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Yom Kipur

Iom Kipur: aniversario de un acontecimiento

Iom Kipur es el aniversario de un acontecimiento que nos da una cierta visión e inspiración a todos nosotros. Al comienzo de la historia judía nuestro pueblo dejó Egipto triunfante y marchó hacia el Monte SINAI para la cita más trascendental de la histori
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Iom Kipur es el aniversario de un acontecimiento que nos da una cierta visión e inspiración a todos nosotros.

Al comienzo de la historia judía nuestro pueblo dejó Egipto triunfante y marchó hacia el Monte SINAI para la cita más trascendental de la historia, la mañana en que tuvieron la Revelación y escucharon los Diez Mandamientos.

Menos de seis semanas después, el pueblo estaba bailando al rededor del Becerro de Oro y Moisés, al bajar del monte,  destruyó las Tablas de los Diez Mandamientos. La nación estaba bajo la espada amenazante de la ira Divina por haber traicionado la confianza de D's.

Sin embargo, Di-s perdonó a Israel después de varias semanas de oración y arrepentimiento, y Moisés subió nuevamente para recibir las segundas Tablas de la Ley. Una vez más bajó del Monte con las Lujot, pero esta vez se encontró frente a un pueblo feliz de haber obtenido el perdón divino, arrepentido por haber caído en pecado tan fácilmente, y decidido a pasar todas las pruebas a que fuesen sometidas en el futuro para probar su lealtad.

Moisés volvió al campamento de Israel en el décimo día de Tishré. Fue este el día en que Di-s otorgó su perdón por una trasgresión que aún no logramos comprender. Fue ese el día que aún nos recuerda el mensaje de que el hombre no debe nunca perder la esperanza, no importa cuan grave haya sido su pecado.

El hombre puede haber perdido el afecto de sus seres queridos, sus amigos y consejeros, pero Di-s sigue esperando ansiosamente su arrepentimiento y la oportunidad de poder perdonarlo.

Como dijo el Salmista, "Aunque mi padre y mi madre me han dejado, el Señor me recogerá" (Tehilim-Salmos 27:9) Ese día se convirtió en el primer Iom Kipur de la historia, el primer Día de Perdón y Di-s decidió que el décimo día de Tishré fuese el día del año en que El escucharía las plegarias, el remordimiento y los cambios del corazón.

Examinemos el significado del Iom Kipur, ese llamado a arrepentirse y confesar. Intentemos, brevemente, aislarnos de los condicionamientos de la sociedad moderna y de su actitud cínica y condescendiente hacia todo lo que es espiritualidad y religión judía. Intentemos comprender el Iom Kipur como nos lo enseñaron nuestros Sabios.

Arrepentimiento, un regalo de Di-s

La palabra hebrea para pecado, es "Jet" significa literalmente, una falta de algo, una disminución. El acto de pecar en sí degrada al pecador. Lo hace ser un ser humano inferior. Engendra dentro de su corazón un sentimiento de indiferencia hacia el mal, una tolerancia hacia el mal, un gusto por el mal y, posteriormente, un rechazo del bien.

Un diabético con un apetito incontrolable por los dulces llegará al razonamiento de que una vida sin goce no es vida, y se irá destruyendo poco a poco. El empresario que fue una vez honesto, pero cae constantemente en la tentación, se convencerá de que los negocios son una selva donde todo aquél que entra acepta la posibilidad de que puede ser engañado.

El pecador cambia. Sus acciones lo deshonran. Su alma es destruida y degradada. Una mente corrompida es incapaz de deleitarse espiritualmente; es como un pulmón canceroso que no logra inhalar aire para fortalecerse.

Si se da a un niño un martillo y clavos para que juegue, y los usa para perforar los vidrios de las ventanas, se los quitarán inmediatamente. ¿Puede un niño acaso defenderse insistiendo en que sólo quebrará algunos vidrios chicos y que se abstendrá de romper cristales caros? Por supuesto que no. Entonces, ¿por qué debe permitirse el pecador asirse a la vida y usarla para burlarse de la voluntad de su Creador? Una mente pura debe sentirse ofendida con sólo sugerir que el pecador puede escapar con una simple palmada o una promesa para el futuro.

Pero existe una salida, que Di-s mismo nos ha proporcionado; es quizás el don más maravilloso que nos haya dado, porque sin él, el hombre no podría volver a levantarse después de una caída. Su naturaleza humana lo tiene condenado a caer. Sin embargo, el pecador tiene la posibilidad de rehabilitarse, de quedar inmaculado. "Dejemos que el pecador se arrepienta y sea perdonado", nos dice HaShem: "Shuvu elai veashuva alejem". "Volved a Mí y Yo volveré hacia vosotros", dice Hashem (Malají3:7).

Di-s nos pide que volvamos a El y nos promete, "volveré a vosotros". Consuma nuestro arrepentimiento, porque el hombre por sí solo no puede lograr un perdón total, Sin la misericordia de Di-s seguiría llevando sus pecados en el alma. Si no hubiese pecado nunca, podría no sentir la tentación de hacerlo, porque el pecado no sólo no hubiese sido parte de su deseo, sino tampoco de su experiencia. Sin embargo, una vez que se ha perdido la inocencia, no podría nunca recobrarse si no fuese por la seguridad que nos da Di-s de recibir a todo penitente e implantarle "un nuevo corazón y espíritu" (Ezekiel 36:26).

Elementos de arrepentimiento

El gran Rabeinu lona de Girona (uno de los grandes sabios del siglo XII, autor del “Shaaré Teshuvá”, 'Pórticos del arrepentimiento') nos da una lista con 20 componentes de arrepentimiento de los cuales dos son primordiales:

1) Tener remordimiento por el pasado.

2) No volver a pecar en el futuro.

Al tener remordimiento por el pasado, el pecador muestra que ha tomado la decisión de ser mejor, y esto debe primero acontecer en la mente. Al mostrar su remordimiento, la persona logra un primer paso hacia el arrepentimiento. Sin embargo, al no volver a pecar en el futuro, la persona muestra que su resolución fue real. Puede que tenga nuevamente la oportunidad de pecar. Pueden darse las condiciones, puede sentirse tentado, pero el penitente se niega a hacerlo. Al no cometer el acto, prueba que su resolución fue firme.

No obstante, si la persona peca constantemente, el camino hacia el arrepentimiento es un poco distinto. Este tipo de pecador habitual debe primero encontrar alguna forma de dejar el pecado antes de poder mostrar un verdadero remordimiento por el pasado. Si aún está atrapado en un pecado que comete habitualmente, su remordimiento por el pasado no será sincero. Debe comenzar por dejar el hábito de pecar para poder luego proceder con el proceso de arrepentimiento que describimos anteriormente.

SEGUNDA PARTE>>>



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