Toldot
En la parashá Toldot se enfrentan dos hermanos, Iaacov y Esav. Por ser descendientes de Iaacov, nosotros sabemos a cual de los dos hermanos debemos apoyar, pero aún así, nuestra identificación con Iaacov despierta algunas preguntas: La Torá nos dice que Itzjak amaba a Esav, lo que es muy difícil de entender o aceptar para nosotros. ¿Por qué Itzjak amaba a Esav? Está escrito que D'os mismo odiaba a Esav!!
'Yo los amo', dijo D'os. Pero si dijéreis: '¿Con qué nos has amado?', 'Ciertamente Esav es hermano de Iaacov', dijo el Señor; 'pero Yo amé a Iaacov'. 'Y a Esav aborrecí, y he convertido a sus montañas en desolación y a su herencia como morada para los chacales del desierto' (Malají 1: 2-3).
¿Cómo pudo Itzjak amarlo? Cuando Itzjak envejeció, ¿por qué deseó bendecir a Esav? Nosotros hubiésemos preferido que Iaacov reciba la bendición. La clave para entender la relación entre Itzjak y Esav, así como también la de Esav con Iaacov, puede ser encontrada al comienzo de la parashá. Rivká estaba embarazada, y tenía dolores terribles, hasta se podría decir no naturales.
"Le dijo Hashem a ella: Dos pueblos hay en tu vientre, y dos naciones desde tus entrañas se bifurcarán; y una nación será más vigorosa que la otra" (25:23).
Sólo Rivká fue informada de los diferentes destinos de sus hijos. Aparentemente, Itzjak no sabía de su dualidad y, por consiguiente, de sus diferentes misiones.
"Salió el primero, rojizo, todo él, cual manto de vello y llamaron su nombre: Esav. Y después salió su hermano y su mano se asía en el talón de Esav y llamó su nombre: Iaacov. E Itzjak era de edad de sesenta años cuando ella los tuvo" (25:25 - 26).
Es interesante que ambos padres pusieron el nombre al primogénito, y sólo el padre puso el nombre al segundo. De hecho, en ningún lugar de la Torá, Rivká se refiere a su segundo hijo como Iaacov. Ella siempre lo llamó "mi hijo". Quizás ella sabía que su identidad no estaba determinada por su relación con su hermano. Quizás ella se dió cuenta que él recibiría un nombre diferente.
"Crecieron los jóvenes y Esav se hizo hombre que sabía cazar, hombre de campo; mientras que Iaacov era hombre íntegro, morador en las tiendas" (25:27).
A priori, nosotros podríamos pensar que el judaísmo prefiere al hombre que está en las tiendas antes que al hombre que es cazador. Entonces, ¿por qué Itzjak prefería a Esav? La Torá nos dice:
"Amó Itzjak a Esav, pues había caza en su boca; mientras que Rivká amaba a Iaacov" (25:28).
Itzjak amaba a Esav porque "tzáid befiv" (lit: la caza estaba en su boca) mientras que Rivká amaba a Iaacov. Es extraño que el amor de Itzjak por Esav era condicional, "talui badabar", mientras que el amor de Rivká por Iaacov era incondicional. El amor de Itzjak estaba directamente conectado con la caza de Esav - él amaba la carne que Esav le traía. Una relación que nos deja perplejos; parecería que el aventuroso Esav encontró gracia ante los ojos de Itzjak. ¿Puede ser ésto toda la historia?
La historia de cómo Iaacov subrepticiamente le sacó la bendición de Itzjak a Esav, es bien conocida. Ésto, junto con la declaración del amor de Itzjak por Esav, lleva a muchos a asumir que Itzjak amaba más a Esav que a Iaacov, y que Itzjak sentía que el legado de Abraham se manifestaría en Esav. Este no es el caso. Cuando Iaacov fue a la habitación de su padre para tomar la bendición que sería para Esav, Itzjak dijo:
"Y te conceda D'os del rocío del cielo y la grosura de la tierra y abundancia de cereal y mosto. Que te sirvan pueblos y se prosternen ante tí naciones; sé señor de tus hermanos y prostérnense ante tí los hijos de tu madre. Los que te maldigan serán maldecidos, y los que te bendigan serán bendecidos" (27:28 - 29).
La bendición es realmente muy hermosa. Habla de riqueza y poder. Lo que no menciona es un mensaje o misión espiritual. Cuando Esav se paró frente a su padre y entendió que su hermano Iaacov le había sacado la bendición, Esav dijo a Itzjak:
"¡Bendíceme a mí también padre mío!. Dijo (Itzjak): ha venido tu hermano con engaño y ha tomado tu bendición" (27:34 - 35).
Parecería que a Itzjak se le habían acabado las bendiciones. Sin embargo, cuando Iaacov estaba por irse, Itzjak lo llamó y lo bendijo.
"Que D'os te bendiga: te haga fructificar y te acreciente y serás congregación de pueblos. Y que te conceda la bendición de Abraham - para que poseas la tierra de tu morada, que ha concedido D'os a Abraham" (28:3 - 4).
Evidentemente, Itzjak tenía otra bendición para dar. Esta "bendición de Abraham" y la tierra de Israel siempre fueron pensadas para Iaacov. Itzjak siempre tuvo la intención de dar la bendición de poder a Esav y la bendición de espíritu a Iaacov. Sin embargo, debido a la intervención de Rivká, Iaacov recibió las dos bendiciones. Aparentemente, Itzjak sintió que su hijo espiritual sólo necesitaba bendiciones espirituales, mientras que el hijo material sólo necesitaba bendiciones materiales. El entendimiento de Rivká era bastante diferente; ella sentía que lo espiritual no podía subsistir sin lo material. La Providencia Divina estaba de acuerdo con Rivká. Quizás Itzjak tenía lástima de Esav, y sintió que si Esav iba a ser un cazador, absorbido en el mundo material, era mejor que prospere por la mano de D'os y no por cualquiera de sus repugnantes tácticas. Así podemos llegar a la conclusión que el amor de Itzjak por Esav, era verdaderamente, condicional y por eso limitado. Nuestros Sabios dejan vislumbrar un entendimiento más profundo del texto: Cuando Iaacov estaba parado delante de Itzjak para recibir la bendición, Itzjak pensó que Esav estaba parado frente a él:
"Él se acercó y le besó; entonces olió (Itzjak) el aroma de sus vestimentas y le bendijo. Dijo: Mira, el aroma de mi hijo, cual fragancia del campo que D'os ha bendecido" (27:27).
¿Qué es lo que olió Itzjak?
Rabí Iojanán dijo: No hay una esencia más fuerte que el hedor de las cabras que estaba en su ropa, aún así el texto dice que él ¡"olió el aroma de sus vestimentas y lo bendijo"! Pero, cuando el patriarca Iaacov entró a lo de su padre, el Gan Edén entró con él . Y cuando Esav entró a lo de su padre, el Gehinam (Infierno) entró con él (Midrash Rabá 65:22).
La observación del Midrash es paralizante: Iaacov entró con vestimentas saturadas de sangre y transpiración, e Itzjak habla de D'os. Evidentemente, la identidad espiritual de Itzjak estaba relacionada, de alguna manera, con "el campo": Después de la Akedá (hace dos semanas) notamos que el texto no describía el descenso de Itzjak de la montaña. Nosotros no lo vimos a Itzjak en las secciones siguientes a ésta. Él estaba ausente de la descripción de la muerte y el entierro de su madre Sará. Aún cuando el sirviente de Abraham buscaba una novia para Itzjak, el novio estaba ausente. La siguiente vez que vemos a Itzjak es cuando:
"Itzjak salió a rezar al campo en el atardecer" (24:63).
Itzjak, que fue visto por última vez en el altar, preparado y dispuesto a ser sacrificado para D'os, se paró luego en un campo mirando hacia los cielos. Específicamente desde un campo, Itzjak buscó a D'os. ¿Qué es lo que Itzjak estaba tratando de alcanzar allí en el campo? La respuesta está en la esencia del Gan Edén, la cual emerge del tiempo anterior al pecado de Adam, antes de que el hombre sea maldecido con la maldición de tener que trabajar la tierra. Si el reino material puede ser elevado, entonces el pecado de Adam puede ser rectificado. Cuando Iaacov entró e Itzjak olió a Paraíso, Itzjak creyó que su hijo tuvo éxito en arreglar el mundo, en hacer retornar esa esencia del Gan Edén que estaba antes de la caída del hombre en el mundo. Por supuesto, cuando el verdadero Esav entró, los portones del Genham se abrieron, e Itzjak, tristemente, se dió cuenta cuán lejos de la perfección estaba el mundo. Iaacov, que se sentaba en las tiendas - y no Esav, que era cazador - tenía el perfume del Paraíso sobre él. La perfección no vendrá del hombre del campo; vendrá del "ish tam" ("el hombre íntegro"), Iaacov. No fue un trabajo fácil; sus odiseas lo llevaron en una ruta lejos de las tiendas, que él llamaba "casa". Iaacov fue forzada dejar las tiendas, a convertirse en un hombre del campo. Así como Abraham tuvo que crecer en una midá (característica) que iba en contra de su naturaleza, así también, Iaacov tuvo que dejar su hábitat natural y hacerse un hombre mundano - un hombre del campo. Como ya vimos, la grandeza de los Patriarcas era crear nuevos aspectos de ellos mismos, nuevas avenidas hacia el servicio a D'os.
"Había venido Iaacov del campo, al atardecer y salió Leá a su encuentro" (30:16).
Eventualmente, Iaacov se convirtió en un hombre del campo, y su mujer salía a recibirlo. El hombre puro de las tiendas, tuvo que hacerse un hombre de campo. Iaacov tuvo que tomar la responsabilidad de Esav, en adición a su propia misión. Como resultado de ese encuentro con Leá en el campo, dos hijos entraron al mundo - Isajar y Zevulún.
Estos dos hijos tuvieron una relación muy diferente: Ellos lograron lo que Iaacov y Esav no pudieron lograr.
Zevulún comerciaba mientras que Isajar estudiaba Torá (Midrash Rabá 99:16).
A pesar de sus diferencias, Isajar y Zevulún eran socios, trabajando juntos para el mismo objetivo. Quizás este fue el sueño de Itzjak, que sus dos hijos trabajen juntos para arreglar el mundo. El sueño no fue alcanzado por los hijos de Itzjak. Sólo después de que Iaacov dejó las tiendas pudo obtener el poder espiritual de ambos, las tiendas y el campo. Sólo los hijos de Iaacov fueron capaces de materializar el sueño de su abuelo. Con esto en mente, podemos mirar a otra sección difícil de la parashá:
"Había cocido Iaacov un guiso y vino Esav del campo y él estaba extenuado. Dijo Esav a Iaacov: Dame de comer - ahora - de lo rojo, lo rojo, pues estoy cansado. Por eso llamó su nombre Edom - rojo. Dijo Iaacov: Véndeme - como hoy - tu primogenitura, para mí. Dijo Esav: He aquí que yo voy a morir, ¿y para qué, entonces, ha de ser para mí la primogenitura? Dijo Iaacov: `¡Júramelo, como hoy! Y él le juró y vendió su primogenitura a Iaacov. E Iaacov había dado a Esav, pan y guiso de lentejas y éste comió y bebió y se levantó y se fue y despreció Esav la primogenitura" (25:29 - 34).
Esta negociación parece extraña. ¿Cómo puede ser Iaacov tan bajo de pedir la primogenitura a su hermano hambriento? El texto, sin embargo, no dice que Esav estaba hambriento, sino que dice que estaba cansado - extenuado. Esta extenuación le indicó a Iaacov, y a su madre Rivká, que la visión de Itzjak no se haría realidad. Itzjak creyó que sus dos hijos unirían fuerzas, Esav en el campo e Iaacov en las tiendas - así como Isajar y Zevulún - pero Rivká vió mejor. D'os había hablado con ella, y ella sabía que sólo su hijo más chico alcanzaría grandeza.
"Le dijo Hashem a ella: Dos pueblos hay en tu vientre, y dos naciones desde tus entrañas se bifurcarán; y una nación será más vigorosa que la otra" (25:23).
Cuando Esav llegó del campo cansado y pidiendo comida, Iaacov se dió cuenta que su madre tenía razón: el sueño de su padre no se haría realidad. Esav estaba cansado de su papel y ya no quería cumplir con su parte de la sociedad. Si Iaacov tenía que traer comida para Esav, entonces, Esav no se merecía la primogenitura. Iaacov tuvo que adoptar los dos roles. ¿Itzjak se equivocó? Itzjak vió las cosas de manera idealista y pura. Él vió el mundo desde su propio y peculiar punto de vista, colgado del altar en una montaña sagrada. La visión de Itzjak fue afecatada para siempre por su imponente experiencia:
Otro motivo para la ceguera de Itzjak es el siguiente: cuando nuestro padre Abraham ató a su hijo Itzjak, los ángeles llorarón, como diciendo: 'He aquí, sus valientes lloran, los ángeles de la paz lloran amargamente' (Ieshaiahu 33:7): las lágrimas cayeron de sus ojos en los de él, y dejaron su marca sobre ellos, y es por eso que cuando él envejeció sus ojos se debilitaron, como está escrito: "Y pasó que cuando Itzjak fue anciano sus ojos se debilitaron". Otra explicación de la ceguera es la siguiente: cuando nuestro padre Abraham ató a su hijo Itzjak al altar él levantó sus ojos hacia el cielo y miró fijamente a la Shejiná (la Presencia Divina) (Midrash Rabá - Génesis 65:10).
El nombre Itzjak significa "reirá", en tiempo futuro. Toda la perspectiva de Itzjak era para el futuro. Él veía sólo el futuro, la manera que las cosas deberían ser. El odio de Esav por Iaacov, aparentemente escapó de él. Las vicisitudes de las experiencias que su hijo Iaacov tuvo que pasar mientras cumplía con ambos roles, lo eludieron. Pero la visión de Itzjak se cumplirá algún día, al final de la historia, y Esav va a unirse verdaderamente a Iaacov en una misión conjunta:
Rabí Abahú dijo: Hemos revisado todas las Escrituras y no encontramos que Iaacov haya ido a lo de Esav en el monte de Seir. Entonces, ¿es posible que Iaacov, el fiel, lo engañe a él? Pero, ¿cuándo irá a él? En la era mesiánica. Y los libertadores ascenderán al monte Sión para juzgar al monte de Esav, etc. (Obadiá 1:21, Midrash Rabá 78:14).
O los descendientes de Esav se unirán a nosotros por propia voluntad y elección, o nosotros tendremos que buscarlos, ya sea una sociedad o un juicio:
"Y los libertadores ascenderán al monte Sión para juzgar la montaña de Esav y el reino será del Señor (Ovadiá 1:21). Y el Señor será Rey sobre toda la tierra; en ese día el Señor será Uno y Su Nombre Uno" (Zejarías 14:9).
En cualquier evento al final de los días, la risa llenará el mundo; la risa y la alegría de Itzjak, la alegría de un mundo perfeccionado.
"Az Imalé sijok pinu" "Entonces nuestras bocas se llenarán de risa" (Salmos 126:2)
En ese momento, y no ahora, experimentaremos la risa.
Rab Ari Kahn