Adaptación Rav Gabriel Guiber
La Hoja

La hoja PERASHAT SHELAJ LEJA

??”? EL MIEDO, TRAE LA DERROTA “Y verán la tierra, cómo es…” (Bamidvar 13,18) Y veamos, que esta fue una de las causas por la que Hakadosh Baruj Hu detuvo al pueblo de Israel en el desierto durante cuarenta años. Pero cuando los kenaanim vieron
First slide

??”?

EL MIEDO, TRAE LA DERROTA

“Y verán la tierra, cómo es…” (Bamidvar 13,18)

Y veamos, que esta fue una de las causas por la que Hakadosh Baruj Hu detuvo al pueblo de Israel en el desierto durante cuarenta años. Pero cuando los kenaanim vieron que los hijos de Israel se demoraban, volvieron a plantar nuevamente los árboles. Justamente por esta causa Moshe Rabenu le dice a los espías que vean si la tierra es fértil, pero les advierte que deben prestar mucha atención, ver si “hay árboles o no”, y tendrán que observar si los árboles son débiles, ya que con seguridad debido al miedo cortaron sus árboles y ahora volvieron a plantar, lo que muestra que la victoria está asegurada…

En relación a esto, el escritor de “Iesod Haavoda” ztz”l, el contó este hecho real.

Durante las campañas de Napoleón, el general ruso a cargo de toda la estrategia de guerra estaba sentado estudiando los informes que llegaban del frente de batalla: los voceros aparecían uno tras otro, agitados y aterrorizados con noticias no menos terribles, una división de soldados colapsó y sus soldados escaparon en todas direcciones sin conocerse el paradero de ninguno de ellos. Otro batallón cesó repentinamente los ataques y dio la posibilidad de que el enemigo avance y aplaste otro batallón por sorpresa. Un comando especial fue descubierto y atrapado. Y como éstas, muchas malas noticias más…

Todo se veía perdido, nos habían derrotado…

Su asistente entró a la habitación y encontró al general con un gesto de evidente abandono. ¿Qué pasó?, le preguntó. Y el general empezó a relatar un resumen de todas las bajas que se habían reportado. Un verdadero desastre…

-¿Eso es todo?, preguntó extrañado, todavía no le ha llegado la noticia más escalofriante, la peor de todas…

El general lo miró con ojos preocupantes, ¿acaso podía suceder todavía algo peor?

Y el ayudante dijo: la última noticia que llega y es muy alarmante: el general ruso ha perdido su espíritu de lucha…

Al escuchar esto, el general se recuperó de inmediato y comenzó a dar indicaciones en todos los campos de batalla, envió refuerzos aquí, cambió la estrategia más allá y consiguió equilibrar la guerra y hasta ponerla a su favor…

De aquí obtenemos un gran aprendizaje: no desesperar, no se gana nada desesperando, sino todo lo contrario, hasta se puede perder todo. Ante cualquier situación, lo importante es no perder el equilibrio, el autocontrol, pero mejor dicho, debemos esforzarnos un poco más, no sólo no perder el control sino también no aflojar, seguir con nuestras ganas, seguir esforzándonos, y así podremos “dar vuelta la torta” y transformar todo el mal en bien, venciendo a cualquier obstáculo. Pero si, Jalila, bajamos los brazos, ya estamos perdidos desde el principio, antes de comenzar la pelea…

Hace aproximadamente ciento setenta años vivió en Aram Tzoba un sabio santo, estudioso del Zohar Hakadosh, un “hombre de D-s”, rabi Eliahu Mishen ztz”l, más conocido por el nombre de su libro, tan importante, sobre los secretos de la Tora, el “Sfat Emet”.

Un día, se presentó ante él un hombre extraño. “Sálveme rabi”, pidió suplicando.

El hombre le contó que vivía en uno de los pueblitos en el sector más occidental del país. Allí, cada año, se realizaba un mercado que acercaba miles de agricultores de toda la zona, que venían a comprar todo lo necesario para el año que se acercaba: artículos textiles, mecánicos, alimentos, semillas para la siembra, en fin, de todo…

Este iehudi era un vendedor muy conocido y respetado, famoso por su honestidad. Todo el mundo compraba en su negocio y de ese mercado provenía el sustento para todo el año. También ese año había llenado su negocio de mercadería que compraba a crédito, pero, para su sorpresa, ninguna persona se había acercado a comprarle…

Todos los años su negocio era “vaciado”, no le dejaban ni un tornillo. Pero este año no había entrado ni siquiera un comprador. Por la noche salió a la calle para ver qué sucedía y le dijeron que su vecino árabe había amenazado a toda persona que entrara a comprar a su negocio.

Era sabido que la mercadería del iehudi era de primera y que sus precios eran los más bajos del mercado, pero nadie podía arriesgarse a caer en manos del árabe. El vecino había creado una atmósfera de terror y nadie podía enfrentarlo…

-¿Y yo qué puedo hacer?, el rab lanzó un quejido. Lo que pasó ya pasó, el mercado finalizó, ¿cierto?

-¡No rabenu! Todavía continua durante dos días más, contestó el hombre.

-Entonces, dijo el rab, dormirás aquí esta noche. Escribe el nombre del árabe sobre un papel y déjalo en la mañana en el Beit Hakneset.

El hombre hizo tal cual le indicó el rab, y esperó que el justo termine sus oraciones. Entonces se le acercó con mucho temor.

El justo levantó la vista y le dijo con alegría: estudiamos en la Guemara (Guitin 7a) que si un hombre tiene enemigos, que los amanezca y los duerma en el Beit Hamidrash. Sólo con esto ellos caerán. Como esto ya lo has hecho, ahora puedes volver a tu pueblo…

El hombre se apuró para llegar a su lugar, y encontró un gran cortejo que acompañaba los restos del vecino.

En ese día, el iehudi vendió toda la mercadería de su negocio.

Traducido del libro Maian Hashavua.

 

Leiluy Nishmat

Israel Ben Shloime   z”l

Lea (Luisa) Bat Rosa    Aleha Hashalom

Iemima Bat Abraham Avinu    Aleha Hashalom



Articulos Relacionados

Inscribite
Contactanos