Rav D.Meatman
Vida Judía

Armonía en el Hogar - Capitulo 1

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Aprendiendo a ceder

Si quisieramos graficar la visión que tiene de sí en relación al mundo una persona egoísta, dibujaríamos un círculo y en su interior un punto, el punto sería élla y el círculo el resto del mundo; élla siente que aquel fue creado para servirla y estar sometido a su saber y entender.

Dos personas de este tipo que se casan tienen vidas miserables porque cada una quiere recibir, cada una se preocupa por sí. La representación gráfica consistiría en dos flechas paralelas orientadas en sentido opuesto. La persona debe salir del punto, del ?sí mismo? e intergrarse al círculo, es decir, buscar vivir de acuerdo al que lo rodea, en pos del bienestar del otro, gráficamente ahora serían dos flechas redondeadas que se ?persiguen una a la otra?. Viviendo así, la persona puede sacudir sus intereses personales, desprenderse de ellos, y crecer. El Santo Bendito Sea, quiso que no le quedara a la persona espacio alguno para sí misma en el que por cierto tiempo no estuviera obligado hacia alguien, por ello le creó un compañero o compañera, su pareja, a la que estuviera obligada todo el tiempo.

Hay un lamentable dicho popular que dice ?Ambos, uno en compañía del otro, y cada uno por separado\". En otras palabras, ?ciertamente vivimos juntos, pero cada uno tiene un espacio en el que el otro no interfiere?. Esto está en oposición al propósito de la Creación, el cual es que la persona esté obligada hacia su pareja las veinticuatro horas.

No sólo eso, el dicho mismo está equivocado, ya que debiera decir ?nosotros?, y al no hacerlo es como la diferencia que hay entre ?mezcla? y ?compuesto?. Ejemplo de mezcla es la ensalada y de compuesto el cocktail. Para hacer una ensalada, tomo tomate, pepino, y pimiento, los corto en pedazos, y los mezclo. Al finalizar todavía puedo extraer un trozo y decir qué es. En el cocktail, combino vino, cerveza, y cognac. Una vez que lo hice, ya no puedo separar más, porque ya no tengo ni vino, ni cerveza, ni cognac, sólo cocktail. El hogar judío implica estar juntos en la cocina, y juntos en el Beit HaMidrash ( N.T.:Casa de estudio de la Torá), y por supuesto que no en el sentido de que el esposo sepa cocinar, sino que experimente con ella las viviencias de la cocina, que se alegre con ella por lo que preparó bien, y que se lamente con ella por lo que se le quemó; y la mujer exactamente igual con lo de su marido en el Beit HaMidrash o en el trabajo, al hacerla partícipe de lo ocurrido durante el día ella se conduele o se alegra con él. Esto es ?nosotros?, no ?ambos?.

Una pareja en la que cada integrante vive para sí, buscando sólamente su propio bienestar, podría decirse que, en realidad, esta jugando \'a la soga?, cada uno sostiene un extremo y jala en dirección a sí. A medida que tensen la soga, se irá debilitando la parte del medio hasta que finalmente se romperá, volando cada uno para su lado. Esta ruptura es la separación, D-os no lo permita!

Y si es así, lo que se demanda de nosostros es que renunciemos y renunciemos durante más de ochenta años. Decirlo es muy fácil, pero cuando se llega a los hechos por algún motivo se cesa de hacerlo después de seis meses de matrimonio. Esto pasa a causa de que carecemos de una comprensión cabal del concepto de renunciar. El primer medio año la situación se sostiene porque cada uno tiene la alegría y el entusiasmo del comienzo, junto a la voluntad de dar; pero al cabo de ese lapso se les termina y esperan ahora que el otro lo reemplace en la función de conceder, ahí es cuando toda la felicidad simplemente desaparece.

Acostumbraba el Rab Dessler, Z"L, a decirle a las parejas en el día de la boda, "cuídense queridos, de aspirar siempre a colmar de satisfacción uno al otro, tal como lo sienten en esta hora, y sepan que en el momento en que comiencen a hacerse reclamos, la alegría se les escapará".

Rab Jaim Friedlander Z"L agregó que en los mandamientos que tiene el hombre en relación a su prójimo no hay dos lados, ni tampoco en el comportamiento entre esposos. No existe decir: \"si cumples con tus oligaciones hacia mí, cumpliré con las mías hacia tí,\" ya que la vida de casados no es una transacción bilateral.

Cada uno entiende que renunciar es bueno, pero está dispuesto sólo si el otro también lo hace, y así se sientan a esperar. Y esperan, y esperan, hasta que... a veces ya no hay más qué esperar.

Otra causa por la que se deja de renunciar es la búsqueda de justicia. En este Mundo no siempre la hay , muchas veces ocurre que no. Y dado que de igual forma es en el hogar, es preferible conducirse sabiamente en lugar de insistir con ella, estando a veces la sabiduría en renunciar. Quien se obstine permanentemente por la justicia, se quedará sólo con ésta, y no con su cónyuge. En consecuendia, ?no seas justo, sé sabio?, excepto que para ser sabio hay que estudiar qué es renunciar.

Cuando una persona renuncia en pos del otro siente que él pierde y el otro gana. Pero si consideráramos más profundamente el concepto veríamos que no es así, ya que eso es correcto sólamente en el momento mismo del renunciamiento. En un plazo más amplio, el que lo hizo es el que gana, en razón de que lo bueno que resultó para el receptor de ese acto de renuncia, volverá hacia el que lo llevó a cabo. Si es bueno para uno, será en consecuencia bueno para el otro. Expresándolo en primera persona se diría: todo lo mejor que le vaya al otro por mi relación con él, será bueno para mí.

Y más, el escrito sobre la Bondad ( del Rab Dessler) expone como tema central que no hay receptor más grande que el que da. Dar une, siendo así no sólo entre personas sino también con inanimados; se hace un dibujo y se lo quiere, y cuanto más se le dedica, mayor es la ligazón.

Así es la naturaleza humana, el que da ama, y esto está en oposición al empleo del próijmo a fin de amarse a sí mismo; cuanto más tiempo pase y más se de, más unido se estará al cónyuge y más se lo amará, dado que más se le dió. Después de veinte años el vínculo será mucho mayor que después de un semestre.

Rab Israel Salanter Z"L dió una defición muy aguda al decir \"la persona debe preocuparse por su Mundo Venidero y por el Mundo Terrenal de su prójimo\". Pero desgraciadamente, nos preocupamos por el Mundo Terrenal nuestro y el Venidero de nuestro prójimo.

El gran problema está en que, para nuestra desdicha, invaden nuestro sector ideas propias de la calle, entrando por la puerta trasera.Y esto es tremendo, porque si lo que penetra no está bien, pero lo hace por la puerta principal, por lo menos lo sabremos, y existe la posibilidad de que alguna vez nos deshagamos de ello; pero cuando ingresa por la puerta de atrás no percibimos absolutamente nada. Un ejemplo es la horrorosa expresión ? ?No seas fraier? ( N.T.: frier: cándido, ingenuo). Su significado: ?no seas de hacer buenas acciones?. Esa expresión causa que cuando se enfatiza que hay que dar, aparezca la pregunta: ¿voy a dar y dar, y que mi pareja la pase bien recibiendo, pasando yo a ser el fraier de mi pareja toda la vida? Ante todo, eso en general es incorrecto porque el otro sí da, sólo que da según lo que cree que es suficiente y no según lo que el primero cree que merece. De esta forma comienza el problema de que \"según el tamaño de la expectativa es el tamaño de la desilusión", y la regla a saber es: cuanto más es lo que tenemos esperanza de recibir, menos recibimos, y cuanto menos es ( y más todavía si en absoluto no tenemos esperanza de recibir) recibimos más.

También en el caso de que la otra parte no de nada, si se es consecuente durante un tiempo, eso cambiará, porque dado que en su interior la persona sabe que no está hecha sólo para recibir, finalmente se sentirá muy incómoda. Por ende hay que dar, dar, y dar a la pareja, así su actitud se quebrará, y entonces ella le devolverá con intereses, actualización, e impuesto al valor agregado. No porque al final se recibirá es que hay que dar, sino porque hay obligación de dar.

El judío debe busca dar, y no buscar recibir. ¿ No ser fraier? Hay que ser fraier! Dar, dar, y dar.

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