El mandamiento de contar el omer es uno de los preceptos más curiosos de la Torá. Se nos pide contar los 49 días entre Pésaj y Shavuot a pesar de que, por supuesto, el número de días nunca cambia. Es por eso que en el cumplimiento de esta mitzvá que requiere un esfuerzo continuo, el proceso es en sí mismo valioso.
La palabra para "número" en hebreo es "mispar" y su raíz está muy relacionada con la palabra "sipur" - que significa "cuento". ¿Cuál es la relación entre estas dos palabras?
Contrariamente a una antología casual de eventos, una serie de eventos se convierte en un cuento o una historia, cuando hay un comienzo en el cual los personajes son presentados, una trama en la cual toma lugar la situación, y un desenlace en el cual aparece el final de la historia.
Nuestras vidas corren tan rápido que frecuentemente perdemos conciencia del enorme poder de nuestras propias historias. La metamorfosis de hoy hacia el mañana es suficientemente sutil como para que nosotros perdamos la conciencia sobre los comienzos y los finales de nuestras vidas.
El mandamiento de contar el omer nos enseña a prestar atención a las cosas, y reabre nuestros corazones para escuchar historias.
¿Y qué historia es contada?
Hay dos historias que están entrelazadas.
La primera es la historia de la transformación de un pueblo que en Pesaj se liberó físicamente en un pueblo que en Shavuot se liberó espiritualmente.
El día que dejamos Egipto fue un día en el cual nosotros rechazamos la definición egipcia de lo que nuestras vidas pueden contener. Nosotros nos liberamos para ser lo que queríamos ser. Pero aún no conocíamos nuestra propia historia. Fue sólo cuando recibimos la Torá que encontramos los canales que nos podían dar la expresión de nuestras almas.
Fue entonces así que nosotros aprendimos el proceso de encontrarnos con los desafíos que son genuinos y duraderos. Nuestra historia comenzó a evolucionar.
Cebada y Trigo
Los rituales que definen este tiempo del año reflejan este cambio. El sacrificio que era ofrecido en Pésaj era de cebada. En tiempos pretéritos, la cebada era usada como pastura para los animales. El sacrificio que era ofrecido en Shavuot era de trigo. El trigo es frecuentemente usado como una alegoría de la capacidad humana para usar su inteligencia. Mientras que un animal puede comer una fruta o una hoja, requiere inteligencia humana y creatividad hacer el pan.
El pueblo judío fue transformado de ser un buscador de libertad en ser un buscador de humanidad.
Lo que esto simboliza es la transformación de un pueblo que fue primeramente definido mediante las búsquedas y los deseos de una clase de libertad que compartimos en común con los animales, en un pueblo que se convirtió verdaderamente en humanos evolucionados. Esto es realmente una historia.
¿Qué nos hace verdaderamente humanos? La literatura mística discute los vínculos que compartimos con D'os, siendo estos el factor humanizante. Estos vínculos son llamados sefirot, un nombre que - como es obvio - también tiene la misma raíz que "mispar" - número y "sipur" - historia.
Esta raíz en común nos muestra el hecho de que el comienzo, la trama y el final de nuestra historia son finalmente limitados y finitos, pero de todas maneras son tocados por la chispa infinita de Santidad que hay dentro nuestro.
La más temprana mención de este concepto místico es presentado en un libro de Cabalá llamado "Sefer Ietzirá" - literalmente "Libro de Formación" - el cual es atribuido a Abraham Avinu. Hay más de mil comentarios escritos al Sefer Ietzirá, pero aún así todavía es uno de los libros judíos más esotéricos sobre la naturaleza de D'os.
En los años 1500, Rabí Itzjak Luria (ARI-z"l) - un místico proveniente de Egipto que se asentó en Safed y que es conocido mundialmente con el nombre de Ari (literalmente "león") - dilucidó las secciones más enigmáticas de la cabalá a un grupo seleccionado de discípulos con una increíble claridad. Subsecuentemente, las enseñanzas místicas del judaísmo se hicieron mucho más accesibles de lo que habían sido en el pasado.
Una de sus enseñanzas centrales es el significado de obtener conciencia sobre el vínculo que compartimos con D'os, las sefirot de nuestras almas espirituales.
Los Siete Aspectos de Santidad
Examinemos ahora los vínculos con D'os que nos hacen humanos - los siete aspectos expresivos de santidad. Cada uno de estos siete aspectos se relaciona con una de las siete semanas de la sefirat haomer.