Rav Kalman Packouz zz"l
Para Reflexionar Juntos

Mundo venidero, mi pregunta

Cuando tenía 11 años, recuerdo haber visto en la portada del periódico una foto de un bebé con el vientre hinchado, que parecía estar muriéndose de hambre. Me pregunté: “¿Cómo puede suceder esto si existe un Dios?” Y se me oc
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Cuando tenía 11 años, recuerdo haber visto en la portada del periódico una foto de un bebé con el vientre hinchado, que parecía estar muriéndose de hambre. Me pregunté: “¿Cómo puede suceder esto si existe un Dios?” Y se me ocurrieron dos posibilidades:

1) No existe Dios y la vida continúa sola

2) Hay un solo Dios y hay 2 posibilidades más:

a) La vida es un gran espectáculo y Dios disfruta creando situaciones para entretenerse, o

b) Dios es bueno y hay significado y propósito en todo lo que existe y sucede.

Sinceramente esperaba que la respuesta correcta fuera la última, pero me preocupaba la idea de que si hay un Dios, ¿cómo es posible que veamos a gente buena sufriendo y a gente mala viviendo aparentemente bien? Entonces pensé que si Dios es bueno, debe haber justicia, y como no veía justicia en este mundo, debe haber un Mundo Venidero que sería el gran nivelador, donde las personas buenas recibirían su justa recompensa y las personas malas recibirían su “pena”.

Entonces le pregunté a cada uno de los profesores de la escuela dominical: “¿Cree el judaísmo en un mundo venidero?” Pensé que había 3 posibles respuestas: “Sí”, “No” o “No sé”, pero terminé obteniendo 6 o 7 respuestas diferentes. Ninguno de ellos respondió “Sí”. Recibí respuestas como: “Si quieres…”, “Depende de tus acciones”, “Existe en los recuerdos que dejarás en este mundo” y otras cosas que tampoco entendí.

Luego hice mi segunda pregunta: “¿Cuál es su evidencia para esto?” Un profesor tras otro me decía: “Esta es mi opinión y es tan válida como la de cualquier otro”. 

Siendo un niño inteligente, sabía que mis maestros tenían razón, pero también sabía que el pueblo judío no había sobrevivido casi 3.500 años de penurias porque cada judío tuviera su propia opinión, sino muy probablemente a pesar del hecho de que cada judío tenía su propia opinión.

Durante años no pude obtener una buena respuesta y terminé concluyendo que no había respuestas que dar. Cuando me gradué de la Universidad de Washington con un título en psicología, me matriculé en la facultad de derecho, la abandoné y me tomé un año libre para viajar por el mundo.

Fui a trabajar a la fábrica de cuchillos del Kibutz Urim, cerca de Beer Sheva, cuando mi amigo de la escuela, Ronnie Balshine, me sugirió que fuera a una Yeshivá, ya que todavía tenía “esas” preguntas. Me presentó al rabino Noah Weinberg, fundador de la Yeshivá Ohr Sameiach y también fundador de la Yeshivá Esh HaTorah.

Lo primero que hice en el Beit Hamidrásh, la Sala de Estudio, fue acercarme a un rabino y hacerle mi antigua y nunca respondida pregunta: “¿Cree usted en un Mundo Venidero?” Él respondió: “Por supuesto”. ¡Me quedé en shock! ¡Fue la primera vez en mis 22 años de vida que escuché a un judío decir que creía en la vida después de la vida! Casi me olvide de hacerle mi segunda pregunta... pero me recuperé del shock y le pedí pruebas. Me mostró algunas alusiones en la Torá . Me quedé impresionado. No sabía si tenía razón o no, pero al menos tenía un argumento y pruebas, y no sólo una opinión.

Localicé a otro rabino en la sala de estudio y, con vacilación, me acerqué a él para hacerle la misma pregunta (¡asegurándome de que no tenía oportunidad de “conspirar” con el primer rabino para darme la misma respuesta!). Cuando le pregunté, respondió: "¡Por supuesto! El Mundo Venidero es una creencia fundamental del judaísmo. Maimónides la incluyó en los 'Trece Principios de Fe del Judaísmo', y sin ella es imposible comprender la bondad y la justicia de Dios". ¡Me quedé sorprendido! Después de muchos años de intentarlo, fue como dar dos “patadas” y marcar dos “grandes goles”; ¡esta última respuesta es el equivalente emocional e intelectual de ganar la Copa del Mundo!

Decidí pasar un mes allí y me fascinó la profundidad y la cantidad de sabiduría sobre la vida contenida en nuestra herencia de la Torá. Pensé que me debía a mí mismo y a mis hijos —si alguna vez me casaba— aprovechar la oportunidad y estudiar un poco más. Me quedé tres meses, pospuse mi inscripción en la facultad de derecho por un año más y luego decidí que prefería ser profesor o rabino que abogado. En 1979 —6 años después— recibí mi ordenación rabínica de un miembro del rabinato de Israel.

A pesar de haberse criado en Portland, Oregón, y haber asistido al Templo Beth Israel, un templo reformista, el rabino Rabino Kalman Packouz zz”l llego a ser un rabino ortodoxo, ordenado por la Rabanut de Israel en Jerusalem. Fue pionero en diversas iniciativas educativas judías orientadas a la difusión de la teshuvá (retorno al judaísmo) y fue uno de los primeros en ocupar la tecnología para difundir las enseñanzas de la Torá. Se inspiró en el poder de la Torá y dedicó su vida a ayudar al pueblo judío a volver a sus fuentes originales.



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