Gratitud, La Mejor de Nuestras Cualidades
Cuando D'os le pidió a Moshé que regresara a Egipto y representara al pueblo ante el Faraón, al principio Moshé se negó a dicha petición, utilizando el argumento de que él no era la persona indicada, debido a su deficiencia en el habla. D'os le prometió que su hermano Aharón sería su boca:
"Y dijo Moisés a D'os: Te ruego, D'os! No soy hombre de palabras ni desde ayer ni desde anteayer, desde mucho tiempo, ni desde que hablaste a tu siervo, sino que soy lento de boca y lento de lengua. Y D'os le dijo: ¿Quién le dio la boca al hombre? O ¿quién le hace mudo o sordo, vidente o ciego? ¿Acaso no soy Yo, el Eterno? Y ahora ve y Yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que has de hablar. Y él dijo: ¡Por favor, D'os! Envía, te ruego, por mano de otro que quieras enviar. Y se encendió la ira de D'os contra Moisés y le dijo: Por cierto, Aharón, el levita, tu hermano, se que él puede hablar bien. Además, he aquí que sale a recibirte, y al verte se regocijará en su corazón. Tú le hablarás a él y pondrás las palabras en su boca, y Yo estaré con tu boca y con su boca y os enseñaré lo que habéis de hacer, y él hablará por tu orden al pueblo, y él te servirá a ti como boca, y tú le servirás a él de señor" (Exodo 4; 10-16).
Finalmente, Moshé aceptó la misión entendiendo que él manejaría toda la política, y de la conversación con el Faraón se encargaría Aharón ante su presencia.
Sorprendentemente, cuando D'os le ordena a Moshé acerca de la primera plaga - la sangre - le dice:
"Y D'os dijo a Moisés y Aharón: Toma tu vara y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus canales y sobre sus lagunas y sobre todos sus depósitos de aguas, para que se conviertan en sangre; y habrá sangre en toda la tierra de Egipto, así como en las vasijas de madera y las de piedra" (Exodo 7;19).
De la misma manera, sucedió en la plaga de las ranas: "Y dijo D'os a Moisés: Di a Aharón: Extiende tu mano con tu vara sobre los ríos, sobre los canales y sobre las lagunas, y haz subir las ranas sobre la tierra de Egipto" (Exodo 8;1). Y de igual forma en la tercera plaga: "Y dijo D'os a Moisés: Di a Aharón: Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra, para que hayan piojos por toda la tierra de Egipto" (Exodo 8;12).
¿Por qué en estas plagas D'os le ordenó a Moshé que Aharón golpeara al río y a la tierra, si Moshé era el que debía manejar todo?
Nuestros sabios explican, que Moshé tenía un compromiso con el Río Nilo y con la tierra de Egipto, ya que cada uno de éstos, le ayudaron a él en su respectivo momento. El río, es el que salvó a Moshé cuando lo pusieron en la canasta teniendo apenas 3 meses de nacido, y lo dejaron flotando sobre el agua; y la tierra, le ayudó cuando mató al hombre egipcio y escondió el cadáver cubriéndolo con tierra.
Es por eso, que D'os ordenó que sea Aharón quién debía golpearlos, ya que Moshé debía ser agradecido con éstos, por lo que no podía golpearlos.
La pregunta que inmediatamente nos surge es: ¿Por qué se requiere tenerle gratitud al agua y a la tierra? ¿Acaso éstos sienten algo?
Se supone que la gratitud es un deber nuestro con los que nos han hecho favores para que ellos se sientan bien, pero elementos inanimados como el agua y la tierra, no se sienten ni bien, ni mal, con mi gratitud o sin ella.
De aquí podemos deducir, que el punto de vista de la Torá, referente a la gratitud, es diferente. La gratitud no es para el que me hizo el favor! La gratitud es obligación de uno para con uno mismo!
La persona que recibe un favor de alguien o de algo, debe de reconocer y agradecer este favor de alguna manera, para desarrollar su propia sensibilidad y para que se acreciente en él, un sentimiento de gratitud cada vez más fuerte. Es por ello, que hay que agradecer, aun al agua y a la tierra, para que no se debilite ese sentimiento de gratitud.
La razón de darle tanta importancia a los sentimientos de gratitud, es porque todo el trabajo espiritual, para el cual vinimos a este mundo, es recordar, reconocer y agradecerle a D'os por todo lo que hay en el mundo, ya que todo existe gracias a Él. Y para que a uno no se le olvide, en ningún momento, su obligación de agradecerle a D'os, tenemos que desarrollar y sensibilizar constantemente este sentimiento. Ojalá no olvidemos nunca esta obligación con D'os, con la gente y hasta con los demás elementos existentes en el mundo.
Fue el Rabino del Centro Comunitario Beth Itzjak
y del Consejo Comunitario Ashkenazi (Mexico City)