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Parashat Vaietze-3

Parashat Vaietzé Iaacov dejó Beer Sheva y se dirigió hacia Jarán.  Él se fue cargado de bendiciones pero no tenía ningún lugar para dormir.  Irónicamente, todas las bendiciones que poseía no le dieron ningún
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Parashat Vaietzé

Iaacov dejó Beer Sheva y se dirigió hacia Jarán.  Él se fue cargado de bendiciones pero no tenía ningún lugar para dormir.  Irónicamente, todas las bendiciones que poseía no le dieron ningún refugio físico.  Él usó piedras como almohada.  Allí, en el piso, soñó con una escalera que llegaba hasta los cielos, con ángeles de D'os que ascendían y descendían.

Cuando se despertó, Iaacov estaba temeroso y dijo:

"Y temió y exclamó: ¡qué imponente (temible) es este lugar, no es sino la morada de D'os y este es un pórtico hacia los cielos!  Madrugó Iaacov por la mañana y tomó la piedra que había puesto debajo de su cabeza y la erigió como matzevá (un pilar) y vertió aceite sobre su cúspide.  Llamó el nombre del lugar aquel Bet El, pero, Luz era el nombre original de la ciudad.  Iaacov hizo un voto diciendo: Si D'os habrá de estar conmigo y me protegerá en este camino, en el cual yo estoy encaminado y me dará pan para comer y ropa para vestir. Y volviere yo en paz a la casa de mi padre y será D'os para mí, mi D'os.  Y esta piedra que erigí como pilar, será una casa para D'os …" (28:17 - 22).

Iaacov encuentra a D'os, quizás por primera vez.  Su reacción es erigir un monumento o pilar, que él promete transformar en una Casa de D'os, a su retorno.  Su comportamiento es entendible: Él fue sólo un individuo, a pesar de que ciertamente poseía un gran potencial por las bendiciones que había recibido.  Su promesa fue simbólica, una expresión de sus aspiraciones: Quizás a su retorno se dará cuenta que este potencial y las bendiciones recibidas se cumplirán, así como esta única roca fue destinada a convertirse en la Casa de D'os.  

Hay un tema delicado en esta parashá y la de la semana siguiente, el cual es ilustrado por la construcción de la matzevá y subsecuentemente de un altar.  El tema fundamental de las parashot Vaietzé y Vaishlaj es la transformación de Iaacov de un individuo solitario y solo, en un líder del grupo que se convertirá en una gran nación.   El pilar simboliza la búsqueda espiritual del individuo, mientras que la "Casa de D'os", simboliza el lugar de servicio a D'os de una nación.

Sin embargo, hay un problema; un problema técnico, un problema legal, pero en definitiva un problema.  La Torá dice:

"No te habrás de erigir ningún pilar -matzevá- lo que Hashem tu D'os desprecia" (16:22).

Rashí nota que la matzevá está hecha de una sola piedra, mientras que un altar está hecho de muchas.  El primero fue despreciado porque se identificaba con la idolatría quenahanita:

"A pesar de que esto (el levantamiento de la matzevá) era una práctica deseada durante el tiempo de los patriarcas, hoy es despreciada" (Rashí ibid).

Si la matzevá es algo despreciado por D'os, ¿por qué Iaacov erigió una?  Mientras que es interesante analizar los tipos de comportamientos religiosos exhibidos por nuestros antepasados, es incorrecto juzgarlos a través del mismo prisma de la práctica religiosa contemporánea.

De todas maneras, es aún "molesto" encontrar a Iaacov haciendo algo que es "despreciado por D'os".  El tema halájico que aparece aquí es ciertamente de interés, pero más allá de esto:  ¿Cómo es que una práctica aceptable se transforma en una práctica no aceptable?  ¿Cómo es que algo amado por D'os pasa a ser despreciable?

La respuesta a esta pregunta está en la esencia de la práctica religiosa, por un lado, y en la identidad del practicante, por el otro.  La matzevá hecha de una sola piedra era una práctica aceptable antes del surgimiento de la nación judía.  Cuando los patriarcas vivían, ellos eran esencialmente individuos que combinaban aspiraciones nacionales y potencial.  Es por eso que una piedra reflejaba su individualidad.  Sin embargo, una vez que la nación entró en existencia, la relación con D'os debía ser por medio de un altar construido con muchas piedras, reflejando la unidad de una nación que tenía muchos individuos.

"Dijo D'os a Iaacov: levántate, asciende a Bet El y permanece allí. Y haz allí un altar para D'os, que se te apareció cuando escapabas de Esav, tu hermano" (35:1).

En este momento, D'os le ordenó a Iaacov construir un altar.  Evidentemente, el cambio de estatus, de un individuo a una nación había ocurrido.  La construcción no es más con una sola piedra, sino con muchas piedras pequeñas.  Al analizar la sección que precede a la orden de D'os, encontramos que Iaacov no estaba completamente consciente del cambio, o del hecho que ya pasó o que debería haber pasado.

El contexto es instructivo: Iaacov viajó a Jarán para casarse y formar una familia.  Él regresó a Israel con sus esposas y 12 hijos después de librarse de Labán, con grandes dificultades.  Esta separación trascendió con un gran significado teológico.  Esta idea puede ser ilustrada por el siguiente pasaje en la Hagadá de Pesaj, en el cual Labán es comparado con el Faraón desfavorablemente:

"…porque Paró quiso aniquilar sólo a los hombres, mientras que Labán quiso desarraigar todo".

¿Qué es lo que los Sabios vieron en el texto que provocó esta shockeante comparación?  El texto Bíblico no recordó ninguna vez que Labán haya tenido la intención de matar a sus propios hijos o nietos, las esposas de Iaacov y sus hijos.  El caso parece ser lo opuesto: Labán aparentó sentirse verdaderamente dolido cuando Iaacov se fue.  Y aún así, Iaacov reconoció que debía dejar la casa de Labán y retornar a la tierra de Israel.  

El acto siniestro de Labán, entonces, no fue intento de asesinato, sino que fue la seducción a Iaacov para que se asimilara.  Iaacov reconoció que debía escaparse de la casa de Labán y regresar a la tierra de Israel si quería que quede alguna esperanza en cumplir con su destino.

"Iaacov robó el corazón de Labán, el arameo, por no haberle dicho que se iría" (31:20).

Cuando Labán lo alcanzó y lo enfrentó, Iaacov se justificó:

"…Pues he temido, ya que pensé: No sea que arrebatares a tus hijas de mí…Respondió Labán a Iaacov: las hijas, son mis hijas y los hijos son mis hijos…" (31:31 - 43).

La perspectiva de Labán era que Iaacov y su familia eran, de hecho, la familia de Labán, y es por eso que eran un solo pueblo.  El deseo de Iaacov de irse parece un poco extraño, elitista.  Labán tenía todo el derecho de culpar a Iaacov por haber creado diferencias entre ellos; este mismo reclamo, de hecho, acompaña a los judíos a través de las generaciones.

Separándose, Iaacov expresó sus aspiraciones religiosas - nacionalistas.  Al sacar a su familia de la casa de Labán declaró su independencia: es la familia de Iaacov, no la de Labán.  A cada uno les esperaba destinos diferentes.  Había llegado el tiempo en que Iaacov tenía que reconocer a su familia como una nación. Quizás tendría que haber vuelto a Luz - Bet El, y construir la Casa de D'os, o por lo menos el Altar.  Sin embargo, antes de la construcción de la Casa de D'os, ocurrió el episodio con Diná.  Miremos el texto:

"Salió Diná, hija de Leá - que había dado a luz para Iaacov - a ver a las hijas de la comarca.  La vio Shejem, hijo de Jamor, el Jiví, príncipe de la comarca, la tomó, se acostó con ella y la violó" (34:1 - 2).

Diná salió a hacerse amiga de las vecinas, un impulso natural; al mudarse a una nueva tierra, ella buscó compañía.  Aparentemente, Diná no sintió ninguna limitación, y no tuvo miedo en dejar a su familia - nación. Si su acción es entendida como la de una niña que va a visitar a sus vecinos, no lo pensaríamos dos veces si no hubiese terminado en un resultado tan desafortunado.  Sin embargo, si los judíos eran ya una nación, su paso constituyó un rompimiento de barreras, una infracción inaceptable.  Diná es descripta como la hija de Iaacov.  Shejem es descripto como el hijo de Jamor, príncipe de la tierra.  

Si en estas dos descripciones la intención fue que sean paralelas, entonces, el incidente debe ser mirado como que la hija de Iaacov, líder o rey del pueblo judío, fue abusada por el hijo del líder del pueblo Jiví.  Si el hijo de un líder ataca a la hija de otro líder el resultado no es simplemente una pelea familiar; es, por lo menos, un incidente internacional, y en el peor de los casos, es una guerra.

Parecería que Iaacov vio al episodio como un incidente desafortunado, en un plano personal o f.  Sus hijos, por otro lado, vieron la acción de Shejem como una declaración de guerra.  Parecería que ellos palparon lo que Iaacov eludió.

"E Iaacov oyó que (Jamor) había deshonrado a Diná…" (34:5).

"Pero los hijos de Iaacov vinieron del campo; cuando lo oyeron, se consternaron los hombres y se enfurecieron mucho, pues una desgracia había ocurrido en Israel, al acostarse con la hija de Iaacov, y así no suele hacerse" (34:7).

Iaacov escuchó que su hija fue deshonrada; sus hijos escucharon que cayó desgracia en Israel.  Los hijos vieron el acto en un contexto nacional.  Por primera vez, el término Israel es usado para describir lo que sería desde ahora la familia de Iaacov.  El cambio de la vida privada e individual a una existencia nacional ocurrió en manos de los hijos.  Después de todo, ¿acaso su padre no los sacó de la casa de su abuelo, para apartarlos y formar una entidad separada?  Para ellos, su destino nacional único, el cual era claro e inequívoco, estaba ya en juego.  Irónicamente, parecería que Iaacov no se dio cuenta que había llegado el momento que sean una nación.  

Su respuesta al llamado de los hijos por acción es instructiva: como individuos, como una familia, estamos fuera de nuestra liga, él explicó.  Quizás en el futuro, cuando seamos algo más, tendremos la oportunidad de responder de diferente manera, pero éste no es el momento.  Qué diferente era el punto de vista de los hijos, quienes se veían como parte del futuro; como los responsables de las futuras generaciones del pueblo judío, que buscará una guía espiritual para cuidar sus acciones.  El texto contiene su apasionada respuesta:

El Targum Ionatán lee entre líneas la respuesta:

"¿Qué entenderán las futuras generaciones del pueblo de Israel cuando lean sobre estos eventos, en la sinagoga cada año?!"      

¿Qué clase de modelos seremos nosotros?  Shejem ha cometido un acto de guerra, y nosotros tenemos la responsabilidad de responder al desafío y establecer standards nacionales.

Inmediatamente después del episodio de Diná, D'os llamó a Iaacov y le pidió que vaya a Bet El y construya el altar, para cumplir así con el juramento que había hecho cuando se escapó de Esav.  No sólo los hijos de Iaacov, sino también D'os los vio como una nación, como el pueblo de Israel; en ese preciso momento, el servicio a D'os debía ser formalizado.  Quizás todo el incidente con Diná hubiese sido evitado si Iaacov hubiese visto antes ese nuevo status, en el momento en que el término nación - "am" - fue usado por primera vez:  antes del incidente con Diná, después de que dejaron la casa de Labán cuando Iaacov se preparó para el encuentro con Esav.

"Temió Iaacov mucho y se angustió.  Dividió a la gente (et haam) que estaba con él, así como las ovejas …" (32:8).

Hubo otro cambio de identidad que ocurrió en la parashá Vaietzé.  Regresemos al comienzo de la parashá.

"Y él llamó el nombre de ese lugar Bet El; pero el nombre de esa ciudad era Luz originalmente" (27:19).

Al regreso de Iaacov parecería que el texto describe extensamente su destino.

"Llegó Iaacov a Luz, en la comarca de Quenahan - ahora Bet El - él y toda la gente que estaba con él.  Erigió allí un altar y llamó al lugar: El, Bet El pues allí se había revelado a él D'os, cuando él huía de su hermano" (35:6 - 7).

El altar fue construido en Luz, el lugar que Iaacov renombró anteriormente como Bet El.  Sin embargo, aún en su lecho, Iaacov se refería a ese lugar como Luz:

"E Iaacov dijo a Iosef: D'os se reveló a mí en Luz y me bendijo" (48:3).

¿Por qué Iaacov volvió al nombre que ya había cambiado?  Quizás el cambio de Luz a Bet El no fue definitivo, y paralela la dualidad de Iaacov-Israel, la dualidad del individuo-la nación.

¿Qué era Luz?  Nuestros Rabinos nos enseñaron:

"Luz: Esta es Luz donde ellos teñían el tejelet. Esta es Luz en la cual Sanjeriv invadía pero no conquistaba, y la que Nabucodonosor no destruyó.  Esta es Luz donde el ángel de la muerte no tiene poder" (Midrash Rabá - Génesis 69:8).                 

Luz parecería que era una ciudad con una personalidad espiritual formidable.  Las fuerzas demoníacas no tenían control sobre ella.  La muerte no se conocía allí.  En otro contexto los Rabinos nos dicen que una parte particular de la espina dorsal, llamada Luz, será la herramienta para la resurrección de los muertos en la era mesiánica:

"Adriano - que sus huesos sean destruidos - preguntó a Rabí Iehoshúa Ben Jananiá, diciendo: ¿De qué parte del cuerpo D'os, en el Tiempo que Vendrá, hará que el hombre resurgiera?  Él contestó: Del Luz, de la espina dorsal" (Midrash Rabá - Vaikrá 18:1).

Parecería que Luz es indestructible, ya sea del Luz, de la espina dorsal o la ciudad llamada Luz.  Similarmente, Iaacov es indestructible.  La Guemará dice:

"Rabí Iojanán dijo: 'Iaacov nuestro Patriarca no está muerto'.  Ellos le dijeron: '¿No fue él elogiado, embalsamado y enterrado?'.  Rabí Iojanán respondió: …'Él está conectado a sus descendientes.  Así como sus descendientes viven, él también vive'" (Taanit 5b).

La Guemará nos dice que Iaacov siguió viviendo.  Esta declaración no está hecha respecto de Abraham o Itzjak.  ¿Por qué está dicho sólo sobre Iaacov, que sigue viviendo?  Rabí Iojanán se refiere al pueblo de Israel, y no a Israel o Iaacov mismo.  Es a través de sus descendientes que él vive; específicamente, el aspecto de Iaacov expresado por el nombre Israel, es eterno.  La naturaleza eterna del pueblo judío emana del primer encuentro de Iaacov con D'os, bajo las estrellas, en la ciudad de Luz.

Más adelante podemos apreciar lo especial de Luz al mirar más de cerca el midrash citado anteriormente: El midrash dijo que en Luz era fabricado el tejelet, el tinte usado para hacer los tzitziot.

El tzitzit estaba compuesto por dos colores: labán - blanco - y tejelet - azul.  En otro contexto la Guemará dice:

"Rabí Meir pregunta: ¿por qué el azul fue elegido entre todos los colores?  El tejelet se asemeja al mar, y el mar se asemeja al cielo.  El cielo se asemeja al Trono Divino" (Menajot 43b).       

Así como el azul del océano o del cielo son inalcanzables por naturaleza, así también los cielos y el Trono Divino son inalcanzables, están más allá del alcance del hombre.  Rabí Iosef Dob Soloveitchik Z"L explicó que el blanco representa la lógica o claridad.  Alternativamente, el azul representa  lo "metalógico" - el aliento Divino que energiza la espiritualidad del hombre.  Con la mitzvá de Tzitzit, los judíos son ordenados conducir su vida diaria circundados por el blanco y el azul, lo lógico y lo celestial.  Además, la palabra en Hebreo "tajlit" pertenece a la misma raíz que la palabra "tejelet".  Tajlit significa "el propósito".  Mientras que los judíos, seguramente, actúan basados en la lógica, hay un segundo aspecto que los motiva: "tajlit", la esencia o propósito de la creación.  Hay veces, cuando estamos envueltos en lo mundano, perdemos la visión del propósito de nuestra existencia.  En esos momentos, se nos ordena mirar al tejelet en función de recordarnos nuestro elevado destino.

El Talmud nos enseña que en la mañana, podemos decir el Shemá, y así aceptar el reinado de D'os, sólo a partir del momento en que podamos distinguir entre el blanco y el azul.  Sólo alguien que puede percibir el azul que refleja el Trono de D'os, puede aceptar verdaderamente el dominio de D'os.  

El tejelet, es entonces, la manera de conectarse con los cielos.  Esto es, de alguna manera, el propósito del sueño de Iaacov, el significado de su visión de la escalera con su base en la tierra y su cúspide alcanzando los cielos.  En esta perspectiva, el encuentro de Iaacov con Labán gana un gran significado.  La amenaza de asimilación presentada por Labán parece rara cuando la vemos desde términos puramente lógicos: Después de todo, hablando lógicamente, ¿hay alguna diferencia entre un hombre y el otro?  El argumento de Labán tiene sentido.  

Quizás es por eso que fue llamado Labán - blanco!  La única manera de que un judío pueda entender esa amenaza particular es estando conectado con los cielos.  Sólo el judío que puede ver más allá de lo lógico puede liberarse de Labán.  Sólo un judío quese ve a sí mismo como parte de una gran nación, con una misión y un destino, puede liberarse de los argumentos de Labán.  Por esta razón, Iaacov paró en Luz: La visión de la escalera, una experiencia singular, será representada permanentemente por el tejelet, el cual servirá como una escalera permanente para cada judío que desee conectarse con los cielos.  

El secreto de la eternidad del pueblo judío tiene sus orígenes en la ciudad de Luz, porque en Luz, Iaacov y por ende todos los judíos, aprendieron cómo estar situados en la tierra y aún así admirar y mirar a los cielos.         

 



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