Rav Salomón Michan
Acercándose al Creador

Tefila con el corazon

Escribió Rab Yehezkel Levinshtein la ilustración de Tefilá: Cuando la persona reza, debe saber a quién le está rezando. Cuando la persona reza, debe saber que está rezando. Y es lo que dice la Mishná en Pirké Abot: No hagas una Tef
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Escribió Rab Yehezkel Levinshtein la ilustración de Tefilá:

  • Cuando la persona reza, debe saber a quién le está rezando.
  • Cuando la persona reza, debe saber que está rezando.

Y es lo que dice la Mishná en Pirké Abot: No hagas una Tefilá fija, sino de pedidos.[1]

 

Tefilá con lágrimas:

Cuentan sobre Rab Baruj Lebobitz, que cuando era niño, su padre le pegó por algo incorrecto que había hecho (travesura de niños). Mientras estaba llorando, se paró Rab Baruj, hizo Netilat Yadaim, tomó su Sidur, y empezó a rezar Tefilat Minjá. Le preguntó el padre: ¿Por qué ahora precisamente estás rezando? Le contestó el niño: Ya que ahora estoy llorando, quiero aprovechar estas lágrimas para la Tefilá.

Debemos saber que cada lágrima en la Tefilá, son diamantes muy valiosos y no debemos desaprovechar la oportunidad. Así como dijeron los Jajamim: “Aunque las puertas de la Tefilá se cerraron, las puertas de las lágrimas no se cerraron”.[2]

Dijeron los Jajamim: “Quien reza, llora y grita hasta que ya no pueda seguir moviendo sus labios, ya se llama una Tefilá completa e integra del corazón, que nunca regresará vacía.

 

El Jajam no es el que da la Berajá para que se cure:

Cuentan que llegó un alumno del Rab Meir Yejiel Meostrobitza, y le dijo que un enfermo le había pedido una Berajá para que se cure. El Rab Meir le contestó al alumno que él no podía hacer nada, ya que Hashem era el único que podía curarlo.

El alumno le dijo al Rab Meir, que está escrito en la Guemará, que la persona que tenga un enfermo en su casa, que vaya con el Jajam, y pida misericordia de Hashem para el enfermo.[3] Le dijo el alumno, que es exactamente lo que está haciendo, yendo con el Jajam para pedirle una Berajá para que se cure. Le contestó el Rab Meir a este alumno: Fíjate bien cómo dice la Guemará; no dice que el Jajam haga Tefilá por el enfermo, sino dice que vaya con el Jajam y haga Tefilá; ir con el Jajam para que su mérito lo ayude, pero el que debe hacer Tefilá es el enfermo.

 

La Berajá que más se recibe, es decir Tefilá:

En una ocasión, llegó una persona llorando con el Rab de Mesdrish a pedirle una Berajá y que le asegure que pueda tener hijos. El Rab le contestó: Pídele a Hashem que te ayude y tendrás hijos. Le contestó esta persona, que ya había rezado mucho, incluso con lágrimas, y no había visto resultados positivos.

Si es así, le dijo el Rab; es preferible que me pidas consejos de cómo rezar y puedas tú directamente pedirle a Hashem la salvación. Después de escuchar las palabras del Rab, se desesperó y se fue de ahí deprimido, ya que estaba esperando la solución directamente del Rab.

Al salir, todos los alumnos del Rab le preguntaron por qué no le había dado una Berajá como lo hacía con toda la gente.

Les contestó el Rab: Cuando llega un Yehudí conmigo a pedirme una Berajá, pero realmente ese Yehudí sabe que todo depende de Hashem y mi Berajá es únicamente para reforzar la Tefilá, entonces doy la Berajá con todo gusto.

Pero cuando llega alguien conmigo y me pide una Berajá, pensando que todo depende de mí, prefiero no darle Berajá, sino lo contrario; prefiero que se vayan de aquí sin ninguna esperanza en mí, y ellos le pedirán directa a Hashem que él es la fuente de las bendiciones.[4]

 

Únicamente a Hashem:

Dice el Tehilim: "Karob Hashem Lekol Koreav, Lejol Asher Ikrauhu Beemet” – “Cercano está Hashem a todos los que lo invocan, a todos los que le invocan realmente (de verdad)”.[5]

Preguntan los Jajamim: ¿Acaso está Hashem cerca de todos los que lo invocan? Contestan los Jajamim: El mismo versículo contesta: “a todos los que le invocan realmente (de verdad)”.

Para entender esto, vamos a narrar una parábola:

Llega una persona pobre con un hombre rico y este hombre rico le pregunta qué desea y el hombre pobre contesta: A pedirle una moneda de Tzedaká. El rico le pregunta: ¿A qué te dedicas? Le dice el hombre pobre: Me dedico a ir de puerta en puerta a pedir Tzedaká. En ese momento el rico le da 1 moneda de Tzedaká y lo saca de su casa.

Después de un rato, llega otro pobre con el mismo hombre rico y el rico le pregunta qué desea. El hombre pobre le contesta que viene con él a pedirle 1000 monedas de Tzedaká. El hombre rico le pregunta ¿A qué se dedica? Y el hombre pobre le contesta que vino especialmente con él a pedirle esa cantidad, ya que sabe que es una persona rica y bondadosa; y si no le da esa cantidad, podría morir. En ese momento, el hombre rico sacó 1000 monedas y se las dio.

¿Qué diferencia entre el primer pobre y el segundo?

El primer pobre, si en la primera casa donde pide dinero no le dan, se va a la segunda puerta y si ahí tampoco le dan, se va a otra puerta y así sucesivamente; ya que no tiene en nadie específicamente en quién confiar.

Pero el segundo pobre, le declaró al hombre rico que toda su vida depende  de él y de nadie más. Por eso el hombre rico le dio lo que pidió, ya que él es su única esperanza.

Así debe ser la Tefilá de la persona. Si le decimos a Hashem que toda nuestra vida, todo nuestro sustento, toda nuestra salud, etc., única y exclusivamente depende de él; estamos invocándolo realmente y de verdad, así como dice el Tehilim: “A todos los que le invocan realmente (de verdad)”.[6]

 

Tefilá en momentos de sufrimiento:

Es discusión entre los Jajamim, si la Mitzvá de rezar es una obligación de la Torá o los Jajamim la implementaron.

El Rambam, sostiene que la Mitzvá de rezar, es una Mitzvá que la Torá la obliga. Y el Rambán, sostiene que la Mitzvá de rezar, los Jajamim la implementaron. Pero el Rambán está de acuerdo con el Rambam, que cuando es un momento de sufrimiento, la Mitzvá de rezar, se considera como de la Torá.

 

Tefilá de todo corazón:

La Perashá Shoftim,  nos habla de las ciudades de refugio; aquellas a las que se tenían que escapar el que asesinó a otra persona sin querer. Ahí tenía que permanecer, lejos de su casa, de su familia y de sus amigos, y arreglárselas para vivir solito ¿Cuánto tiempo?

Nos dice el Pasuk en Perashat Mas’é: “Hasta la muerte del Cohén Gadol, aquel que fue ungido con el aceite santo”.[7]

Es conocido lo que nos enseñan nuestros Jajamim que la mamá del Cohén Gadol le llevaba comida para que tenga ¿Y todo esto para qué? La respuesta es para que no pida Tefilá para que se muera el Cohén Gadol; ya que estando ahí lejos de su familia y lejos de todo, y sabiendo que lo único que puede hacer es esperar a que el Cohén Gadol se muera, y quizás tiene unos cuarenta años (Ahí está que su mamá todavía vive, así que no es un Cohén Gadol de ochenta años...) y naturalmente le faltan por lo menos cuarenta años más, así que lo único que podía hacer era pararse frente a Boré Olam y pedir con lágrimas en los ojos que el Cohén Gadol muera pronto y él pueda salir de ahí. Para que no suceda esto, la mamá del Cohén Gadol le llevaba comida...

Imaginemos una persona que llega a la ciudad de refugio, y después de enterarse que se va a quedar ahí por lo menos cuarenta años lejos de sus familiares y amigos, y está dispuesto a pedir por la muerte próxima del Cohén Gadol. De pronto llega la madre de este y le trae comida para que tenga para esa semana ¿Acaso va a dejar de pedir Tefilá sólo por eso? ¿Acaso va a preferir permanecer lejos de su casa sólo porque tiene qué comer estando en la ciudad de refugio?

La increíble respuesta es: Va a seguir pidiendo, pero ahora va a ser “Tefilá con opciones”... Sí, va a seguir pidiendo por la muerte del Cohén, pero ahora en lo profundo de su corazón sabe que si su Tefilá no se recibe, por lo menos ya tiene que comer en Shabat... Entonces la Tefilá no sale de lo más profundo de su corazón roto, y por eso es más difícil que sea contestada de inmediato…

¡Es increíble la fuerza que puede tener una Tefilá dicha de todo corazón! No nos podemos imaginar el ‘movimiento’ que hacen nuestras Tefilot en las alturas. Ya que una Tefilá bien dicha nunca regresa vacía...

La Guemará dice refiriéndose a la Tefilá: “Las cosas más elevadas del mundo, y las personas las desprecian.[8]

Qué increíble es el impacto que causan nuestras Tefilot cuando las decimos de todo corazón. ¿Por qué se nos olvida todo esto cuando entrarnos al Bet Hakneset y nuestro compañero nos está esperando para poder platicar de las últimas novedades?... ¿Por qué cuando tenemos prisa o flojera se nos olvida que Hashem está esperando y cayó a todo su ejército de ángeles que lo alaban para escuchar nuestras Tefilot y nuestro ‘Amén Yehé Shemé Rabá’ dicho con Cavaná?

Ojala que todos recapacitemos sobre la importancia de la Tefilá, y la empecemos a decir con más calma y concentración. Pero debemos cuidarnos en no decir una “Tefilá con opciones, es decir, que en lo más profundo de nuestro corazón pensemos: “Si no, tengo otra forma de arreglarme…”

 

No te quejes, habla directo con Hashem:

Uno de los alumnos de Rab Shlomo Zalman Oyerbaj, fue con él a lamentarse y platicarle sus problemas de salud y económicos.

El Rab le dijo con una voz muy suave: Yo, jamás le platiqué mis problemas a otros; cuando tenía algún problema, o me dolía algo, con el único que hablaba y le pedía que me ayude, era Hashem; y él lo hacía.

 

Hay momentos que es necesario gritar:

Escribió Rab Itzjak Zilvernshtein, que hay momentos que la Tefilá “de todos los días” no es suficiente; sino se deberá gritar y sacar las palabras del corazón. Hashem quiere que le gritemos; con todo el sentido de la palabra; Hashem muchas veces quiere escuchar gritos de nosotros para pedirle nuestras necesidades.

Explica el libro Yereim, que la Tefilá más principal, es la que se dice, según el contexto personal de cada uno de nosotros. Cuando le pedimos a Hashem que nos ayude en algo que necesitamos, Hashem quiere que le hablemos y le platiquemos nuestros problemas; ya que esa Tefilá es realmente de corazón y no es como cuando se lee de un libro.

 

Esa Tefilá es mejor que la del Arí Z"l:

Es sabido, que la Tefilá del Arí Z´l era muy especial y hacía mucho ruido en los cielos celestiales. En una ocasión, le mostraron al Arí Z´l en un sueño, que en tal ciudad, existe una persona que reza mejor que él.

El Arí Z´l se sorprendió y viajó hasta ese lugar para conocer a esa persona. Llegó hasta ahí y le preguntó a este hombre si era un gran Rabino, y este hombre le dijo que no.

El Arí Z´l le preguntó qué especial tiene su Tefilá. Este hombre le contestó que él ni sabía rezar, ya que únicamente sabía las letras desde la Alef hasta la Yud.

Cuando este hombre iba al Bet Hakneset y veía que todos rezaban con mucha concentración y desde el corazón; le dolía mucho el hecho que no sabía rezar, así que decía desde lo más profundo de su corazón: “Alef, Bet, Guimal, Dalet… Yud”. Y lo repetía muchas veces. Y al final decía: Ribonó Shel Olam, Hashem, haz por favor de estas diez letras, una gran Tefilá que sea muy bien recibida por ti”.

Estas palabras de este hombre, causaron mucho más que la Tefilá del Arí Z´l, ya que lo que la Torá pide, es el corazón.[9]

 

Habla con Hashem según tu necesidad:

Escribió el Jazón Ish: Un buen consejo para hacer una buena Tefilá, es escribir en una hoja una Tefilá particular; según su manera de hablar, según su estilo, según como él se comunica con la gente, etc., ya que nadie habla con el otro sin saber lo que le está diciendo y cada quien tiene su manera de hablar con el compañero.

 

Un Abrej compartió su Tefilá particular que él decía todos los días.

  • Hashem, hazme muy inteligente, pero que no llegue a ser presumido.
  • Ayúdame a tener voluntad de ayudarle a los demás, pero no tener voluntad de dar instrucciones a todos.
  • Protégeme de comidas prohibidas.
  • Ayúdame a entender que también yo puede equivocarme.
  • Dame la oportunidad de ver cosas bellas, incluso en lugares donde no lo planeé.
  • Ayúdame a querer a todos, así mismo ayúdame a ver las buenas cualidades de mis compañeros y no sólo eso, sino dame la fuerza para decirles de sus buenas cualidades.
  • Dame fuerza para hacer feliz a la gente de mi alrededor.

 

No basta con clamar, sino se debe gritar desde lo más profundo:

Cuando el Faraón decretó la muerte de los integrantes del pueblo de Israel, nos dice la Torá que el pueblo de Israel clamó ante Hashem, así como está escrito: “Vayeanejú Bené Israel Min Ahabodá Vaizaakú Vataal Shavatam El Aelokim Min Ahabodá” – “Y los hijos de Israel gimieron por el trabajo y clamaron; y su quejido a causa del trabajo ascendió hasta Hashem”.[10]

Explica Rabenu Bejaye sobre este Pasuk algo increíble:

Incluso que ya había llegado el tiempo de su salvación, no eran propicios para ser redimidos; pero por causa de que aumentaron en pedirle a Hashem que los salve del trabajo, Hashem escuchó su pedido y fueron redimidos.

En el Pasuk está repetido el tema que rezaron y pidieron la salvación: “Gimieron por el trabajo y clamaron; y su quejido a causa del trabajo ascendió hasta Hashem”, esto viene a enseñarnos, que la Tefilá de la persona no es completa, sino hasta que sale directamente del corazón (clamaron) y se grita desesperado por la situación y los sufrimientos.

Tefilá desde el corazón. Tefilá gritando.

 

VER EL ORAJ JAIM HAKADOSH SHEMOT, 2, 25.

 

 


[1] Mishná 2, 13.

[2] Rab Pinkus.

[3] Babá Batrá 116a.

[4] Maase Abot 1.

[5] Tehilim 145, 18.

[6] Darké Musar.

[7] Bamidbar 35, 25.

[8] Berajot 6b. Ver Rashí ahí.

[9] Shaaré Emuná.

[10] Shemot 2, 23.



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