"Si las personas fueran más parecidas a mí"
Génesis 41:1 - 44:17
"Alguien que busca amigos sin defectos... no tendrá ninguno"
Divré Jasidim (Comentario a la Torá)
Él Lo Hizo!
"Yo puedo entender que seas perezoso, pero ¿cómo puedes ser tan tímido?".
"Yo me puedo relacionar con personas que son un poco deshonestas, pero no con aquellas que no son humanitarias".
El mentiroso mira al ladrón con desdén, mientras que el ladrón no tiene respeto por el asesino. Todos miran a sus propios defectos con un entendimiento del cual carecen al mirar los errores de otros.
Los seres humanos somos subjetivos cuando se trata de nuestros propios defectos. Nosotros tendemos a juzgar a otros, no por su propio mérito, sino en una escala relativa a cuán mejores o peores ellos son respecto de nosotros!
Si salimos de un restaurante y tú tienes una cuchara en tu bolsillo, yo diría: "ladrón!". Pero si yo tengo una cuchara en mi bolsillo, yo diría: "¿Cómo es que esta cuchara llegó hasta mi bolsillo?".
Iosef Colocó La Copa
En la parashá de esta semana nosotros encontramos a Iosef siendo el Primer Ministro en Egipto. Él se había disfrazado a sí mismo para no ser reconocido por sus hermanos. En la bolsa de granos de cada uno de los hermanos, Iosef colocó el dinero que ellos utilizaron para pagar los granos. Sin embargo, en la bolsa de su hermano Biniamín, Iosef colocó una copa de plata (Génesis 44:1-2).
Más tarde, Iosef hizo que revisen a sus hermanos para saber quién robó la copa. El servidor de Iosef buscó la copa de su amo en la bolsa de cada uno y finalmente la encontró en la bolsa de Biniamín.. A pesar de que él no les dijo nada a los hermanos de Iosef por el dinero que estaba en sus bolsas, podría haber parecido como si ellos hubiesen robado el dinero (a pesar de que realmente no lo hicieron). Cada uno de los once hermanos sabía que ninguno de ellos había robado. La pregunta a la cual seguramente se enfrentó cada uno de ellos, fue si los demás hermanos también eran inocentes o realmente robaron ese dinero (Génesis 44:11 - 13).
Para los hermanos a quienes se les encontró el dinero que había sido colocado, el problema fue muy fácil: "Así como yo sé que no robé el dinero, y aún así parecería que sí lo hice, así también mis hermanos no robaron el dinero incluso si pareciera que sí lo hicieron". Pero ¿qué pasó con Biniamín? Él no tenía dinero, él tenía la copa de plata!
Con cada error que cometemos, nos relacionamos a las personas que han cometido el mismo error que nosotros, pero por aquellos que cometen errores distintos a los nuestros, no tenemos compasión. Los hermanos podían relacionarse por haber sido acusados de robar dinero, pero no de haber robado una copa. Entonces ellos llegaron a la conclusión de que él lo hizo!
El motivo de Iosef para planear todo esto fue hacer entender a los hermanos de que no podían juzgar a alguien comparándolo con ellos mismos. Debemos intentar ver las cosas desde el punto de vista del otro.
Para ampliar su punto, Iosef acusó a Biniamín de haber robado y quería esclavizarlo - algo que los hermanos no podían aceptar. Puesto que ahora tenían que defender a Biniamín, Iosef quiso que ellos lleguen a entender, desde el punto de vista de Biniamín, que todos se veían culpables.
La Lección Para Hoy
Lo que nosotros podemos aprender de esta historia de Iosef y sus hermanos es que los errores que las personas cometen son sólo porque ellas no se dan cuenta de cuán malo es hacerlos. Si ellas podrían ver sus acciones de la manera que nosotros las vemos, entonces no las harían.
Similarmente, es importante darse cuenta que a otros les molesta lo que nosotros hacemos. Nosotros no pensamos que esas cosas son tan malas, y si nosotros podríamos ver las acciones como ellos las ven, entonces no las haríamos tampoco.
Si la persona ve sus propios errores, es más probable que perdone los errores de otros.
Por el contrario, cuánto más la persona ignora sus propios errores, más probabilidades tiene de juzgar a los demás injustamente.
Juzga a las personas por los defectos que ellos no se dan cuenta que tienen, de la misma manera que te gustaría que otros te juzguen a ti por los defectos que tu no tienes conciencia que tienes.
La ley judía dice que no está permitido juzgar a otra persona. El Talmud dice: "Nadie sabe quien tiene la sangre más roja". Nadie puede juzgar el valor de otra persona pues nadie sabe en dónde está ubicada la otra persona en la escalera de la vida; de donde comenzó y cuántos escalones ha subido. Quizás el ladrón, acorde a las circunstancias de su vida, está tomando decisiones más difíciles que el Rabino.
Dejemos de juzgar y comencemos a respetarnos mutuamente. Comienza a mirar a los otros de una nueva forma: si tú estuvieras en sus zapatos, probablemente pensarías lo mismo.
Preguntas para Reflexionar
#1: ¿Siempre das dinero a los mendigos en la calle?
#2: Si tú no lo haces, es porque piensas que no se lo merecen?
#3: ¿Haz juzgado a alguien injustamente y luego te avergonzaste y te arrepentiste?