Adaptación Rav Gabriel Guiber
La Hoja

La hoja -Ki Tisa

BS"D EL DOCUMENTO ROTO “nunca se apartaba de la tienda” (Shemot 33,11) El siguiente relato lo contó el gaon rabi Iosef Shalom Eliashiv ztz”l, y tiene un gran mensaje relacionado con el estudio de la Tora. En una ciudad vivía un iehudi con una gran riq
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BS"D

EL DOCUMENTO ROTO

“nunca se apartaba de la tienda” (Shemot 33,11)

El siguiente relato lo contó el gaon rabi Iosef Shalom Eliashiv ztz”l, y tiene un gran mensaje relacionado con el estudio de la Tora.

En una ciudad vivía un iehudi con una gran riqueza, pero todo ese dinero no hacía nada por darle mayor inteligencia a sus pensamientos. Era conocido por ser un hombre rico, pero a la vez, y especialmente, nada inteligente.

Un día uno de sus vecinos se encontró con él pidiéndole un préstamo por una suma muy importante: cinco mil rublos. El rico, que también era conocido por la bondad de su corazón y por su mano generosa, no sabía cómo contestar al pedido, ya que se trataba de una suma demasiado alta.

Se aconsejó con sus amigos, que le dijeron que si el préstamo se ejecutaba con un documento gubernamental y con una garantía de devolución, podía prestar con tranquilidad, y así hizo…

Cuando el vecino confeccionó el documento, el rico entregó la enorme suma de dinero en cuestión, por un plazo de tres meses.

Pasaron sólo dos meses y el hombre viene al devolver parte del préstamo, en su mano trae la mitad del dinero, o sea dos mil quinientos rublos, argumentando que no necesita el resto del dinero, por eso decidió devolverlo antes del tiempo determinado. Por eso, el vecino tenía un pedido especial para el hombre rico, por cuanto que no devolvió todo el dinero sino sólo la mitad, y la otra mitad del préstamo seguirá pendiente hasta el momento del pago, que divida en dos el documento que firmaron, o sea, partirlo en dos pedazos iguales, una parte se la quedaría como constancia hasta la devolución completa del préstamo y la otra parte la llevaría él, ya que había devuelto la mitad…

El hombre rico, tan “inteligente”, aceptó la gran propuesta con alegría, rompió el documento en dos partes exactamente iguales y puso una mitad en manos de su vecino.

Pasó una semana más y otra vez el vecino visita al hombre rico, y le dice: estuve haciendo las cuentas muy prolijamente y en verdad, estoy necesitado de los dos mil quinientos rublos que devolví la semana pasada del préstamo original. Por eso, y porque el préstamo fue pactado para tres meses, y todavía restan un poco más de dos semanas, vine a pedirte si puedes completarme el monto y en el plazo prefijado devolveré todo el dinero. Y como garantía te devolveré la otra mitad del documento que está en mi poder. Tú puedes juntar las dos mitades que tendrás contigo, y así tendrás las dos partes del documento, o sea, el documento completo…

El hombre rico, como dijimos, era muy inteligente, y desde luego, aceptó. Es muy fácil suponer lo que sucedió cuando venció el plazo para pagar el préstamo, cuando el hombre rico presenta ante su vecino el pagaré roto en dos partes y pide que le entregue a cambio su dinero…

Todo el que escucha este relato tiene permiso para sonreír…

Pero será mejor no sonreír tanto, ya que exactamente igual le sucede a la persona que estudia Tora e interrumpe su estudio en la mitad, aunque más tarde lo retome. Su Tora estará compuesta de pedacitos rotos, muchos pedacitos…

Y de la misma forma en que el hombre rico no podrá utilizar el documento roto que tiene en sus manos, del estudio en “pedazos” no puede quedar mucho para salvar.

El hombre que consigue tener constancia en el estudio de la Tora, y logra que ese estudio lo “llene” sintiendo el placer de estudiar, se hará merecedor de que todas las preocupaciones de este mundo desaparezcan frente a él. En la Tora podemos encontrar todos los condimentos que dan satisfacción a la persona, y quien profundiza en ella, no necesita salir de su protección…

Entró a la casa del gaon rabi Jaim Kanievsky zz"l, un iehudi que se describió como habitante de la región de Gibraltar, un lugar al sur de España, frente a las costas de Tunez, en Africa, donde queda sólo un estrecho que une el mar Mediterráneo con el océano Atlántico.

Cuando el rab escuchó la palabra Gibraltar, de inmediato se interesó en las particularidades de la zona, y pidió saber cuántos iehudim vivían allí y quién era el rab que los dirigía…

Cuando la familia le preguntó la causa de tanto interés, rabi Jaim se extrañó: ¿acaso ustedes no saben que existen diversas posiciones en el Shuljan Aruj sobre a qué se le llama el mar grande, el “Iam Hagadol”, para decir la bendición? Y justamente la respuesta está en ese punto, donde se une el mar Mediterráneo con el océano…

Sólo pasaron unos minutos y entró otro iehudi, que vivía en Bnei Brak, en una calle a pasos de la calle Rashbam, la calle donde vive el rab. Y en este caso el rab no sabía dónde quedaba ubicada esa calle.

Pero la calle queda muy próxima a su calle, dijo el iehudi, ¿cómo es posible que el rab no conozca esa calle?

Nada pudo ayudar, el rab no tenía la más remota idea de nada…

Y diremos que así es el asunto: una persona que está abocada al estudio de la Tora puede saber dónde se encuentra el estrecho de Gibraltar y muchos otros detalles de él, porque esto tiene mucho que ver con la Halaja, con la ley, y con la interpretación de una bendición, pero una calle, por más que está muy próxima a su casa no llega a ser de su interés.

Un día entró a la casa del rab Kanievsky zz"l un señor muy importante, el señor Raijman, muy conocido por gran cantidad de gente. En todo lugar al que llegaba era recibido con mucho sentimiento y honores.

Y también, cuando le dijeron al rab que el señor Raijman se encontraba en su casa, el rab preguntó: ¿él es el que imprimió el libro de novedades del Ramban al tratado de Julin?...

Diremos, que no solamente el gaon rabi Jaim Kanievsky puede llegar a semejante nivel, sino toda persona que estudia la Tora con seriedad, se apega a su santidad y aprovecha todo su tiempo en el estudio de la Tora, verá que la Tora aparece en todos sus pensamientos y lo conduce sólo hacia una dirección: el estudio.

Toda persona que se acerque al rab no olvidará el amor a la Tora, por un lado, y su pensamiento tan correcto y asentado, por el otro. Sólo un hombre así puede fortalecerse con facilidad frente a todos los sufrimientos que, lo alenu, pueden aparecer en este mundo. Y lo comprobamos después de que falleció su esposa y compañera, la rabanit.

Un Rosh Ieshiva vio que un alumno, ni bien terminó su hora de estudio, abrió un periódico y comenzó a “estudiarlo”. Lo llamó y le dijo: no puedo entender cómo puedes pasar tan rápidamente del estudio al periódico, siendo dos cosas opuestas. La Guemara puede resumir mil palabras en una, mientras que un periódico, de una palabra hace miles…

Sea la Voluntad de Hashem, que podamos ocuparnos del estudio de la Tora, cada uno de acuerdo a sus posibilidades, y que seamos merecedores de la verdadera satisfacción.

Traducido del libro Barji Nafshi.

 

Leiluy Nishmat

Israel Ben Shloime   z”l

Lea (Luisa) Bat Rosa    Aleha Hashalom

Iemima Bat Abraham Avinu    Aleha Hashalom



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