Adaptación Rav Gabriel Guiber
La Hoja

Es solo dinero y Quiero comer, parashat Naso

¡ ES SOLO DINERO ! Las cosas santas del hombre y lo que da al Cohen, será suyo (Bamidvar 5,10)   Hakadosh Baruj Hu nos garantiza (Malaji 3,10): traerán todos los diezmos a la Casa de los tesoros... no disminuirán para ustedes las Ventanas del Cielo... pa
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¡ ES SOLO DINERO !

Las cosas santas del hombre y lo que da al Cohen, será suyo (Bamidvar 5,10)

 

Hakadosh Baruj Hu nos garantiza (Malaji 3,10): traerán todos los diezmos a la Casa de los tesoros... no disminuirán para ustedes las Ventanas del Cielo... para ustedes serán bendiciones hasta decir basta...

Y también está escrito en la Guemara, en el tratado de Berajot (hoja 63a): y si dieron, finalmente se enriquecerán, como está escrito “el hombre que da al Cohen, para él será”, mucho dinero.

Hakadosh Baruj Hu nos dice: ustedes pueden hacer la prueba, Yo les permito probarme en este asunto, ¡diezmarán para enriquecerse!

Entonces, ¿cómo es posible que – no sólo con uno – nosotros vemos personas que separan su diezmo y no se enriquecen? –

Pregunta el rab hagaon Arieh Shejter ztz”l.

Antes de responder, vamos a profundizar en la pregunta:

La Guemara, en el tratado de Baba Metzia (hoja 71a), analiza el versículo (Tehilim 15,5): no presta su dinero con usura (interés), y no toma soborno contra el inocente (limpio de pecados), cuando haga esto, nunca caerá... Porque el que preste con interés, finalmente perderá todo.

Pregunta la Guemara: pero nosotros vemos personas que no prestan con interés, y también pierden todas sus posesiones...

Contesta la Guemara: éstos caen y vuelven a levantarse, los otros (los que prestan con interés), caen y no se levantan.

Escuché de rabi Moshe Kopshitz ztz”l, en nombre de uno de los “grandes” rabinos de Ierushalaim, algo maravilloso:

Cuando una persona cae en pecados – lo alenu – deberá pagar por ellos, para ser perdonado. Y por cuanto que en nuestros días, no tenemos los sacrificios, Hakadosh Baruj Hu – con gran Piedad – provoca un daño monetario, y así, pagamos nuestra deuda. Del rico, Hashem toma su toro, de la viuda toma su gallina, del huérfano toma su huevo. Todos pasaron por el mismo pecado, y todos pagarán un precio equivalente, cada uno de acuerdo a su situación económica y emocional.

Para un hombre millonario, una gallina no significa nada, por eso, Hashem le quita su toro. Para la viuda, un huevo es insignificante, y Hashem le quita su gallina. En cambio, para el huérfano, que no tiene absolutamente nada, alcanza con quitarle un huevo para castigarlo. Hakadosh Baruj Hu, con su gran Piedad, no aplica el mismo castigo a todas las personas, sino que hace los cálculos necesarios y mide la exactitud del castigo.

El profeta Irmiahu (17,11) nos habla sobre un ave, que con su voz, provoca que los pollitos lo sigan... más tarde habla de quien hace riquezas no en forma muy legal, que a la mitad de sus días lo abandonará, y termina diciendo que en el final de sus días quedará con su pecado...

Lo explicaremos paso a paso:

Existe un ave llamada “Kore”, que con su voz hace que sus pollitos – y también muchos otros que no le pertenecen – vayan detrás, como si todos fueran sus polluelos. Pero, al final, cuando ellos crecen, entienden que el “Kore” no es su padre y lo dejan solo!

Este ave nos muestra el ejemplo de la persona que acumula riquezas “sin justicia”, es decir, no con rectitud sino con engaño. Entonces, esta riqueza no se mantendrá en su mano, sino que “en la mitad de sus días lo abandonará”. Y el engaño estará a la vista de todos, y al final todos verán como procedió...

El final del versículo dice que al final quedará con su pecado, ¿qué significa?

Una persona que obtiene sus ganancias con honestidad, sin prestar con usura, hace que el dinero que está en su mano, sea de su propiedad. Por eso, si cae –Jalila – en algún pecado, Hashem provocará un daño en su dinero, y su pecado será perdonado. Ahora, esta persona podrá volver a su buena condición, como en un principio. Esto es que “cae y se levanta”, es decir, perdió su dinero para pagar su deuda, pero después de purificarse, vuelve a su riqueza...

En cambio, el que consiguió su dinero con engaño, o prestando con interés, como el dinero no es suyo, no tiene con qué pagar por sus pecados...

En consecuencia, no se limpian sus pecados, con lo que caerá y no volverá a levantarse. Y como no recibió el perdón, “quedará con su pecado”.

De acuerdo a esto, entendemos, cómo es posible que personas separan el Maaser (diezmo) – inclusive Jomesh (un quinto, es decir, el veinte por ciento)– y no se enriquecen...

El motivo es que hay “Juicio” y hay “Juez”.

Tal vez esta persona puede quejarse: ¡pero yo no pequé tanto!, ¿por qué recibo tanto castigo?

La primera respuesta posible: nosotros no conocemos los cálculos del Cielo, tal vez los pecados son muy grandes – y creemos que son pequeños – o cumplimos los preceptos para “compensar”, sabiendo que obramos mal.

Por eso, es preferible perder el dinero, para no quedar con sus pecados, y así se purificará y podrá comenzar de nuevo, siempre y cuando se aparte de lo no bueno, hecho con anterioridad.

Cierto día, un piadoso fue a ver al “Baal Shem Tov” Hakadosh, y estalló en llanto, por los sufrimientos que lo rodeaban.

El “Baal Shem Tov” le ordenó: viaja a tal ciudad, y busca al iehudi llamado rabi Jaim Shuster. El te explicará – exactamente – cuál es la queja del Cielo que provoca todos tus sufrimientos...

El hombre llegó a esa ciudad y preguntó a la gente que pasaba a su lado: ¿dónde vive rabi Jaim Shuster?

-¡Aquí no existe nadie con ese nombre! – le contestaron todos, con seguridad, nosotros vivimos aquí hace cuarenta o cincuenta años, y no escuchamos sobre ningún rabino que tuviera ese nombre...

El hombre no se resignó, y fue a ver a los ancianos (muy ancianos) de la ciudad, y les preguntó: ¿tal vez ustedes recuerdan a un hombre llamado rabi Jaim Shuster?

-¿Jaim Shuster?, sí, seguro – respondieron los ancianos – ¿cómo es posible olvidar a semejante malvado?, ¡que su nombre y su recuerdo sean borrados!, maldita la madre que lo engendró...

-¿Para tanto? – preguntó el piadoso.

-Jaim Shuster fue un hombre sumamente cruel. Causaba grandes daños sin importar a quién. ¿Cómo es posible que tú lo llames “rabi”? El fue un malvado entre los malvados...

-¿Y qué pasó con él, al final?

-Su alma emitió el último suspiro...

-¿Cuándo murió?

-Hace sesenta años...

El piadoso regresó a su ciudad, y su alma no encontraba tranquilidad. ¿Cómo es posible que su rebe, el “Baal Shem Tov”, lo envíe a aconsejarse con un iehudi malvado que murió sesenta años atrás?

Tan grande era su dolor, que – inclusive – no se esforzó para volver a ver al Baal Shem Tov, y aclarar por qué lo envió a ver a un malvado, que desde hace mucho tiempo no se cuenta entre los vivos...

Pero, un día se encontró con el Baal Shem Tov, y éste le preguntó: ¿nu?, ¿fuiste a ver a rabi Jaim Shuster?

El piadoso empezó a llorar: ¡rebe!, nunca existió un rabino con ese nombre, sino un hombre con mucha crueldad, llamado Jaim Shuster, que falleció hace muchos años...

-¿Hace cuántos años él murió? – preguntó el Baal Shem Tov.

-¡Hace sesenta años! – respondió el piadoso.

-Y tú, ¿cuántos años tienes? – volvió a preguntar el rebe.

-Tengo cincuenta y nueve años...

-¡Aquí está la respuesta! – dijo el Baal Shem Tov. Tú fuiste Jaim Shuster en la vida anterior, ¿y ahora tienes preguntas, por qué se decretaron sobre ti, tantos sufrimientos?

Cuando una persona separa el diezmo, o el quinto (pero nunca más de un quinto), tendrá una bendición muy grande, como está escrito: “hasta decir basta”. Pero, a veces, las personas ven que esta bendición no llega, porque no entienden que con esa gran bendición, están pagando “deudas”.

Y al terminar de pagarlas, sus almas quedan puras. Dichosa la persona que consigue el perdón a todos sus pecados en este mundo – sólo con la pérdida del dinero, ya que llegará puro al mundo venidero (además de volver a enriquecerse, con la Ayuda de Hashem).

¿Qué significa el dinero frente a los preceptos de la Tora?

Inclusive frente a las prohibiciones, estamos obligados a entregar todo nuestro dinero y no pasar por una prohibición.

Viene una persona y nos amenaza: o pasas por una prohibición de la Tora, o me entregas todo tu dinero...

Estamos obligados a entregar todo nuestro dinero, antes de pasar por un precepto “Lo Taase” (prohibición).

Si tengo mil dólares, y ése es todo mi dinero, tendré que entregarlo, y no caer en un solo pecado. Si tengo un millón, deberé entregar el millón. Y si tengo un billón, también. Estamos obligados a renunciar a todo, y no pecar.

Este es el lugar para preguntar: está escrito (Mishle 3,17): tus Caminos son agradables, y todos tus Senderos de Shalom... ¿Cómo es posible que Hashem nos obligue a perder tanto dinero, para no caer en un solo pecado?

La respuesta: si Hakadosh Baruj Hu nos ordena hacer así, es la señal que lo justifica, y la consecuencia a esta resignación será que ganemos diez veces lo que – supuestamente – perdemos. Y gracias a nuestro sacrificio, se abrirán las Ventanas de los Cielos y la bendición llegará, hasta decir basta...

Arieh Shaag.

 

¡ QUIERO COMER !

Esta es la Ley del Nazir, el día en que completó los días de su promesa, que traerá a la puerta del Tabernáculo. Y acercará su ofrenda a Hashem, un cordero de un año, íntegro, para el sacrificio de Ola, y un cordero (hembra) de un año, íntegro, para el sacrificio del pecado... (Bamidvar 6,13-14)

Nosotros escuchamos, muchas veces, que el Nazir debe traer un sacrificio del pecado, porque – al privarse, entre otras cosas, del vino – podemos decir que se niega a sí mismo, de la bendición que nos da el Creador...

Pero, el “Ramban”, lo explica de otra forma: este hombre se considera un pecador al finalizar su promesa, porque sería más digno continuar con ella, y éstas son sus palabras:

En forma simple, podemos explicar el motivo del sacrificio que acerca el Nazir al concluir sus días de Nazir: este hombre peca con su alma, porque mientras cumple con su promesa de Nazir, está santificado al Servicio del Creador, y sería digno que siga así para siempre, que durante toda su vida siga siendo santo para Su D-s, como escribió el profeta (Amos 2,11): “y se levantarán entre tus hijos, profetas, que en su juventud prometieron como Nazir” – ¡nuestros escritos compararon al Nazir con los profetas! Y como también está escrito: “todos los días de su promesa, será santo para Hashem”. Por esto, necesita el perdón, al volver a pecar, al permitirse los deseos de este mundo...

El versículo dice: un hombre o una mujer que “Iaflia” para prometer su promesa, será Nazir para Hashem. Y Rashi nos explica la palabra “Iaflia” que aparece allí: “Iaflia = Iafrish”, se separa para prometer... El ser Nazir implica una separación, y, cuando aquí se aplica para separarse del vino. “Separarse para Hashem” – separarse del vino en Nombre de Hashem...

El “Ibn Ezra” explica: “Iaflia” – separarse o hacer algo “Pele” (asombroso o maravilloso), porque la mayoría del mundo va detrás de los deseos de este mundo, y él se aparta...

El Nazir, que eligió para él ser santo, separándose de los deseos de este mundo, hace, con este compromiso, algo maravilloso – dice el rab hagaon Reuben Karelinstein ztz”l.

El cambia su conducta, para no hacer como la mayoría de la gente del mundo, que van detrás de los deseos y son esclavos de sus instintos. El se separa de estos deseos y se hace merecedor de la Corona (Nezer) de Hashem sobre su cabeza. Al separarse de este mundo, ¡recibe la Corona de Hashem!

Y ahora, cuando finaliza su promesa, termina su compromiso y vuelve a ser como todas las personas, y como ya no seguirá apartado de los placeres de este mundo – se llama “pecador”. Por eso, el “Ramban” afirma que debe acercar la ofrenda del pecado.

Se acercó a mí un iehudi, y me dijo algo impresionante:

En el acontecimiento del Monte Sinai – la entrega de la Tora – está escrito (Shemot 19,23): “pondrás límites al monte y lo santificarás”. Si una persona quiere santificarse, deberá poner límites al monte.

¿Quién es ese monte al que hay que ponerle límites para ser santo?

Nuestros sabios dicen, en el tratado de Sota (hoja 52a), que el instinto del mal se ve – a los justos – como un monte alto: en el futuro, Hakadosh Baruj Hu traerá al “Ietzer Hara” y lo degollará frente a los justos y frente a los malvados.

Los justos lo verán como un monte muy alto, y los malvados lo verán como un cabello delgado...

Cuando le ponemos límites al monte – al instinto del mal – y no le permitimos que nos presente sus propuestas (los deseos del mundo) – nos hacemos merecedores de la santidad...

Agregó este iehudi y dijo: en la palabra “Har” (monte ??), hay dos letras – la

letra “Hei” (? )y la letra “Reish” (?).

Ahora, vamos a revisar los límites de estas dos letras, es decir, las letras que están antes y después de ellas.

Los límites de la letra “Hei” – son la letra “Dalet” (?), por delante, y la letra “Vav” (?), por detrás.

Los límites de la letra “Reish” – son la letra “Kuf” (?), por delante, y la letra “Shin” (?), por detrás.

Si asociamos las cuatro letras, que configuran los límites del monte – veremos que llegamos a la santidad, porque conforman la palabra “Kadosh” (????).

¡Pele Pelaim! ¡Maravilloso!

Queridos señores – continua rabi Reuben su exposición... escuchen (leamos), por favor, las palabras del rebe Misatmer ztz”l:

Nuestros sabios nos dan una descripción de la discusión entre Moshe Rabenu y los Angeles, que no querían aceptar que la Tora fuera entregada aquí en la tierra...

Finalmente, Moshe Rabenu “triunfa” sobre ellos, mostrando que ellos no pueden recibir la Tora, porque comieron “carne con leche”, cuando se presentaron frente a Abraham Avinu.

Vemos entonces – dice el rebe Misatmer – que sólo por una comida incorrecta – ¡es posible perder toda la Tora!

En la carta que el “Rambam” escribió a su hijo, él le pide que no espere un tiempo muy largo entre una comida y la siguiente, porque si espera mucho tiempo y el hambre lo invade, estará propenso a comer a causa de un “deseo” muy fuerte... y lo más digno sería, evitar – a toda costa – una comida de esta característica...

Desde luego, es necesario comer... Es necesario comer, pero es necesario que la comida no sea ese tipo de comida...

¡Señores!

Necesitamos aprender ciertos conceptos, aunque resulte algo difícil...

No es bueno vivir sólo para satisfacer nuestros deseos.

Comer... debemos comer, pero sin que sea una comida desesperada, que la comida no sea para apagar el hambre...

¿Y qué puede cambiar, que hace diferente a una cosa de la otra?

Diremos que no hace falta prometer ser Nazir para ser santo. Cuando comemos de otra forma, estamos “separados para Hashem”, y recibimos la Corona de Hashem sobre nuestra cabeza...

 

Ieji Reuben.



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