Rav Moshe Walles
En Perspectiva

Parashat Vaigash -18

Pensar bien ahora, evita la vergüenza después.  “Y dijo Yosef a sus hermanos: Yo soy Yosef! ¿Vive mi padre todavía? Mas sus hermanos no podían responderle, porque estaban turbados delante de él.” (Génesis 45;3) En el Midrash enc
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Pensar bien ahora, evita la vergüenza después.

 “Y dijo Yosef a sus hermanos: Yo soy Yosef! ¿Vive mi padre todavía? Mas sus hermanos no podían responderle, porque estaban turbados delante de él.” (Génesis 45;3)

En el Midrash encontramos el siguiente comentario referente a este versículo: “Aba Cohen Bardela (un sabio) decía: pobre de nosotros por el día del juicio (celestial), pobre de nosotros por el día del reproche, si Bilam el sabio de los pueblos no pudo resistir ante el reproche de su burra y los hermanos de Yosef no pudieron pararse ante la reclamación de su hermano menor, menos nosotros podremos defendernos ante el juicio de D´s”.

El mensaje de este comentario es el siguiente: el reproche tiene el propósito de llevar a la persona a una situación donde tenga vergüenza de sus propias acciones, para así llegar a corregirlas.

Aún la persona más arrogante y segura de sí misma, no puede resistirse ante la verdad, el ejemplo que nos da el Midrash es el de Bilam. No había en el mundo un hombre tan orgulloso y confiado en sí mismo como Bilam. Fue un sabio que llegó a profetizar. A tal grado llegó su confianza y seguridad en sí mismo, que cuando su burra le habló por primera vez, cosa que a cualquiera le causaría miedo e impacto, él no sólo que no se impactó, sino que le habló como dueño y patrón: “Y dijo Bilam al burro: Porque te has burlado de mí si hubiera en mi mano espada, ahora mismo te mataría” (Números 22:29). Sin embargo, cuando la burra le reclamó con la simple verdad: “Pero yo soy tu burra que montaste desde siempre hasta el día de hoy ¿acaso te he hecho algo malo?” Aún Bilam el arrogante no pudo resistir y reconoció la verdad. No hay fuerza que puede pararse ante la verdad cuando se habla con la verdad, nadie la podrá negar o contradecir.

La misma historia sucede con los hermanos de Yosef, mientras no tuvieron que enfrentarse a la verdad, pudieron seguir engañándose a ellos mismos e ignorar su culpa por la venta de Yosef. Como  sucedió la primera vez que llegaron a Egipto, donde Yosef (ellos no supieron que era Yosef ) los obligó a ir de regreso a la casa de su padre y traer a su hermano menor (Binyamin), ellos empezaron a buscar las razones por las cuales les sucedió este problema y dicen: “Y dijeron el uno al otro: Verdaderamente somos merecedores de castigo en cuanto a nuestro hermano, porque vimos la angustia en su alma cuando nos rogaba (que tuviéramos piedad de él), y no lo escuchamos, por tanto a nosotros nos ha sobrevenido esta angustia”, (Génesis 42:21).  Esto significaba que ellos estaban dispuestos a reconocer su culpa por maltratar a su hermano, pero no reconocen que su culpa fue el hecho de haberlo vendido.

Más adelante, como se dan cuenta de que el dinero que habían pagado por el trigo que compraron, se encontraba en sus costales, se asustaron y se preocuparon pues los acusarían de robo, por lo que también buscaron motivos para este nuevo problema diciendo: “Y dijo a sus hermanos: Me ha sido devuelto mi dinero; y también he aquí que está en mi saco! Y temblaban sus corazones; y se estremeció cada cual con su hermano, diciendo: ¿Qué es esto que D´s ha hecho con nosotros? (Génesis 42:28)

En esta ocasión se asombraron y no entendieron por qué D´s los trataba así, es decir que según ellos no tienen nada de culpa.

Todo este auto engaño continuó mientras no tenían que enfrentarse a la verdad, pero una vez que Yosef se les reveló y les dijo: “Yo soy Yosef”, no pudieron siquiera contestarle, pues cuando a uno se le presenta la verdad, se genera una vergüenza irresistible.

Cuando D´s le preguntará a uno ¿por qué no diste Tzdaka? Y uno le conteste que la parnasá fue muy difícil, D´s le demostrará que para los placeres y lujos innecesarios sí tuvo suficiente dinero. Ante esta verdad se avergonzará uno, ya que no va a poder seguir engañando a nadie, ni tampoco a sí mismo, o por ejemplo: cuando le preguntarán: ¿por qué no estudiaste Torá? Y conteste que habían muchas ocupaciones que no dejaban tiempo para estudiar, se le demostrará que desperdició tiempo para vanidades y cosas que no valen la pena, por lo que la persona se llenará de vergüenza ante la verdad sin poder contestarla.

Es por eso que nos llama Rab Aba Cohen Bardela la atención, para que nos adelantemos y pensemos ahora y no tengamos que pasar por la vergüenza después.

                  

 

 



Sobre el Autor

Fue el Rabino del Centro Comunitario Beth Itzjak
y del Consejo Comunitario Ashkenazi (Mexico City)



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