"Retornó el mar al amanecer a su vigor" (Éxodo 14:27).
El Midrash comenta:
Dijo Moshé a D'os: Tú has decretado al comienzo de la creación: "Que se reúnan las aguas en un solo lugar", entonces, ¿cómo Tú me pides que yo parta el mar? Yo no puedo hacer que haya tierra seca en el medio del mar!
Le contestó D'os: Yo soy el que le puse como condición al comienzo que Yo lo partiré. Es por eso que está escrito: "Y retornó el mar al amanecer a su vigor". La palabra leetanó - "a su vigor", suena muy parecido a la palabra litnaó - "a su condición", es decir a la condición que D'os le había impuesto cuando lo creó.
Pregunta Rabí Jaim Ben Atar en su comentario "Or Hajaim": Si era una condición explícita desde el comienzo de su creación que el mar se debía partir, entonces ¿por qué el mar no aceptó partirse en primer instancia alegando delante de Moshé que él no tenía porque aceptar su voluntad, ya que Moshé era un ser humano que fue creado en el sexto día de la creación cuando el mar fue creado en el tercero, como dice el midrash? Además, encontramos que los ríos se partieron delante de los grandes justos del pueblo de Israel, como cuenta el Talmud acerca de Rabí Pinjás Ben Iair, y este hecho es difícil de entender ya que el midrash nos enseña que el tnai, es decir, la condición que D'os le impuso a las aguas, era solamente que se abran cuando los judíos salieran de Egipto!
Es por eso que contesta el Or Hajaim, que en realidad, la condición que fijó D'os al crear el mar fue una condición no sólo con el mar, sino con toda la creación: toda la creación estaría supeditada a la Torá y a las personas que la estudien y la cumplan, y todos lo que ellos decreten sobre ella sería como si D'os lo hubiera decretado. Y es por eso que Rabí Pinjás Ben Iair pudo decretarle al río que se parta delante de él para poder pasar. Pero aquí el pueblo de Israel todavía no había recibido la Torá y es por eso que el mar no quería partirse delante de ellos, hasta que D'os le obligó hacerlo delante de Moshé, como nos enseña el Midrash, porque en verdad, Moshé sí estaba en el nivel de aquellos justos y piadosos.
“Y presenció Israel el poder grande que ejerció D'os en Egipto. Y veneró el pueblo a D'os y tuvieron fe en D'os y en Moshé Su siervo” (Shemot 14:31).
El hecho de que la primer parte del versículo dice que el pueblo de Israel vio los milagros de D'os, y la segunda parte recalca que el pueblo tuvo fe en D'os y en Moshé a causa de esos milagros, tal vez nos quiera enseñar que la fe en D'os no necesariamente deriva de los milagros.
Mucha gente en nuestros tiempos dice que si verían milagros realizados ante ellos, comenzarían a creer en D'os y a cumplir Sus mitzvot.
Sin embargo, en la vida real hay innumerables ocasiones en las cuales las personas han experimentado u observado milagros, y si al principio el efecto de éstos fue muy poderoso, con el tiempo su intensidad disminuyó.
Como ejemplo clásico tenemos las 7 guerras que el Estado de Israel ha tenido contra los árabes. En cada una de ellas ocurrieron milagros que fueron admitidos explícitamente por los mismos jefes del Ejército, sobre todo en la guerra de los 6 días. Pero al final de cuentas, sólo un número pequeño de personas retornaron a la Torá a razón de estos milagros.
Como dato curioso, muchos Sabios han comentado que el milagro más grande desde la Creación del mundo hasta nuestros tiempos, es la subsistencia del pueblo judío, a pesar de la persecución que ha experimentado por todos los siglos. “AM ISRAEL JAI”.