LA TRISTEZA: ¡VENENO!
“y ahora, no se pongan tristes”
(Bereshit 45,5)
El Gaon-erudito, rabi Moshe Cohen ztz”l, de Yerba, editó un libro llamado “Darje Moshe”, con escritos sobre el reproche, ordenados según las perashiot de la semana. En nuestra perasha viene con una orden muy severa: y ahora, no se pongan tristes, ¡no hay nada peor que la tristeza!
Y cuando el hombre piensa, medita, dirá que en verdad, no existe motivo para estar triste. Porque existen dos posibilidades ante una cosa que parece no buena: o se trata del pago por una deuda pendiente, o será una preparación para un bien futuro. Y por ninguna de estas dos causas podemos entristecernos. Veamos, un hombre sube al autobús y paga su pasaje, no tiene por qué estar triste. Sabe que con el pago realizará un cómodo viaje y llegará al lugar que deseaba. Otro hombre viaja en taxi y paga al final de su viaje, y no estará triste, porque disfrutó de acuerdo al importe que abonó. Lo mismo ocurre en todos los sucesos de nuestra vida. Puede darse el caso, lo alenu, de que pecamos y ahora nos obligan a pagar, lo que sería una expiación del pecado, o lo que sería una preparación para un bien que llegará en el futuro, como la venta de Iosef, que alimentó a su padre y a sus hermanos en los años de hambre.
Y más escribió rabi Moshe. Un hombre viajó, y le exigen el pago por ese viaje, no puede escaparse sin pagar... ni tampoco quejarse. Pero nosotros, cuando, Jalila, nos llegan sufrimientos, ¿por qué nos quejamos?, ¿acaso no sería mejor, acaso no podemos dirigirnos a nuestro Creador con oraciones y pedirle perdón? Sabemos que esos sufrimientos vinieron por alguna cosa no buena que hicimos (o por una cosa buena que dejamos de hacer), ¿por qué nos quejamos?
Y más, cuando conocemos las palabras de nuestros sabios: la Divinidad se posa, solamente, donde hay alegría... Por eso, ahora, a no entristecerse, la Alegría de Hashem es vuestra fortaleza (Nejemia 8,10).
Y es algo que está aceptado por los médicos, y también en las palabras de Jazal, además de haberlo dicho Shlomo Hamelej Alav Hashalom, y muchos otros legisladores, que la preocupación y la tristeza son equivalentes a tomar veneno. Sin exagerar.
Y podemos comprobar, que una persona que vive siempre preocupada y ve, que su cuerpo sigue sano, que no se confíe, no tenemos dudas de que si piensa que está sano es porque no siente y no llega a darse cuenta de que sus fuerzas van disminuyendo poco a poco... Y en todo lo que hablamos hasta ahora, nos ocupamos sólo de las fuerzas del cuerpo, materiales, ¿qué diremos entonces de las fuerzas del pensamiento, y de las fuerzas del alma?
Lo cantamos en cada ocasión en la que hay alegría: “Mitzva Guedola Lihiot Besimja... Tamid”, una gran mitzva (precepto) es estar con alegría... siempre. Servir a Hashem con alegría, nos presentaremos frente a Hashem con júbilo...
En nuestra perasha se cierra el círculo. Los sueños de Iosef, los leímos en la perashat “Vaieshev”, esos sueños que despertaron el enojo de los hermanos y la preocupación del padre. Más que preocupación, el padre vio que debía tener en cuenta los sueños de su hijo, algo querían decirle...
Esos sueños provocaron que Iosef sea vendido como esclavo. Luego llegaron las pruebas que tuvo que enfrentar en la casa de Potifar, que lo llevaron a una larga condena en la prisión. Esos sueños se cumplieron exclusivamente como consecuencia de dicha venta, que fue tramada por los hermanos, y todos ellos, que trataban de negar los sueños, terminaron arrodillándose ante la presencia de Iosef, como las espigas que Iosef vio en esos mismos sueños...
Y nosotros nos detenemos por un instante, y pensamos, en el final de los sucesos, de qué forma se fueron desencadenando. Y es imposible negar una realidad, ya que a simple vista se entiende cómo Hakadosh Baruj Hu orienta los hechos paso a paso, y todos los protagonistas, todos los acontecimientos, son como títeres y decorados con los que Hashem “juega” y maneja a Su Voluntad.
Los hermanos, que pensaban deshacerse de los sueños de su hermano vendiéndolo como esclavo, no fueron sino el detonante del cumplimiento de todos los sueños. Con la venta de Iosef, comenzaron a verse uno tras otro, por etapas, todos los hechos que llegarían al cumplimiento de los sueños, al pie de la letra.
Luego llegaron los midianim y los ishmaelim, Potifar y también su esposa. La mosca que cae en la copa del faraón y la piedra que encuentra dentro de la torta, provocaron que el ministro de las bebidas y el ministro de las panificaciones fueran a parar a la cárcel, que se encuentren con Iosef, que cada uno de ellos tenga un sueño que perturbe sus mentes y sus corazones. Ellos soñaron, Iosef revela sus sueños...
El próximo que sueña es el faraón, y nadie puede revelar sus sueños. Todo Egipto entra en escena, un pueblo entero se hace merecedor de siete años de abundancia como jamás existieron, y detrás de ellos, dos años de una terrible hambre, que provocó el descenso de Iaacov Avinu a Egipto, ¿todo esto para qué? Solamente para que se cumplan los sueños de este hombre justo, Iosef Hatzadik.
Y la Tora, es eterna, y el mensaje que transmite, también es eterno, para cada uno de nosotros: nuestro Padre, nuestro Pastor, nos gobierna desde las alturas, orienta nuestros caminos para una finalidad determinada, específica y conocida, sólo para El, Itbaraj. Y finalmente abre nuestros ojos, y nos muestra cuántas bondades hizo con nosotros, cómo nos tomó con Sus propias Manos, de qué forma nos condujo por Sus Caminos...
Y nosotros, normalmente ciegos, todo el tiempo preguntamos por qué, ¿dónde nos llevan?, ¿por qué nos pasa esta u otra cosa? Nos falta paciencia, para esperar la Revelación, el momento en que Hakadosh Baruj Hu abra nuestros ojos...
Así será la forma en que Hashem también nos llevará cuando ya estemos frente a la cercana Salvación, la Gueula. Y Hashem hará volver a los retornantes de Tzion, que serán como los soñadores (Tehilim 126,1). Normalmente en los sueños, vemos cosas por partes, mezcladas, algunas colgadas de aquí, otras de allí, en fin, cosas extrañas. Y al despertar comenzamos a recordar fragmentos de los sueños, vienen a ser como fragmentos de cosas mezcladas, cortadas, algo todavía más confuso, y decimos: anoche vi tal cosa, escuché a alguien y pensé que era tal persona, y tratamos de entender una y otra cosa. Sin entender nada, desde luego. Asimismo, en este prolongado destierro, todo se ve oscuro, fragmentado, mezclado... Llegará la Gueula y entenderemos todo en forma retroactiva, cada cosa estará en su lugar, y también el porqué de cada cosa.
Traducido del libro Maian Hashavua.
Leiluy Nishmat
Israel Ben Shloime z”l
Lea (Luisa) Bat Rosa Aleha Hashalom
Iemima Bat Abraham Avinu Aleha Hashalom