En su libro Menorat haMaor, el rabino Isaac Abohab, que vivió en España durante el siglo XIV, escribe (Pag. 668-669) que hay siete niveles de Teshubá o arrepentimiento. Estos niveles se dividen fundamentalmente en términos de tiempo y circunstancias: ¿cuándo y por qué tiene lugar el arrepentimiento?
El primer nivel de Teshubá, que también es el más elevado, es cuando uno lamenta lo que hizo mal de inmediato, por sí mismo, y sin la intervención de terceros o elementos externos. Cuando esto sucede, dice el rabino Abohab, es una indicación de que la conciencia de este individuo está despierta y activa.
Trataremos de entender este concepto profundo un poco mejor.
Imaginemos una persona que bebe demasiado alcohol y se emborracha.
En un primer escenario, este individuo conduce su automóvil, cruza una luz roja, la policía lo detiene, lo multa y le quita su licencia de conducir. En este escenario, es casi inevitable que este individuo se arrepienta de haber bebido alcohol, simplemente porque está sufriendo las consecuencias de su intoxicación.
Imaginemos un segundo escenario. Una persona se emborracha en una fiesta familiar y se comporta mal delante de todos los presentes, avergonzando a su esposa, a sus hijos y a sus padres. Una vez sobrio, su familia le reprocha su comportamiento y le explica la vergüenza y el dolor que causó a sus seres queridos. Después de esta advertencia, este hombre probablemente lamentará haber bebido en exceso.
En un tercer escenario, un individuo se emborracha pero afortunadamente su intoxicación pasó desapercibida. No condujo su automóvil, no se comportó mal y no avergonzó a nadie. En resumen: no sufrió ninguna consecuencia adversa de su embriaguez. Es muy posible que el arrepentimiento no ocurra en estas circunstancias. Y lo que es más: dado que no ha sufrido ninguna consecuencia adversa, es probable que esta persona regrese nuevamente al alcohol.
Ahora bien, si en este ultimo escenario, sin haber sufrido ninguna consecuencia y sin haber sido corregido por otras personas, esta persona se lamenta y se arrepiente por su exceso, su arrepentimiento se considera del más alto nivel.
Esta es la Teshuba inmediata o directa a la que se refiere el Rabino Abohab. Cuando alguien comete un error y se arrepiente "por sí mismo", no por las malas consecuencias de su error o por la intervención de terceros. Este tipo de arrepentimiento refleja que el individuo posee una voz interior, una conciencia activa (neshama) que nutre la invaluable capacidad de reconocer nuestros errores por nuestra cuenta y corregir nuestro mal comportamiento aunque nadie nos abra los ojos.
Otro ejemplo común de Teshuba inmediata.
Imaginemos que ofendí a otra persona, diciendo una palabra inapropiada. Si me disculpo de inmediato y digo: "Lo siento, no quise decir eso; no quería ofenderte; me equivoqué y usé la palabra incorrecta, etc. “, en la mayoría de los casos, la persona ofendida aceptará mis disculpas mucho más fácilmente que si me disculpo solo cuando la veo la próxima vez.
El rabino Abohab concluye que cuando uno comete una transgresión hacia Dios o hacia los demás y se arrepiente inmediatamente, esta transgresión se considerará más como un error, como un acto impulsivo, o un descuido, que como una transgresión deliberada.
El rabino Abohab cita a la Gemara en Berajot (10a) que dice: "Si viste a un erudito de Tora cometiendo una transgresión durante la noche, en la mañana debes asumir que ya se ha arrepentido". Una persona que estudia Tora, como cualquier otra persona. , no es inmune a cometer errores. Pero el estudio y la profundización de los preceptos divinos nos ayuda a desarrollar un mecanismo ético interno que mantiene nuestra conciencia activa, nos alerta cuando hacemos algo mal y nos impide repetir un error, antes de que se convierta en un mal habito.