Rav Salomón Michan
Para Reflexionar Juntos

El momento es hoy

El momento es hoy; no lo dejes para mañana: Muchos de nosotros, frecuentemente usamos la frase “lo hago mañana”, que esto realmente quiere decir “hoy no”; y tal vez, el día de mañana vuelve a decir lo mismo, hasta que no haya fin. Debemos e
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El momento es hoy; no lo dejes para mañana:

Muchos de nosotros, frecuentemente usamos la frase “lo hago mañana”, que esto realmente quiere decir “hoy no”; y tal vez, el día de mañana vuelve a decir lo mismo, hasta que no haya fin.

Debemos entender que el “hoy”, ya nunca volverá y uno no sabe si existirá el “mañana”.

Con estas palabras, explicaremos el concepto del aprovechar el momento que se vive y entenderemos que debido a que el “hoy” no volverá, debemos aprovechar el momento que se vive ahora.

Así como dijo el Gaón de Vilna en una ocasión: El día de mañana no se repetirá nunca; la hora que se está viviendo ahora no se repetirá nunca y el minuto que se está viviendo ahora, tampoco se repetirá nunca.

Los días son las chispas del alma que tenemos:

Dice la Torá en Perashat Vaiji: “Vayikrebú Yemé Israel Lamut, Vayikrá Libnó Leyosef…” – “Y se acercaron los días de Yaakob para morir y le llamó a su hijo Yosef…”. [1]

Pregunta el Or HaJaim Hakadosh: ¿Cómo sabía Yaakob que ya iba a morir? Normalmente, uno no sabe el día de su muerte.

El Rambán tiene una respuesta, que él sintió una debilidad y eso le señalaba que ya se iba ir de este mundo.

El Or HaJaim Hakadosh no está de acuerdo con esta idea y quiere contestar con las palabras del Arí Z´l, que dicen así:

El alma de la persona, se divide en muchas chispas. En cada reencarnación, vienen esas chispas, y según la longitud de vida de cada persona, el alma se divide en esa cantidad de chispas. [2] Por ejemplo, si la persona vivirá 80 años, entonces tendrá 29,200 chispas, que cada una representa 1 día por aparte.

El día que la persona hizo Mitzvot, “esa chispa que representa ese día”, sube al cielo con una luz muy especial y ahí se queda. El día que la persona no hizo Mitzvot, “esa chispa que representa ese día” se queda con un defecto en el cielo.

Según estas palabras del Arí Z´l, vamos a entender varios detalles en la vida.

  1. Cuando la persona duerme, esa chispa “que representa ese día de su vida”, sube al cielo para quedarse ahí. Y es lo que dicen los Jajamim, el dormir, se considera como 1/60 parte de la muerte, ya que cuando uno muere, está teniendo menos chispas que representan la vida de la persona. Si la chispa que depositó cumplió con la voluntad de Hashem, esa chispa tendrá una luz muy especial y quedará así por siempre. Pero si la chispa que depositó llegó con un defecto por el motivo que no hizo Mitzvot durante ese día, podrá corregir eso por medio de Teshubá.
  2. Cabe preguntar: ¿Por qué en los tiempos de antes la gente llegaba a vivir 700, 800, 900 años, y hoy en día 70, 80, 90 años?, ¿Qué diferencia entre los tiempos de antes y en los tiempos de hoy en día? Podemos contestar con una parábola. Había un rey que repartió piedras a su gente para que las talle y las conviertan en piedras preciosas. El rey dijo que el artesano que pula mejor las piedras, se podrá quedar con ellas como regalo para que las disfrute. A uno le repartió 300,000 piedras, a otro le repartió 250,000 piedras, a otro le repartió 280,000 piedras. El rey fijó que cada día se debía pulir y embellecer esas piedras, e impuso una fecha para traer las piedras al rey para mostrárselas. Cuando llegó el día, el rey mandó por todas las piedras, y se dio cuenta que no sólo que no embellecieron las piedras, sino que las echaron a perder. El rey se enojó mucho e impuso muchos castigos en su ciudad. El rey pensó que tal vez él se había equivocado al entregar tantas piedras, y volvió a pedirle a otros artesanos que le vuelvan a embellecer otras piedras, pero ahora con cantidades más pequeñas. A un artesano le dio 30,000 piedras, a otro le repartió 25,000 piedras, a otro le dio 35,000 piedras, etc. Esto es exactamente lo que pasó con las generaciones pasadas y la generación actual. Las generaciones pasadas, Hashem les mandó muchos años de trabajo y les mandó unas almas tan grandes, que tenían muchas chispas para reparar y perfeccionar; como vimos que vivían 700, 800, 900 años; pero cuando Hashem vio que no eran capaces de perfeccionar esa cantidad de almas, mandó almas más pequeñas, con una cantidad de chispas menor para que sea más fácil perfeccionar esas chispas.
  3. Con esta explicación, también se puede entender porque los ancianos se vuelven más débiles cada día y día; por cuanto que su alma ya no es tan grande como hace algunos años, ya que su alma se fue reduciendo cada vez que fue entregando esas chispas al cielo, y por cuanto que el cuerpo y el alma de la persona están conectadas; si el alma es más débil, así mismo el cuerpo se vuelve más débil. A diferencia de un joven, que su alma es mayor, por eso tiene más energía.
  4. También se puede explicar lo que dice el Midrash, [3] que la muerte de una persona joven, es muchos más dolorosa que la muerte de un anciano. Por cuanto que cuando una persona anciana se va, se compara a una vela que se fue apagando poco a poco, ya que fue entregando sus chipas poco a poco, hasta que le quedan tan pocas, que no siente tanto su desprendimiento de este mundo; a diferencia de un joven que se va de este mundo; ya que su alma que se va de este mundo, es más grande que la del anciano. [4]
  5. Con esto también entendemos lo que dice el Tehilim: “Tosef Rujam Igvaun” – “Todas esas almas lo acompañan”. [5] Cuando llega el momento que la persona debe irse de este mundo, se juntas todas esas chispas que logró mandar la persona al cielo y esas lo acompañan en su ida; y por eso se puede ver ocn algunas personas antes de morir, que tienen un sentimiento como que despiertan, ya que bajan todas esas chispas que creó, para acompañarlo al mundo venidero.
  6. Esas chispas, se llaman vida. Con esta explicación, se entiende perfectamente el versículo que mencionamos al principio: “Y se acercaron los días de Yaakob para morir”, es decir, que esas chispas que mandó Yaakob al cielo, vinieron a acompañarlo a retirarse de este mundo. Por cuanto que Yaakob sintió esas chispas, ya sabía que habían bajado para despedirlo de este mundo.

Aprendemos de todas estas palabras, varias cosas. Lo principal que debemos llevarnos, es que cada día que pasa, es un momento que “nunca” se repetirá y esa chispa que mandemos al cielo, es exclusiva y única. En otras palabras, cuando lleguemos todos al cielo después de 120 años, no nos mostrarán un resumen y un promedio de las chispas que mandamos; sino cada chispa y chispa tendrá su valor y si tenemos el mérito de mandar únicamente chispas embellecidas y perfeccionadas, Hashem estará feliz con eso y por supuesto, que nos veremos premiados por eso.

Según esto, podemos contestar una pregunta que muchos de nosotros tenemos. ¿Cómo no nos cansamos en decir la misma Amidá y la misma Tefilá durante tantos años?

La respuesta es lo que dijimos. La Tefilá de hoy, no es la misma Tefilá que la de mañana, y la de mañana, no será la misma la de pasado mañana. Esto por el motivo que cada chispa de la persona, es exclusiva por día y no por toda la vida. Debemos de tener en cuenta esto y nunca pensar que podemos pasar las cosas para mañana, ya que el hoy pasará y nunca regresará.

Cumple hoy la Mitzvá:

Cuentan que había un individuo en la cárcel al que sólo se le permitiría respetar un día; si mal no recuerdo, se dice que el Radbaz fue consultado al respecto (el Radbaz fue un gran rabino autor de una importante responsa halájica, que vivió en el siglo XVI), se le preguntó que qué día debería de respetar este individuo, ¿Yom Kipur? ¿El primer día de Pesaj? Se dice que el Radbaz contestó que ese mismo día respete; es decir, tan pronto llegue a él la respuesta de esa consulta, ese mismo día se coloque los Tefilín (las filacterias), rece, y haga el resto de los preceptos que se llevan a cabo en un día común. El día más importante de la persona debe ser “Hoy.”

 


[1] Bereshit 47, 29.

[2] Dicen los Jajamim, que en total existen 600,000 almas. Esas 600,000 almas, vienen a representar las 600,000 letras que tiene el Sefer Torá. Si alguien cuenta las letras de la Torá, se dará cuenta que sólo existen 304, 805 letras. Pero explican los Jajamim, que cada letra se puede dividir en 2 o 3 letras, por ejemplo la letra Alef, que se forma de 2 letras Yud y una letra Vav inclinada; entonces, la letra Alef se consideran 3 letras. Se hizo un calculo según estar explicación del complemento de las letras y exactamente sumaron 600,000 letras en todo el Sefer Torá.

[3] Bereshit Rabá 62, 2.

[4] Estamos tratando de un joven que se va de este mundo “no es su tiempo”, ya que si se fuera en su tiempo, las chispas de su alma estaría divididas entre los días de su vida, y al final, le quedarían pocas chispas igual que al anciano.

[5] Tehilim 104, 29.



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