Adaptación Rav Gabriel Guiber
La Hoja

La Hoja Nueva -Mishpatim

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PARANDO LA OREJA

?No pondrás tu oído para escuchar lo malo??

(Shemot 23,1)

El pueblo de Israel es Santo.

En Iom Kipur está prohibido comer, entonces, ayunamos. En Shabat está prohibido realizar trabajos, entonces, descansamos. Pero, en nuestra perasha, hay un versículo que no tuvo el mismo mérito, la misma aceptación, no le prestamos tanta atención. Es una advertencia para no escuchar, no recibir las palabras de Lashon Hara.

La Tora nos prohíbe creer algo que escuchamos y de lo que no hemos probado su veracidad, y en esto también están incluidos los chismes y las acusaciones, y demás comentarios que se hacen con desagrado hacia otros iehudim. Todas las palabras que día a día se hacen llamar ?últimas noticias?, que intentan hacer penetrar con gran insistencia en las mentes de la gente, por todos los medios de comunicación, sean escritos, sean orales, sean con gráfica en las calles? Todo busca informarnos y hacernos sentir interés por las cosas que una persona o un grupo de personas le hace a otra persona, engaños, robos, amenazas, juicios, asesinatos y tantas otras cosas similares, todo se convierte en tema de interés general, cuando en realidad, no debería interesarnos?

Y los que se dedican a generar estas cosas, argumentan: a la gente le gusta informarse, ellos son los que nos piden esto. Esta es la gran virtud del ?rating?, que fortalece a los que ¿mejor? trabajan.

Resulta, entonces, que los compradores y los lectores, la gente que escucha las noticias que describen los terribles derramamientos de sangre, se convierten en los socios de los pecadores que distribuyen estas cosas tan terribles. Ellos no son los únicos pecadores, nosotros nos convertimos en sus amigos, en los cómplices, y no podemos decir ?nuestra mano no derramó la sangre?.

Si compramos un periódico o encendemos la radio, estamos aceptando ese comportamiento como bueno y además nuestro. Y somos los cómplices aunque no hayamos abierto la boca, no mencionamos ni una sola palabra. Lo que leímos o escuchamos alcanza y sobra para ensuciar el alma, oscurecerla e inclinarla hacia el mal. Porque ya sabemos: el Lashon Hara mata a tres: al que habla, al que escucha y a la persona sobre la cual están hablando.

Podemos pecar al hablar, pero a veces, también sin hablar estamos pasando por muchísimas prohibiciones de la Tora, y entre ellas, no inclinar el oído para escuchar cosas malas?

En una de sus conferencias, dijo el rab hagaon Iaacov Galinsky Shlita: el ietzer hara, el instinto malo, se llama ?rey anciano y tonto? (Kohelet 4,13). Y está escrito en el Midrash, ¿por qué lo llamamos rey?, porque todos lo escuchan. ¿Y por qué lo llamamos anciano?, porque nos acompaña desde que nacemos hasta la ancianidad. ¿Y por qué lo llamamos tonto?, porque le enseña a la gente el camino no bueno.

Esto no resulta muy claro: entendemos que le enseña a la gente a ir por el camino malo, ¡pero con tanta inteligencia!, con engaños tan grandes, con una preparación tan especial? ¿Cómo podemos decir que es un tonto?

Cuando a un hombre lo llamamos el rey de Inglaterra, es porque él reina sobre Inglaterra. Y cuando hablamos sobre el rey de España, es porque tiene el poder sobre España. Entonces, cuando al ietzer hara lo llamamos ?rey tonto?, queremos decir, que reina sobre los tontos. Porque no hay más tonto que quien escucha su voz, y así pierde sus posesiones en este mundo y en el mundo venidero.

Si no tenemos la posibilidad de entender esto para cuidar el alma, al menos podremos taparnos los oídos, cerrar nuestros ojos, y apagar el aparato que nos quiere informar.

Traducido del libro Vehigadta ? Iamim Noraim.

Leiluy Nishmat

León Ben Ezra ???