehilim 126,1-2).
Al finalizar cada Shabat decimos una Tefila maravillosa, en la que pedimos que se abran los portones del bien: Shaare Ora Ubraja..., los portones de la luz y de la bendición, y continúa toda la oración en el orden del Alef, Beit, hasta la Taf. O sea, cada una de las palabras en orden alfabético, de acuerdo al alfabeto hebreo.
Cuentan, que una vez le preguntaron a Odel, la hija del Baal Shem Tov Hakadosh ztz”l: ¿cuáles, entre todos, son los portones más importantes? Y contestó: Shaare Siata Dishmaia..., los portones de la Ayuda Celestial... Y estas palabras son tan exactas. Como dice el canto: sin la Siata Dishmaia es imposible atravesar el umbral. Pero con Siata Dishmaia podemos cruzar el mar...
Es cierto. Pero cuando se abren los portones de la Siata Dishmaia, el hombre necesita “otra” Siata Dishmaia muy especial para saber cómo aprovecharla correctamente. Vengan y vean, dijo el rab hagaon Jaim Shmuelevich ztz”l, Abraham Avinu se hizo merecedor de la Siata Dishmaia, “Hashem está contigo en todo lo que haces”, y detrás de él Itzjak, Iaacov y Iosef. Y en el caso de David estuvo “Hashem con él”. ¿Cómo aprovecharon la Ayuda, la proximidad de Hashem? Con sus hechos, con sus logros, méritos eternos, para todas las generaciones.
¿Y qué pasó con Ishmael? También para él se abrieron los portones de la Siata Dishmaia. Como está escrito: “Y Hashem estuvo con el joven, y creció...” ¿Y cómo lo aprovechó?, si se puede decir así, ¿cómo creció? Convirtiéndose en un experto con el arco y la flecha, experto en el “arte” de matar, hasta ganador de muchos trofeos...
¡Y todas estas palabras hacen mucho ruido! Cuánto nos obliga a buscar el éxito y lo mejor para nosotros, pero siempre por el camino correcto. Con Tora, haciendo favores, para la familia y para toda la comunidad.
Traducido del libro Maian Hashavua.
Leiluy Nishmat
Israel Ben Shloime z”l
Lea (Luisa) Bat Rosa Aleha Hashalom
Iemima Bat Abraham Avinu Aleha Hashalom