Es sabido que en la repartición de la tierra de Israel entre todas las tribus que componen nuestro pueblo, a diferencia del resto de las tribus, la tribu de Leví no recibió ninguna parte de la tierra, sino que las otras 11 tribus tomaron la parte que le hubiera correspondido a la tribu de Leví.
De aquí resulta - nos enseña Rabí Moshé Fainshtein (1895 - 1986) en su libro "Darash Moshé" - que los diezmos que el resto de las tribus le deben entregar a los levitas, no son considerados como un regalo o un presente, sino como una obligación por el "alquiler" de sus tierras.
Pero por cuanto que cada persona puede entregarle este alquiler al levita que escoja (y por esa razón los levitas no van a reclamarle a los israelitas el diezmo), y además, en caso de que los diezmos no sean entregados, no se le quitarán sus tierras al resto de los tribus, esta situación puede provocar que los israelitas se equivoquen y piensen que lo que ellos le deben dar a los levitas es sólo un regalo optativo y no una obligación. Y esto traería como consecuencia que ellos finalmente no le quieran dar nada a los levitas, o se demoren en cumplir con la mitzvá hasta que llegará el momento en el cual no podrán pagar su deuda…
Nuestra sagrada Torá nos ordenó que está prohibido ofrecer los diezmos de dos años juntos, y por eso la persona está obligada a pagar los diezmos de cada año en ese mismo año. Sólo de esa manera él sentirá que realmente el pago de los diezmos es para él una obligación y no una buena acción solamente. Por tal razón es que se fijó la fecha del 15 de Shevat, como el comienzo del año de los árboles, y solamente cuando él le paga ese 10% que le debe a los levitas, es que el 90% restante pasa a pertenecerle realmente.
El mundo fue creado para cada persona, y cada persona tiene derecho a una parte equivalente a la del resto de los seres humanos. Cuando por algún motivo determinado (que es desconocido para nosotros) D'os decide enriquecer a una persona y empobrecer a otra, debemos saber que el Creador le entrega a quien está enriqueciendo la parte que le correspondería a quien está empobreciendo, y ese excedente no es realmente de él.
La Torá ordenó que los ricos deben ayudar a sus hermanos pobres y menesterosos, y esa es la mitzvá llamada tzedaká (caridad). Pero cuando no se le exige a la persona que entregue su tzedaká, puede ocurrir que se demore en donarla por temor a un posible empobrecimiento, hasta que finalmente llegará un día en el cual él no podrá dar más tzedaká…
Y esta enseñanza debemos aprender del día de Rosh Hashaná de los Árboles: así como está prohibido demorarse en la entrega de los diezmos de un año a otro, asimismo ocurre con la mitzvá de la tzedaká. No debemos demorarnos en cumplirla de un año a otro, sino que debemos hacer nuestras cuentas todos los años, para donar la cantidad de tzedaká que debamos cada año, cada mes, cada semana y cada día, cada uno de acuerdo con sus posibilidades. Sólo después de que aprendamos esta lección tendremos el derecho a pedirle a D'os que nos bendiga a nosotros y a todo el pueblo de Israel con mucha prosperidad en todos los aspectos de nuestra vida. Amén.