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Perlas

Perlas Parashat Bo

Parashá semanal: Bo Shemot (Éxodo) 10:01 - 13:16 Esta semana concluimos las Diez Plagas, con las plagas de langostas, Oscuridad-tinieblas y la muerte de los primogénitos.  Se presentan las leyes de Pesaj, seguidas de los mandamientos para que los hombres se pongan los
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Parashá semanal: Bo Shemot (Éxodo) 10:01 - 13:16

Esta semana concluimos las Diez Plagas, con las plagas de langostas, Oscuridad-tinieblas y la muerte de los primogénitos. 

Se presentan las leyes de Pesaj, seguidas de los mandamientos para que los hombres se pongan los Tefilín, consagren a los primogénitos de sus animales puros y la redención de sus primogénitos.

La felicidad es el placer que sentimos al apreciar lo que tenemos; es ver el vaso “medio lleno”.

En el Pirkei Avót (Ética de los Padres) se afirma: “¿Quién es el hombre rico? El que está contento con su porción”. 

Hubo un dicho inspirador muy común durante la Gran Depresión a principios del siglo XX:

"Estaba triste porque no tenía zapatos para ponerme, cuando vi a un hombre que no tenía pies".

La felicidad no depende de adquisiciones materiales. Hay muchas personas que tienen todo lo que quieren y no son felices.

Mucha gente piensa que la felicidad es un acontecimiento: “Sólo si sucede tal o cual cosa seré feliz”. Sin embargo, la felicidad no es un acontecimiento, es un estado mental, un estado del ser. Nuestros Sabios dicen: “Quien tiene cien quiere doscientos” y “Una persona no muere con la mitad de sus deseos cumplidos”. Cada uno tiene que trabajar en su forma de ver la vida para ser feliz.

Según la Torá, la felicidad es una obligación. Una obligación hacia quienes nos rodean. Así como no nos gustaría tener padres, hijos o cónyuges infelices, tampoco seamos uno de ellos. En la Torá, en el libro de Devarim (28:47), se afirma que la felicidad también es una obligación en relación con el Todopoderoso: incluso cuando servimos al Creador, si lo hacemos sin alegría, Él nos cobrará por no hacerlo mientras estamos contento.

La felicidad requiere trabajo. Si queremos ser felices, entonces juguemos al Juego de la Felicidad durante 30 días. Y el juego hagamos una lista de todas nuestras bendiciones, tanto físicas como espirituales. 

Así que agreguemos una nueva alegría cada día, durante 30 días. Al final de este periodo, prioriza esta lista según lo que sea más importante para ti ¿Valoras más tus ojos o tus oídos? ¿Tu trabajo o tus piernas?. Cada vez que suceda algo o te sientas triste, revisa tu lista.

Si no valoras lo que tienes, no tiene sentido adquirir nada más. Las cosas nuevas tampoco te gustarán.

En un nivel espiritual superior, si reconocemos que el Todopoderoso nos ama, podemos entender que todo lo que tenemos es para nuestro bien, sirve para ayudar a desarrollar nuestro carácter, nuestra confianza en Dios y nuestras características espirituales. Si tenemos este amor por Dios y verdadera confianza en Él, nos ayudará a apreciar lo que tenemos.

Pero después de todo ¿por qué necesitamos la felicidad? La respuesta es: nos da energía y fuerza para vivir. Las personas felices son más saludables, se sienten mejor y logran más. Valorar y apreciar lo que tenemos nos ayuda a mantenernos optimistas sobre el futuro, ¡lo que sin duda nos ayudará a tener éxito!



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