Rav Baruj Mbazbaz
Actualidad

Parashat Tazria

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Una Constante Renovación

Al comienzo de esta parashá la Torá nos enseña algunas leyes correspondientes a la mujer que dio a luz, y nos dice que después del parto ella queda impura, ritualmente hablando, por algunos días, al igual que una mujer que recibe su periodo.

Al finalizar su periodo de impureza, las mujeres se purifican sumergiéndose en una mikvé (baño ritual), y en la época del Bet Hamikdash, ellas debían traer un korbán (sacrificio) en señal de agradecimiento por el hermoso regalo que Boré Olam les concedió.

Cuando la mujer recibe su periodo, ella también se considera impura, y durante este tiempo la pareja tiene prohibido mantener cualquier contacto físico. Para que la mujer pueda purificarse en la mikvé, la halajá exige esperar siete días completos desde que finaliza el periodo.

A este periodo de impureza la Torá lo denomina: "Nidá", y cualquier mujer que haya tenido una pequeña mancha de sangre se considera nida, incluso por muchos años después de haberla tenido, hasta que haya esperado siete días "limpios", y se haya sumergido luego en la mikvé.

Mucha gente nos dice: "¿Por qué motivo la Torá prohibe que me acerque a mi mujer en esta situación?"."¿En qué nos beneficia esta prohibición?¡Esto es perjudicial porque provoca un alejamiento en la pareja!".

Antes de comenzar a responder y analizar este tema, tenemos que partir de la base de que todo lo que nos ordena la Torá es para nuestro bien, aunque no lo veamos tan claramente.
Cuando decimos que todas las mitzvot de la Torá son para nuestro bien no estamos transmitiendo un mensaje meramente teórico, sino que estamos afirmando que Hashem nos creó de manera maravillosa y nos instruyó cómo vivir en Su mundo para obtener el mejor y mayor beneficio de él. Es imposible pensar que todas las maravillas del mundo, y en especial esa obra grandiosa que es el ser humano, fueron creados para ser perjudicados.

Los beneficios que tiene la pareja cumpliendo este precepto son muchos y variados.
En primer lugar, al cumplir esta mitzvá la pareja goza de una constante renovación que le hace valorar mejor lo que tiene. Toda persona sabe que cada acción o actividad en la vida, tiene que ser realizada en una medida determinada para que sea buena. De lo contrario, por más que el objetivo que él persigue sea bueno, terminará por perjudicarlo.
Por ejemplo, si la persona come dulces con un límite determinado, disfrutará día a día de esos dulces sin mayores problemas, pero si durante todo el día él comerá dulces, no sólo que su salud se perjudicará, sino que terminará aborreciendo los dulces. Y lo mismo ocurre en todos los terrenos de la vida.
Otro ejemplo podemos encontrarlo en la música. Por un lado, la música es algo muy importante en la vida de la persona. Una fiesta sin música no será tan agradable y emotiva como lo será estando acompañada de buenas melodías. Pero por más hermoso que sea disfrutar de la buena música, si ella escuchará música desde la mañana hasta la noche, llegará un momento en el que se sentirá aturdido y pedirá un poco de silencio. Esta es la naturaleza del ser humano, y en base a ella hay que saber de qué manera dirigir nuestros pasos.

Volviendo a nuestro tema, durante gran parte del mes la pareja vive una vida marital en la cual se intercalan lo físico con lo espiritual, intelectual y emocional. Al cumplir las leyes de la pureza familiar, a partir del momento en que la mujer recibe su periodo, la pareja tiene la oportunidad de valorarse mutuamente demostrando que el amor que siente uno por el otro no depende solamente de lo físico.

Este es un periodo en el que la unión de la pareja se debe desarrollar mediante una extensa comunicación que permite obtener un conocimiento profundo de la parte emocional y sentimental del otro, afianzando así el lazo marital. Cumpliendo este precepto, el matrimonio vive una constante renovación, ya que su vida matrimonial funciona con los límites correspondientes.

Esto también ayuda a mantener la fidelidad de la pareja, ya que al no "cansarse" uno del otro - sino por el contrario, al mantener despierto el deseo - no hay necesidad de ir a buscar alguna nueva aventura fuera del hogar. Entonces, ese aparente alejamiento es en realidad un verdadero acercamiento.

Pero existe un beneficio adicional para la mujer que cumple las leyes de nidá. Al mantenerse físicamente separada de su marido, ella está cuidando su salud, pues según los especialistas, quien no mantiene relaciones maritales durante su periodo menstrual y los siete días subsiguientes, disminuye en forma drástica las posibilidades de tener cáncer de útero, así como se ha comprobado en estadísticas realizadas en los Estados Unidos durante las últimas décadas, y que fueron confirmadas por el doctor M. Vaimberg - ex director del sanatorio Har Sinai de Nueva York - lugar en el cual la mayoría de las pacientes son mujeres observantes que se rigen por las leyes de la Torá.

Sin embargo, estos beneficios que la persona obtiene tanto en el área emocional y de pareja, así como respecto de su salud física, al cuidar la mitzvá de la pureza del hogar, no deben ser más que "un incentivo más" para comenzar a cumplirla, pues verdaderamente esta mitzvá es de hecho una de las piedras fundamentales de todo el judaísmo, y no debemos olvidar que al cumplir las mizvot de la Torá el provecho más grande que obtenemos es hacer la voluntad del Creador.