Rav Salomón Michan
Para Reflexionar Juntos

Para que el otro no tenga

La envidia es capaz de querer perder algo, para que el otro no lo tenga. Se cuenta de un rey que dijo a uno de los ciudadanos, que era muy envidioso de la gente, que le pidiera lo que deseara; pero con una condición, que uno de sus compañeros recibiría lo doble de lo que &eac
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La envidia es capaz de querer perder algo, para que el otro no lo tenga.

Se cuenta de un rey que dijo a uno de los ciudadanos, que era muy envidioso de la gente, que le pidiera lo que deseara; pero con una condición, que uno de sus compañeros recibiría lo doble de lo que él pidiera.

El hombre pensó y se dijo: “Si pido un coche, a mi compañero le darán dos… Entonces no lo quiero… Si pido una mansión, a mi compañero le darán dos; entonces no la quiero… Si pido joyas para mi mujer, a mi compañero le darán el doble; entonces no las quiero”.
Después de tanto pensar y analizar el caso, este hombre decidió pedir al rey que le quitara un ojo…

La enseñanza de la serpiente y la luciérnaga

Cuentan que una serpiente empezó a perseguir desesperadamente a una luciérnaga. Ésta huía rápido y con miedo de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba cejar en su intento.
Se evadió un día, pero el reptil no desistía. Dos noches y nada; al tercer día y ya sin fuerzas, la luciérnaga se detuvo y dijo a la serpiente:

—¿Puedo hacerte tres preguntas?

—No acostumbro hacer concesiones a nadie, pero, como voy a devorarte, puedes preguntarme.

—¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?

—No.

—¿Yo te hice algún mal?

—No.

—Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo?

—¡Porque no soporto verte brillar!

Alguien tuvo que hacer este mundo tan bello

En una ocasión el Rabino Eben Ezra (Rabí Abraham Ben Meir Ibn Ezra, 1089-1167) discutía con un filósofo no judío sobre la creación del mundo. El Rab opinaba que Dios lo había creado el mundo y el filósofo apoyaba otra teoría. A la mitad de la discusión, el filósofo tuvo que salir del cuarto y el Rab encontró sobre la mesa una poesía que aquel estaba escribiendo, aunque todavía no la terminaba; le faltaban dos renglones.
 
En ese momento, el Rab tomó una pluma y concluyó esos dos renglones con poesías hermosas. Cuando regresó el filósofo, se dio cuenta de que alguien había completado su poesía y preguntó quién había escrito algo tan bello.
 
Le contestó el Rab que, cuando él salió del cuarto, la tinta se había derramado y se habían escrito esos renglones al derramarse. El filósofo, enfadado, le dijo que eso no era lógico. ¿Cómo podía ser posible que al derramarse la tinta se escribiera algo por sí solo, y no nada más eso, sino algo tan hermoso?
 
Le contestó el Rab:
-“Si dos renglones no son capaces de escribirse solos, con mayor razón el mundo no es capaz de hacerse solo”.

Esto también pasará

Es muy fácil vivir cuando todo va bien. Pero, ¿qué sucede cuando las cosas están mal? ¿Qué hacemos entonces, cuando todo en el mundo parece estar en nuestra contra?
 
Si confiamos en Dios, tenemos todos los motivos para sentirnos optimistas. Si los problemas llegan, siempre son temporales... Nada dura para siempre.
 
Así, hay una famosa leyenda sobre el Rey Salomón, el hombre más sabio de todos los tiempos, quien tenía un anillo con las siguientes palabras inscritas en él: Gam Ze Yaabor, “Esto también pasará”.
 
Hasta las personas más exitosas han debido pasar por situaciones difíciles. Y muchas veces son ésas las que les dieron la fuerza y la posibilidad de triunfar.
 
¿Cuántas veces nos preocupamos por situaciones a las que no les vemos salida? Nos preguntamos: “¿cómo casaré a mis hijos? ¿Cómo saldré de este gran problema?”. Y cuando pasan los años, todas esas preguntas, gracias a Dios, fueron resueltas y solucionadas. Al mirar hacia el pasado, podremos ver cuántos problemas de los que parecía imposible salir fueron resueltos.

 



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