Rav D.Meatman
Vida Judía

Armonía en el hogar -Capítulo 2

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Creando una relación sana

En la orientacion sobre temas del hogar se presenta un error ampliamente generalizado: lo primero que es captado por la gente es que hay que ser "renunciante absoluto", es decir hacerlo siempre, en todo asunto, sin límite, y conducirse en todo tema según la voluntad de su pareja.

Seguro que renunciar es una virtud formidable en toda persona que se eleva para renunciar a sus deseos. En forma general la persona tiene obligación de trabajar sobre sí para "dejar pasar", pero cuando consideramos el asunto específico de la conducta en el hogar, hay que saber que el renunciar desubicadadamente puede ser peligroso, y no menos que lo opuesto. El riesgo de una conducta de renunciar en forma desubicada surge de la naturaleza humana, de ser así, tal persona se opone al camino de la Torá.

El camino de D-os es el camino intermedio. Escribió Maimonides al principio de "Leyes de las Cualidades" : "El camino recto consiste en la medida intermedia de todas y cada una de las cualidades que posee la persona, equidistante de los extremos, ni cercano a uno o a otro, ...este camino, es el camino de los sabios...El camino intermedio, por el que estamos obligados a transitar se denomina el Camino de D-os... "

Se nos revela El camino de D-os en la Torá y existe en nosotros mediante la profundidad de la fuerza de la sabiduría que hay en el alma. Los otros caminos salen de los extremos. Estos son, por un lado, la tendencia natural de las fuerzas del cuerpo, y por el otro la tendencia del alma que no está guiada de acuerdo a la Torá, y ninguno de los dos es la verdad.

También en el enfoque hacia la conducta en el hogar está el de la calle, proveniente de la inclinación del cuerpo y de sus malas cualidades. Es el deseo del control absoluto, que si no se otorga se toma por la fuerza, y cumple ella misma "con furia vertida reinaré sobre ustedes" (Ezequiel,20:33).

Otro enfoque proviene del extremismo espiritual e intelectual, que es el renunciamiento completo a la opinión propia en todo.
La Torá nos enseña el camino de la verad, que no es ni la propensión natural del cuerpo ni la natural del alma. El camino de D-os es la profundidad de la Sabiduría Divina de D-s, D-os de la Verdad, que nos muestra el camino de la Verdad.

 

¿Cual es el peligro que se esconde en el renunciamiento absoluto?
Hay relatos conocidos sobre los Grandes que iluminaron las distintas generaciones, que se comportaban con total renunciamiento, como aquel sobre el Santo de Israel, Maaril Diskin, Z"L, según el cual le habían puesto en el té sal en lugar de azúcar, y él lo bebió sin que nadie notara nada. En aquellos Grandes estaba de acuerdo a su nivel que pudieran efectuar un renunciamiento absoluto, también es sus corazones. Pero el hombre común que en verdad no renuncia, aún en el momento en que calla, le queda en el corazón una marca del enojo, lo que es ya en sí un gran daño para el hogar, según menciona Maimónides " no seas lúgubre ni cólerico", lo que incluye enfado en el corazón.

Hay que aprender la seriedad del tema de la Ley Judía. Escribió Maimónides en "Leyes de Jánuca (Fiesta de las Luminarias)" (capítulo24, leyes 12-14), el precepto de encender aceite o velas en Jánuca es de lo más apreciado, y la persona debe ser muy cuidadosa con él, para difundir el milagro y sumar alabanzas a D-os y reconocerle por los milagros que nos hizo, aunque no tenga para comer, debe pedir caridad o vender su ropa y comprar aceite o velas, y encender.

He aquí que si tiene algo de dinero, y tiene que cumplir con la Santificación del Sábado (para lo que necesita vino) y con el encendido de Jánuca, primero compra aceite (o velas) para este último, debido a que como ambos son preceptos que instituyeron los Sabios, tiene precedencia el encendido de Jánuca, en el que hay recordación del milagro.

Si tiene que encender las velas de Shabat (Sábado, día de descanso semanal que comienza con la caída del sol del día anterior) y las de Jánuca, en primer lugar debe cumplir con las velas de Shabat a causa de la Paz en su Hogar ya que ( D-os deja que) Su Nombre se borre con tal de que haya paz entre el hombre y su esposa (N.T.: en el procedimiento, que según la Torá, debe pasar la mujer sospechada de adulterio( , )tan) grande es la paz que la Torá toda fue entregada para hacer paz en el mundo como está dicho (Proverbios) “Sus caminos, caminos agradables, y todas sus sendas paz".

¡Todo lo que estas velas ( N.T.:de Shabat, que son las que tienen precedencia, según lo visto) van a lograr es que se esté más cómodo! Se podría también adelantar la cena de Shabat comiendo mientras todavía es de día e irse a dormir temprano, arreglándose hasta entonces de alguna manera con el poco de luz que hay del sol. Esto vale para toda pareja, tanto la que tiene una mágnifica Paz en el Hogar como aquella en la que esta está socavada, que D-os no lo permita. Todo lo citado es por la sola media hora que después de la salida de las estrellas las velas de Jánuca deben permanecer encendidas. Media hora que relega a las velas de Jánuca y a la Santificación del Shabat, una gotita de Paz en el Hogar. Y por qué? Porque Paz en el Hogar es para el Santo Bendito Sea, algo muy importante. Ahora empezamos a entender algo del concepto, este poquito más que haya de luz por el que sentirán otro poco más cómodos, ese otro poco más de ambiente grato que ello traerá, vale renunciar al encendido de Jánuca ( N.T.: el encendido por Jánuca puede emplearse sólo para difundir el milagro), precepto tan apreciado que hasta si no tiene para comer tiene que pedir caridad o vender las prendas y comprar aceite o velas. A pesar de lo apreciada que es ese mandamiento, esta gotita de Paz en el Hogar es preferida.

Y ciertamente que estas palabras necesitan aclaración. Porque "el sentido de los Preceptos es que tengamos fe, creamos en nuestro D-os y le agradezcamos por habernos creado (conocida expresión de Najmánides al final de Bo, tercer capítulo del libro de Éxodo), "y todas las criaturas fueron creadas en honor a D-os, Bendito Sea" ( Rabeinu Ioine). Entonces, ¿cómo es posible que la Paz en el Hogar relegue la "Difusión del milagro" que es la que refuerza las bases de la fe?

Aprendemos de acá algo grande; la unión íntegra entre hombre y mujer, completa y finaliza la figura humana, y una carencia acarreará una deficiencia en la fe y en el reconocimiento a D-os, Bendito Sea. Así como si nos falta conocimiento no podremos comprender, conjeturar e inferir Torá (creciendo así intelectualmente), quien tenga una carencia en la figura humana no podrá alcanzar su adecuada plenitud en Torá y Fé.

Y hay otro motivo para no mantener el renunciamiento superficial absoluto. Si la persona tiene un leve enojo en el corazón, y al día siguiente se agrega algo que la molesta, y así una vez trás otra, si no es de los que "hacen por amor y alegres en el sufrimiento", se irán asociando enojo y enojo en ella, se acumulará ira en su corazón, y cuando se haya colmado explotará hacia afuera, como el resorte que es presionado hasta que salta con fuerza en dirección al que lo apretó. En ese momento se cobrará por todas las veces, por no estar ya dispuesto a vivir contra su naturaleza.

Por cierto, en la gran persona el renunciamiento absoluto no está por encima de su naturaleza, porque las cosas pequeñas no ocupan lugar en él, ni dejan marca. Seguro que es digno de cada uno acostumbrarse a que esas pequeñas cosas no ocupen lugar en él. El consejo para ello es elevarse más.

A veces el consejo para no ser puntilloso es ocuparse en cosas genuinas. Contó un hombre que se jubiló, que por mérito de ir a una Casa de Estudios de Torá para gente de trabajo se salvó la Paz en su hogar...Como dejó de trabajar, permanecía horas en su casa. Entraba a la cocina, por supuesto que daba consejos sobre como cocinar y hacía otras observaciones en ámbitos que por treinta años habían sido exclusividad de su esposa. Se generaba así tensión, hasta que empezó a estudiar unas horas , cesó de dar vueltas aburrido, y no volvió a meterse en lo que no le incumbía.

De todo lo anterior se hace claro que estamos frente a un problema: por un lado, hace falta el saber y entender de la persona para dirigir el curso que seguirá el hogar, y así lo entiende la Torá, por el otro está obligada a renunciar y comportarse con buenas cualidades: “Está en guerra por delante y por detrás", renunciar absolutamente – no es el camino, y tampoco está dispuesta. Se volvería puntillosa e irascible – se saldría de su calidad de persona, y éste seguro que no es el camino.

En las palabras del Talmud hay un consejo sobre como debemos llamar la atención en el hogar: "debe decirlo de buena forma y con serenidad". Este es el consejo práctico para el camino de oro del comportamiento en el hogar: debemos hacer observarciones sobre lo que así lo requiera, pero deben ser dichas de buena forma y con serenidad.

El tema en cuestión se aclarará, con ayuda de D-os, a continuación.
Figura en el Talmud (Shabat, 34, y en Guitín, 6): "dijo Rabe bar Rab Hune que lo que dijeron los Sabios, tres cosas debe el hombre decir en su casa, en víspera de Shabat ... debe decirlo de buena forma y con serenidad ". Significa que el hombre debe decir esas tres cosas bien, serenamente y no a los gritos.

Se expone aquí un principio maravilloso: es posible que por el lado de la prohibicion de encolerizarse y angustiar al prójimo haya formas determindas en las que está permitido levantar la voz (porque hay cosas que pueden ser dichas con rigor, como encontramos en “arroja temor en los alumnos" (Ktubot, 103) y similares), y a veces está permitido retar gritándo (porque "el temor al grito amonestador en el entendido (es más efectivo) que cien golpes al que no lo es") (Proverbios, 17,10), sin que se transgredan la prohibición de encolerizarse, y el precepto de "no angustiar" que tiene la persona en relación al prójimo.

Este es entonces, el consejo práctico: hay que hablar y conversar sobre las cosas en las que sentimos que no es factible renunciar, pero hay una sola forma de hacerlo: de buena forma y con serenidad "porque así se recibirán (aceptarán) sus palabras".

Ahora aclararemos el punto en cuestión, el comportamiento en el hogar difiere totalmente del comportamiento con extraños, y precisamente, de buena forma y con serenidad se reciben las palabras. El extraño, por naturaleza no quiere escuchar al otro. Y no sólo por el orgullo que hay en él, que seguro que también es motivo, sino que hay en esto un punto real en la raíz del alma de la persona, que ama ser independiente, (porque así es la misión del hombre en este mundo – ser independiente y adquirir virtudes, procurarse logros, para sí, en el marco del libre albedrio, cuestión correcta, también en el resto de las partes del servicio a D-os: un estudioso no es quien escuchó numerosas conjeturas e interpretaciones de su Rab, sino que él mismo hizo consideraciones para así poder inferir, y si no fue así, no se convirtió en un estudioso. De igual modo la cocinera experta no es quién escucho muchas recetas, sino la que desarrolló el sentido.
Por lo tanto, tiene la persona un sentimiento natural que le impide escuchar al otro. Y en combinación con las cualidades, ella no desea en absoluto escuchar. Para esto es requerido el grito amonestador que lo doblegue y haga escuchar al otro. Y se necesita el comportamiento de “arroja temor en los alumnos".

La persona casada está dipuesta a aceptar a su pareja. Pero la persona tiene cualidades y también cuando entiende y siente que debe escuchar y conducirse con renunciamiento hacia lo que le digan, sus cualidades causan que se rebele.

Un chico que sienta que a los padres no les importa cuándo se va y cuándo regresa – será infeliz, porque no se interesan en él, y no le dicen qué hacer. Sin embargo cuando sí le ordenan que hacer pero en forma de grito y reto – se rebela y se despierta en él la voluntad contraria, porque ello lo hiere y lo humilla. Es decir, él desea que le indiquen qué hacer en una forma que lo eleve, y no que lo humille. Y él se eleva a partir de que valoran su personalidad de niño bueno y disciplinado.

De igual forma con el cónyuge. Debe ser hecho dando valor a la buena disposición para aceptar.
Entonces, debemos dilucidar cuál es por cierto la forma genuina de efectuar observaciones "de buena forma y con serenidad"
Y veremos que la base es así: "decirlo de buena forma y con serenidad" no tiene como sentido solamente no hablar a los gritos , sino hablar desde un estado de calma interior y no por enojo .

Aclaremos estas palabras.
Cuando llega la persona a la casa ve algo que la irrita y decide hacer la observación al respecto aunque en verdad no es adecuado, pués en el momento mismo en que está enojado le es muy difícil evitar realizarla, pero entonces no la efectúa porque debe hacerla sino porque no está dispuesto a contenerse. Es dicho "sin forma buena y serenidad", porque la que lo empuja a realizar la observación no es la tranquilidad sino el enojo. Entonces debe esperar algún tiempo hasta que se le pase el enojo, y en ese momento podrá hacerlo porque debe hacerlo y no por simplemente hacerlo ( y sobre lo que no necesita realizar observaciones por supuesto que es mejor que no las haga) y también entonces debe recordar hacerlo en forma que lo eleve, no en forma que lo humille, y, más aún, quizás llegue a la conclusión de que no hay necesidad en absoluto de formular una observación al respecto.

¡Este es el secreto del comportamiento en el hogar!
 

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