La Torá es nuestro pozo de agua vital
Una de las historias interesantes de la parashá es cuando Itzjak buscaba pozos para encontrar agua y las dificultades que tuvo para obtenerla, ya que los filisteos se oponían e interrumpían su trabajo. No obstante, Itzjak no se cansó y siguió luchando, constantemente, por lo que cada vez que le tapaban un pozo buscaba otro hasta que finalmente logró abrir uno, que no fue impedido por los filisteos: \" Y salió de allí y cavó otro pozo y no riñeron por él; y llamó su nombre Rejobot (ensanche), y dijo: Porque ahora nos hizo ensanchar el Eterno, y fructificaremos en la tierra\". (Génesis 26; 22)
La verdad de esta historia no es tan simple como aparece, ya que todo lo que ocurrió con nuestros patriarcas es una señal de la historia de sus descendientes, y también porque la Torá no es un libro de historia, sino de enseñanza y de instrucciones de vida.
¿Cuál es entonces el mensaje de esta historia?
La Torá denomina al agua que encontró Itzjak agua vital: "Y cavaron los siervos de Isaac en el valle y encontraron allí pozos de agua vital". (Génesis 26;19)
Nuestros sabios explican que la Torá misma es como el agua, porque al igual que sin agua no hay vida, tampoco sin Torá hay vida. Cuando uno tiene el mérito y logra dedicarse al estudio de la Torá, entenderla y logra sumergirse en las profundidades de ella, es como si buscará y encontrará agua.
Así como en el caso donde uno trabaja duro para encontrar el agua, cuando la encuentra se alegra mucho por haberse refrescado con la misma, así también, cuando uno se esfuerza para que se le abran las fuentes de la sabiduría, y finalmente se logra, esto trae mucha felicidad.
Sin embargo, así como en el caso del agua, donde solamente el que insiste constantemente sin desesperarse, aún cuando trabaja sin obtener resultados, es él que logra llegar a la felicidad final cuando encuentra lo que busca, así también, en el estudio de la Torá, es muy probable que uno no siempre tenga el éxito y encuentre inmediatamente la felicidad que hay en ella; pero el que no se cansa y sigue intentando, está garantizado que encontrará finalmente un pozo lleno de agua fresca para su alma.
La Torá nos enseña con la historia de Itzjak que así como él, por más obstáculos que le pusieron los filisteos, logró finalmente vencerlos, nosotros también, por más obstáculos que nos ponga el mal instinto, tenemos que seguir esforzándonos en apegarnos a la Torá para que de esta manera lleguemos a la felicidad verdadera.
Fue el Rabino del Centro Comunitario Beth Itzjak
y del Consejo Comunitario Ashkenazi (Mexico City)