Rav Iehuda Appel
Pensamientos

La Belleza y los Cohanim

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La Belleza y los Cohanim

Éxodo 27:20 - 30:10

El Talmud cuenta la siguiente historia:

El gran sabio Rabí Iehoshúa era el epítome de la sabiduría y la bondad. Y por esta razón una condesa romana se sorprendió tanto cuando se encontró con él y vió que él era físicamente muy feo. La condesa comentó sobre el gran contraste que había entre el interior y el exterior del sabio. En respuesta, Rabí Iehoshúa sugirió que ella vierta un poco del vino más preciado en una jarra de oro. Ella lo hizo y unos días más tarde descubrió que el vino se había echado a perder.

Rabí Iehoshúa explicó que quiso demostrar cuán frecuente una apariencia externa hermosa puede arruinar un aspecto interno mucho más importante. La condesa respondió que ella conocía muchos hombres bellos que también eran buenos y sabios! Rabí Iehoshúa respondió que si estos hombres no hubieran sido tan lindos, ellos podrían haber sido incluso mucho más sabios y bondadosos!

A pesar de que Rabí Iehoshúa claramente expresó su punto, por supuesto que el tema es mucho más complejo. Por ejemplo, la Torá misma nota la belleza física de nuestros patriarcas y matriarcas. Seguramente la Torá no nos está hablando de la limitada grandeza de ellos! Más aún, en el judaísmo místico la apariencia física es considerada un reflejo de un nivel espiritual más profundo.

Entonces, entre muchas otras cosas la belleza es una espada de doble filo. En las manos de individuos elevados como los patriarcas y matriarcas, era un medio que los ayudaba a atraer a otros para que aprendan la palabra de D'os. Pero en manos de otras personas puede llegar a ser un obstáculo, siendo un verdadero estorbo para el crecimiento espiritual. Por ejemplo: si una niña crece escuchando constantemente alabanzas sobre su bello rostro, ¿ella no estará un poco menos motivada para desarrollar otro aspecto interno de su personalidad?

El Rey Shelomó dijo: "La hermosura es una mentira, y la belleza no tiene valor; pero alguien que teme a D'os debe ser alabado" (Proverbios 31:30). El Gaón de Vilna (Lituania, s.XVIII), explica este versículo de la siguiente manera: "La hermosura es una mentira y la belleza no tiene valor" cuando no hay nada más, nada más sustancial en donde apoyarse. Pero cuando también está presente "el temor a D'os", entonces incluso la belleza debe ser alabada!

El tema de la belleza es central en la parashá de esta semana, la cual habla sobre las vestimentas que los cohanim vestían en el Templo Sagrado. La Torá nota que las ropas especiales del Cohen Gadol (sumo sacerdote) eran para "gloria y majestuosidad", y Najmánides dice que eran similares a la de los reyes.

El Sefer Hajinuj explica que la magnificencia y la belleza del Templo servían para inspirar respeto y reverencia a los corazones de todos los que entrasen, y así acercarlos a D'os. En un ambiente como ese cualquier cosa que era menos que "bella" estaba fuera de lugar y hacía desmerecer los alrededores. Esto ayuda a explicar por qué la ley judía requería que cuando la ropa del cohen se ensuciaba no podía ser lavada y vuelta a usar - sino que tenía que ser reemplazada por nuevas ropas.

La Torá también dice que está prohibido que un cohen que tiene ciertos defectos distintivos sirva en el Templo Sagrado. ¿Esto es porque debido a sus defectos físicos ellos son menos amados por D'os?! Por supuesto que no. La razón por la cual un cohen con imperfecciones físicas no podía servir en el Templo es por los visitantes que pueden sentir una pérdida de respeto por el Templo como resultado de ser perturbados por el defecto del cohen. D'os mismo no mira al cohen con defectos con menos respeto; sino que la Torá tomó en consideración la naturaleza imperfecta de las personas y se dió cuenta de que no era realista esperar que todo visitante que llegase al Templo sólo enfoque su pensamiento en el alma del cohen - a pesar de que esa es la manera correcta de mirar a alguien.

Precisamente porque era la casa de D'os, es que todo en el Templo tenía que ser bello. La menorá, el arca, y los otros utensilios del Templo tenían que ser hermosos. Incluso los cohanim tenían que tener un buena apariencia, pues ellos eran también "utensilios" del Templo de D'os.

La belleza del Templo es quizás la mejor expresión y uso de la belleza: recordarnos del genio del Supremo Arquitecto, el Creador.