Rav Yehuda Levi
Haftara Semanal

Haftara Parashat Ajarei Mot-Kedoshim

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Introducción

La costumbre de los judíos ashkenazitas es leer como haftarát Ajaré Mot una sección extraída del libro del profeta Amós 9:7-15, y como haftarat Kedoshim una sección perteneciente al libro del profeta Iejezkel 22:1-16.

Sin embargo, entre los judíos sefaraditas la costumbre es distinta.  Ellos acostumbraron leer en haftarat Ajaré Mot el texto extraído de Iejezkel 22:1-16, mientras que en haftarat Kedoshim leen de Iejezkel 20:1-20.

Como hemos explicado en nuestra Introducción a las Haftarot, en los shabatot del año donde se leen dos parashot juntas, la costumbre general tanto entre los judíos ashkenazim como entre los judíos sefaradim es leer solamente la haftará correspondiente a la segunda de las parashot leídas.  Sin embargo, si las parashot Ajaré Mot y Kedoshim se leen el mismo shabat, a pesar de que los judíos sefaradim acostumbran leer la haftará correspondiente a parashat Kedoshim siguiendo la regla general, los judíos ashkenazim, excepcionalmente, acostumbran leer la haftará correspondiente a parashat Ajaré Mot (Ramá Oraj Jaim 428:8, Mishná Berurá y Kaf Hajaim).     

Comentario
Amós 9:7-15

En la haftará de Ajaré Mot (de acuerdo a la costumbre de los judíos ashkenazim) encontramos una fuerte reprimenda a los hijos de Israel - que querían abandonar la Torá y los preceptos - por parte del profeta Amós (s. VII a.e.c.).

Sin embargo, al final de la haftará encontramos palabras de consuelo y esperanza para "los cautivos del pueblo de Israel":

"He aquí que días vienen - palabra de D'os -
en los que se encontrará el arador con el cosechador
y el pisador de uvas con el sembrador,
gotearán las montañas vino
y todas las colinas se disolverán"
(9:13).

El Rav Mendel Hirsh en su "Séder Hahaftarot" nos explica que cuando el pueblo de Israel - así como la humanidad toda - se encuentren en un estado de purificación y unidad respecto de la valorización de D'os, se creará una situación de paz con Él, una situación de paz entre el hombre y su prójimo, y habrá paz entre un pueblo y otro.

La tierra volverá a producir frutos con toda su fuerza, hasta tal punto que "se encontrará el arador con el cosechador", pues el cosechador tendrá tanta producción que juntar, que seguirá trabajando hasta la época en la que nuevamente se deberá arar el campo para prepararlo para la siembra, "y el pisador de uvas" se encontrará "con el sembrador", ya que tendrá tantas uvas para pisar, que llegará la época de la siembra y él todavía estará preparando vino.  Habrá tanta producción que "gotearán las montañas vino" y la lluvia será tan abundante que "todas las colinas se disolverán".

"Haré retornar a los cautivos de Mi pueblo Israel
y reconstruirán ciudades desiertas y se asentarán,
plantarán vides y tomarán su vino
y harán jardines y comerán su fruto"
(9:14).

Cuando toda la humanidad esté bendecida con esa abundancia, se estará hablando de la redención final del pueblo de Israel - a través de la providencia y el cuidado especial de D'os con su pueblo.

La expresión "Y haré retornar a los cautivos de Mi pueblo Israel" nos muestra una relación de amor entre D'os y el pueblo que retorna a su tierra purificado.

"Y los plantaré en su tierra
y no serán más desarraigados de la tierra que les he dado,
ha dicho Hashem, tu D'os"
(9:15).

Ese pueblo purificado también tiene una relación con la tierra a la cual retornan asentándose en ella, ya que para ellos ella había sido destinada.

Todos los aseguramientos son de D'os, pues Él es "Hashem, tu D'os".  De esta forma finaliza Amós su profecía, con una fuerte expresión el profeta se dirige directamente a cada judío de cada generación, en todo tiempo, diciéndole que D'os encomendó a cada uno para que ponga de sí su pequeña parte para concretizar este objetivo, mediante una predisposición y un cumplimiento fiel y completo de la obligación de su vida.