Adaptación Rav Gabriel Guiber
La Hoja

La Hoja Parashat Truma

ENDULZAR LAS AGUAS ROBADAS, PARA SANTIFICARLAS “Y harán un arca con madera… y la cubrirán con oro puro, por fuera y por dentro…” (Shemot 25,10-11) Escuchamos al rab hagaon Iaacov Galinsky ztz”l: De este versículo aprendemos que t
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ENDULZAR LAS AGUAS ROBADAS, PARA SANTIFICARLAS

“Y harán un arca con madera… y la cubrirán con oro puro, por fuera y por dentro…”

(Shemot 25,10-11)

Escuchamos al rab hagaon Iaacov Galinsky ztz”l:

De este versículo aprendemos que todo Talmid Jajam que no es igual por fuera y por dentro, no es un verdadero Talmid Jajam (Ioma 72b). Porque el Aron Hakodesh (el arca), que tiene en su interior las Tablas de la Ley y la Tora, se compara con el hombre sabio.

Y nos relata la Guemara (Berajot 28a) que raban Gamliel colocó un guardián en la puerta del Beit Hamidrash, y le ordenó que solamente permita ingresar a un Talmid Jajam, cuando es igual interior y exteriormente.

Cuando nombraron Rosh Ieshiva a rabi Elazar Ben Azaria, él sacó al guardián de la puerta y permitió que todos los sabios entraran al Beit Hamidrash. Entraron tantos Talmidei Jajamim, que tuvieron que agregar cuatrocientos bancos (de esos bancos donde se sientan varias personas) para que todos puedan sentarse. En ese día estudiaron todo el tratado de “Eduiot”.

Raban Gamliel se sintió muy mal. Dijo: tal vez, Jas Veshalom, estuve impidiendo el estudio de la Tora en el pueblo de Israel. El sufrimiento que sentía lo debilitó y muchos pensaron que hasta podía morir. Min Hashamaim (desde el Cielo), para que se consuele su alma, le mostraron en sueños muchos barriles blancos llenos de ceniza (para indicarle que todos los que ingresaron ahora al Beit Hamidrash no eran dignos, así explica Rashi).

Y nuestros sabios dijeron que en realidad no era así, sino que el sueño se lo mostraron sólo a raban Gamliel, para evitar que siga sufriendo, pero en verdad dijeron (Pirke Avot 1,1): y tendrán muchos alumnos (Rabi Ovadia Mibartenura).

Y el Ben Ish Jai no está de acuerdo, ¿cuál es la ayuda que el sueño puede brindarle a raban Gamliel? Vemos que también rabi Elazar Ben Azaria reconoce que ellos no tenían el exterior igual al interior, pero así pensaba rabi Elazar, que comenzarían estudiando sin intención (shelo lishma) y finalmente estudiarían con intención (lishma) (Pesajim 50b). Y si hoy estaban todavía llenos de ceniza, mañana podrían estar llenos de piedras preciosas.

Si no fuera que estas son palabras de nuestros sabios, podríamos decir cosas totalmente diferentes.

Es necesario entender, ¿cómo es posible que la Tora se estudió tanto y con tanta calidad, en ese día?

Se estudió el tratado de Eduiot del principio al fin. Y cada vez que encontramos escrito “en ese día”, se refiere a ese primer día en que liberaron la entrada al Beit Hamidrash. En ese día no quedó ninguna ley sin aclarar, todas las leyes fueron explicadas…

Pero todos los sabios preguntan qué ocurrió después, al día siguiente, o unos días después, ya que solamente sabemos lo que pasó en ese día

Y más, también preguntaron cómo es posible que hayan puesto un guardián en la puerta del Beit Hamidrash. Un guardián que no deje ingresar al Talmid Jajam que no sea verdadero por fuera y por dentro. ¿Acaso el guardián conocía los pensamientos de las personas? Sabemos que solamente Hakadosh Baruj Hu puede ver el corazón, como está escrito (Pesajim 54b) que hay siete cosas ocultas para los hombres, y una de ellas, que ningún hombre puede saber lo que hay en el corazón de su compañero. Y me parece, que esta es una regla que hemos recibido, como está escrito (Mishle 9,17), que las aguas robadas serán endulzadas y que el pan será como un secreto, y se hará agradable…

Hace mucho tiempo, conocí al muchacho que acercó al Staipeler ztz”l a la Ieshiva. No creo que él pudiera imaginar que con esa acción estaba regalándole al pueblo de Israel un Gadol Hador (el rab más grande de la generación).

El me contó, que cuando llegó a la ciudad de Ornostaipel para anotar alumnos que ingresarían a la Ieshiva, se encontró con el Staipeler, y pudo sentir como su alma estaba tan apegada a la Tora. Le ofreció anotarlo en la Ieshiva y el Staipeler aceptó. Sólo faltaba que le pregunte a su mamá y que ella acepte que su hijo viajara a otra ciudad.

Antes de aceptar, la madre tenía una sola duda: ¿tendrá allí pan para alimentarse?

Hubo una gran sonrisa: ¿pan?, ¿quién está hablando sobre el pan?

Allí hay una cocina y un salón comedor inmenso. En el centro del salón, hay una “montaña” de panes, y para el desayuno colocan dos barriles, uno con manteca y el otro con mermelada. Los muchachos pueden servirse con libertad hasta satisfacerse, todo lo que deseen. Inclusive, sobre cada pan, pueden untar la cantidad de manteca o mermelada al gusto de cada uno…

La madre aceptó, y dijo: puedes llevártelo, en nuestra casa no hay tanta abundancia…

Si le hubieran preguntado al Staipeler, habría dicho que el muchacho estaba en lo cierto. Para el Staipeler, todo se desarrollaba únicamente alrededor de la Tora. Para él no existía otra cosa. Se sentaba a estudiar con concentración extrema, hasta que le traían la comida al Beit Hamidrash, para que no interrumpiera su estudio. Porque si tenía que ir al salón de comida, perdería minutos muy valiosos de estudio.

Por eso, no había que preguntarle a él, podrían preguntarme a mí, por ejemplo. ¿Y qué puedo decir? Que cuando llegué a la Ieshiva ya no estaban esos dos barriles, con manteca y mermelada. Ni tampoco la montaña de panes. En mis días de estudio, en la Ieshiva había hambre, hambre de pan, que tanto escaseaba. Y tampoco alcanzaban las maderas para calentar el recinto de estudio. En el centro del Beit Hamidrash habían puesto un tanque muy grande lleno de agua hirviendo, sin agregados, sin azúcar, sólo agua. Si alguien quería tomar, tomaría un “vaso de agua caliente”, así de simple, que serviría para quitarnos un poco el frío y para engañar nuestro estómago vacío…

Uno de mis compañeros opinaba: si al menos tuviera un poco de azúcar…

Tengo una idea, le dije, hay que pedirle a los directivos de la Ieshiva que prohíban tomar agua de este tanque…

¿Y entonces?, me preguntó.

Le expliqué: entonces, las aguas robadas serán endulzadas (Mishle 9,17)

Y escribió Rashi: en el tema de los preceptos existen las “aguas robadas que serán endulzadas”, como cuando tenemos miedo de cumplir los preceptos a la vista y debemos cumplirlos a escondidas.

¿Qué pretendemos decir?

Recuerdo, que cuando estudiaba en la Ieshiva, no sé si ahora también será así, pero, entonces, no todos estudiaban… Había muchachos sobresalientes, otros con gran constancia, y otros, haraganes. La mitad, un tercio o un cuarto, no importa… También en las oraciones, no podría decir que todos estaban presentes, sin hacer excepciones a la regla. Pero cuando se desató la guerra, y escapamos hacia Vilna, presté mucha atención: todos llevaban su Tefilin…, y su Guemara. Cuando nos desterraron a Siberia, cada uno de los que estábamos en ese tren, traía consigo su Tefilin, y su Guemara.

Y me contuve de preguntarle a muchos de ellos: tú, dime, ¿para qué traes tu Guemara?, ¿acaso en la Ieshiva estudiaste?

La respuesta es simple, y no podemos hacer comparaciones. En la Ieshiva, los dirigentes querían que estudiemos. Y aquí, en Siberia, los policías no nos dejan estudiar…

Muchos de los que no siempre concurrían a las oraciones, eran los que organizaban las oraciones a escondidas en pozos subterráneos, sacrificando la vida para rezar…

Y ahora, todo se entiende perfectamente…

Raban Gamliel puso un guardián en la puerta del Beit Hamidrash que cerraba la entrada. Solamente los elegidos tenían permiso, los que insistían para entrar, y hasta se enojaban porque querían estudiar. Por un lado, mucha gente quedaba sin poder ingresar. Por otra parte, los que deseaban ingresar, con todas sus fuerzas, lo lograban. Se generaba mucha tensión y predominaba la voluntad. Barriles llenos de fuego…

Llega rabi Elazar Ben Azaria y retira al guardián de la puerta. Todo el mundo ingresa. Cuánto fuego se podía ver en ese día, se estudió todo el tratado de Eduiot, todas las dudas desaparecieron. Y raban Gamliel se sintió mal. Pero le mostraron que… en ese día el fuego estaba encendido, pero de ese fuego quedarían sólo las cenizas, porque ahora todos podían entrar…

 

 

Traducido del libro Vehigadta.

 

 

 

Leiluy Nishmat

Israel Ben Shloime   z”l

Lea (Luisa) Bat Rosa    Aleha Hashalom

Iemima Bat Abraham Avinu    Aleha Hashalom



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