La Tefilá - Plegaria o rezo en español, es un aspecto primordial del Judaísmo.
El Midrash (Yalkut Shimoni Vaetjanan) nos dice que hay 13 clases distintas de tefilot, y cada una corresponde a un nivel emocional distinto. Una clase de tefilá es llamada riná (alegría): Cuando la persona siente una alegría inmensa que casi no se puede expresar en palabras se comunica con D\'os diciendo: ¡Gracias, esto es increíble! Mi alma llora de alegría!. Otra clase de tefilá es llamada pilul, en la cual la persona expresa un deseo profundo de apegarse y conectarse con D\'os. Sin embargo, la clase más usual es aquella tefilá mediante la cual llamamos a D\'os desde un estado de angustia, crisis o desesperación.
En función de entender el rezo debemos entender cómo es nuestra naturaleza. El ser humano, por naturaleza, siempre tiene un sentimiento de que carece de algo. Raramente sentimos que tenemos todo lo que queremos en la vida. A diferencia de los animales, cuyos requerimientos son encontrados en la naturaleza, nosotros estamos en un constante estado de preocupación por el presente y el futuro. Los seres humanos tenemos toda clase de necesidades: materiales, emocionales, espirituales y por supuesto, un fuerte deseo de ser amados por D\'os, de formar una relación con Él. A pesar de que hay millones de personas en el mundo, cada uno de nosotros desea sentir que es único a ojos de D\'os, que D\'os se ocupa específicamente de él, que somos especiales y queridos para Él.
Y ¿por qué D\'os creó al ser humano con este sentimiento? Para forzarlo a que se relacione con Él. Así como dice el dicho: "No hay ateo en la cueva del lobo".
La carencia de algo produce una especie de vacío dentro nuestro y ese vacío es lo que nos lleva a querer renovar constantemente la conexión con D\'os.
Nuestros Sabios nos enseñan (Yevamot 64ª): "¿Por qué nuestros antepasados fueron estériles? Porque D\'os desea el rezo de las personas justas".
Al leer esto podemos pensar que D\'os es sádico, jalila. "¿Puesto que Él quiere mis rezos entonces me hace sufrir?".
No. Obviamente que D\'os no quiere hacerme sufrir, pero puesto que es muy raro que yo me comunique con Él desde la mayor alegría, entonces Él me crea - mediante el desafío - la necesidad de conectarme con Él.
Así como cuando creamos una relación con otra persona, la relación será más profunda si yo comparto con ella mi dolor, mis preocupaciones, así también mi relación con D\'os será más profunda cuando yo comparta con Él mi dolor y vacío.
Por lo tanto, aprendemos de aquí que el hecho de carecer de algo crea una situación en la cual estoy obligada a dirigirme a D\'os relacionándome y acercándome a Él. Entonces, en realidad, mi carencia es una bendición, pues es una señal de D\'os de que quiere estar cerca mío.
¿Cómo funciona el rezo? ¿Puede afectar a nuestro mazal?
Todo rezo tiene significado, pues incluso que nuestro requerimiento no fue otorgado hemos fortalecido nuestra relación con D\'os. De esa manera podemos aceptar y entender que no todo está en nuestro control. A veces D\'os dice "no" a nuestro pedido porque considera que es lo mejor para nosotros en ese momento.
La palabra mazal (mal traducida como suerte) en hebreo significa "algo que fluye del cielo hacia la tierra", algo que D\'os envía. A veces Él envía algo que se ve bien - mazal tov, y a veces envía algo que se ve mal - mazal ra (a pesar de que en realidad no es algo malo sino que se ve mal a nuestros ojos). Mazal significa: todo lo que ocurre proviene de D\'os.
A veces D\'os le envía a la persona una dificultad con el solo propósito de que ella rece. Cuando el propósito de la dificultad es ése, entonces el rezo afecta al mazal. Creamos la relación que Él desea y la dificultad desaparece.
Pero a veces D\'os nos envía una dificultad que será una parte permanente de nuestra vida. Esta dificultad nos refinará, nos definirá, será parte de nuestro destino. En este caso el rezo no cambiará el mazal, sino que aquí nos lleva a aceptar nuestro destino creando una conexión más cercana con D\'os, la cual nos ayudará a seguir adelante a pesar del obstáculo. Nosotros no podemos saber qué clase de dificultad está delante nuestro. No sabemos si es algo temporario o permanente, pero sí sabemos que en ambos casos D\'os quiere que le hablemos.
En ambos casos confiamos en D\'os así como dice David Hamelej en Tehilim 27:14: "Pon tu esperanza en D\'os. Fortalece y fortifica tu corazón, y pon tu esperanza en D\'os".
Se nos dice dos veces que tengamos esperanza en D\'os, pero entre medio de los dos mandamientos está la orden de ser fuertes y aceptar. ¿Por qué esta repetición?
La Torá nos inculca que toda nuestra esperanza debe ser puesta en D\'os. Debemos confiar en que Él contestará nuestro rezo. Si no responde de la manera deseada, debemos rezar otra vez. No debemos bajar los brazos, pues nada es imposible para D\'os.
Por otro lado, debemos aceptar Su Voluntad. Es decir que trabajamos en dos campos al mismo tiempo - confiamos en Él completamente y no bajamos los brazos, pues Él lo puede todo, y también aceptamos que Sus decisiones para con nosotros son correctas, justas y apropiadas (incluso que sean dolorosas), fortaleciendo nuestros corazones.
Cuando nosotros nos dirigimos a D\'os con nuestros pedidos estamos expresando nuestro reconocimiento de que D\'os es partícipe de cada aspecto de nuestra vida. Y para crear una relación cercana debemos rezar con emoción y abiertamente, pues no hay nada que no podamos decirLe. Él entiende nuestros temores más profundos y nuestros deseos y esperanzas. Él escucha y nos cuida.
Entonces, si nos sentimos vacíos o angustiados es una señal de que D\'os nos está llamando. Y si D\'os nos está llamando, ¿no deberíamos contestarle?
Basado en un shiur de la Rabanit Holly Pavlov