Rav Arie Natan
Visiones

Perashat Bereshit-07

Introducción a la Torá. Nuestro gran maestro Rabí Naftalí Zví Yehudá Berlín (1817-1893), más conocido como el "Netziv" (Pilar) de Volozhin, quien fue sin duda la figura más prominente entre los sabios maestros europeos en lo
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Introducción a la Torá.

Nuestro gran maestro Rabí Naftalí Zví Yehudá Berlín (1817-1893), más conocido como el "Netziv" (Pilar) de Volozhin, quien fue sin duda la figura más prominente entre los sabios maestros europeos en lo últimos cien años, escribió en su introducción al Séfer Bereshit la descripción más precisa de la Torá de Israel y de su primer texto, más allá de la creación del mundo y de los elevados conceptos morales, guarda la Torá de Israel un mensaje eterno para muchas generaciones. El Netziv declara:

Después de fijar el testimonio del Talmud sobre la identificación de los honestos con los patriarcas, cuya principal aparición la encontramos en el primer libro de la Torá, aunque como veremos la trascendencia de su servicio divino se remontará incluso hasta nuestros días, siendo que de los patriarcas y de su comportamiento podemos aprender simpre; el Netziv se ocupa en investigar el motivo que esta denominación de honestos aplica a los patriarcas en primera instancia. Los comentaristas ya nos enseñaron que los lugares en que los profetas llaman al Libro Bereshit como el Libro del Honesto coinciden internamente y expresan mensajes que las generaciones posteriores aprendieron de los primeros padres, aquellos llamados honestos; así el versículo en Yehoshúa se refiere al momento que el sol y la luna se detuvieron, y así la fama de Yehoshúa llenó el mundo entero como lo había profetizado Yaakov (cf. Bereshit 48.19); el segundo versículo en Shmuel trata que David enseña que los hijos de Yehudá que deben preparase para la guerra con arcos y flechas, tal como se declara en Bereshit 49.8. El Netziv continúa en su introducción:

"Es necesario comprender el motivo por el cual llamó Bilam a los patriarcas (versículo citado en Bamidbar) con el apelativo precisamente de honestos y no utilizó tal vez la denominación de "justos" o "piadosos" u otras semejantes. También es necesario comprender la razón de por qué precisamente este libro, el Séfer Bereshit, recibe el nombre de "el libro de los honestos", hasta el hecho que el perverso e impío Bilam pidió que su fin sea como el de aquellos que son denominados "honestos". Todo este tema se explica en el pasaje de la Torá que declara: "El Creador cuyas obras son completas... es justo y honesto" (Devarim 32.4). Es decir que el apelativo de honesto es aplicado al Creador del mundo..."

El Netziv plantea dos preguntas, por un lado por qué alguien como Bilam, con un trasfondo turbio y perverso, cuando pide terminar sus días de manera positiva, pide que terminen como los patriarcas del pueblo judío terminaron sus vidas, y entonces los menciona con el término honestos, qué fue ciertamente lo que vio en este nombre más que en otros apelativos que de seguro son apropiados a nuestros padres, como justos o piadosos. Por otro lado, el hecho que los profetas llamen a este libro como el Libro del Honesto es también una pregunta, si estos primeros textos de la Torá reflejan el principio del mundo y sus primeros pasos morales y trascendentales, de seguro que la denominación de ellos es uno de los puntos principales para comprender la esencia de sus mensajes, y si los profetas escogieron este nombre es porque dentro de él se guarda el contenido más sobresaliente de estos textos. Como respuesta a estas interrogantes, nos remite el autor a un versículo en la sección Aazinu, en la cual la Torá define al Creador con dos apelativos: justo y honesto, siendo este último atributo sobre el cual se desarrollara la visión personal del Netziv con respecto al hombre y a su circunstancia, tal como se expresa en esta introducción.

"En cambio, la generación que vivió la destrucción del Segundo Templo, fue "obstinada y engañadora" (continuación del texto anterior cf. Devarim 32.5). Y nuestra explicación es que ellos eran justos y piadosos e incluso eruditos en la Torá, pero sin embargo no eran honestos en su conducta social, por este motivo cayeron en un odio gratuito que se enraizó en sus corazones. Comenzaron a sospechar de aquellos que se comportaban diferente a su forma de servir a Hashem, y lo calificaban de saduceo o hereje; estas discriminaciones llevaron al asesinato de manera máxima y a otras de las peores maldades que existen en el mundo hasta que el Templo fue destruido. Y este fue el castigo, pues el Creador es honesto, y no tolera a hombres justos como estos, sino que aprecia a aquellos que también en su comportamiento social se guían con honestidad y no con sinuosidad, incluso que sea por alguna finalidad divina, ya que esta sinuosidad causa la destrucción de la creación y del asentamiento dentro de la tierra."

Existe al parecer, según la perspectiva del Netziv, una dualidad o mejor dicho una ambigüedad en el servicio divino, por un lado el sentido de la justicia y de la piedad para con Hashem es un criterio laudable que conlleva una estado psicológico de magisterio, es decir que tiende a crear en los espíritus un sentimiento de responsabilidad para con los demás que si no es bien encausado puede llegar a acarrear consecuencias nefastas, el sospechar sobre el prójimo en la manifestación de su obediencia puede llevar a muchos males de suyo evitables, si se enmarca la piedad y la justicia dentro de un comportamiento social, que los profetas llaman honesto. Esta ambigüedad que se presenta en el servicio divino, piedad y sinuosidad, llevaron al odio gratuito sustrato último de la destrucción del Segundo Templo.

"Sin embargo, este fue el atributo laudable de los patriarcas, que además que fueron justos y piadosos, que amaron a Hashem de la manera mayor que alguien pudo alcanzar, también fueron honestos; es decir que se comportaron con las naciones del mundo, e incluso con los idólatras más réprobos, con amor y se preocuparon de su bienestar ya que de este modo se garantizaba el mantenimiento de la creación. Así, por ejemplo, vemos cuanto rezó Abraham y pidió por los habitantes de Sodoma, a pesar que los odiaba a ellos y a su rey de manera completa por los malos actos que hacían, sin embargo se preocupó que sobrevivieran."

Otros ejemplos con respecto a los otros patriarcas son traídos más adelante en la introducción, sin embargo la idea central de sus palabras es bastante clara, existen dos formas de servir al Creador, por un lado a través de la justicia, cumplimiento meticuloso de los preceptos, y la piedad, cumplir con esmero y buscar la superación personal en cada detalle, por otro lado existe la honestidad, es decir cómo nos enseña el Netziv, el comportamiento social, en este ámbito tan delicado debemos también ser fieles a un mensaje ya fijado por los patriarcas, este mensaje divide en dos la relación con los demás seres humanos, por un lado está la persona y por otro sus actos.

El ser humano, como ser social se relaciona con los demás de muchas y complejas formas, a veces las relaciones reflejas sus pensamientos y a veces los pensamientos ajenos; sin embargo se necesario una altura de miras muy grande para diferenciar a estos dos factores, al hombre y a sus actos. El mundo clásico especialmente pagano no conocía diferencia alguna entre ambos factores y toda civilización en tanto pensamiento y humanidad era considerada como una integridad, la renovación del mensaje de la Torá radica en términos diferentes y en una perspectiva distinta frente al mundo y frente a los seres humanos, estos como tales son parte de la creación y necesarios en este proceso, sus actos deben en cambio ser juzgados en la balanza de la ética trascendental, no hay en esto discusión entre los hombre honestos del Tanaj, sin embargo el gran mensaje y la educación que queremos obtener de este es la relación frente a aquellos que se alejan de los preceptos o sustentan pensamientos nocivos, frente a ellos vemos la figura de los hombres honestos, de Abraham, de Isaac y de Yaakov y escuchamos su preocupación por mantener la Creación, este es el primer paso del retorno al Creador.

"Y lo que se refiere al mantenimiento del mundo en especial se encuentra en este primer libro de la Torá, y por tal motivo se denomina el Libro del Honesto, por los actos de los patriarcas en relación a este detalle".

Termina el Netziv declarando la relación entre los patriarcas y el mantenimiento del mundo, como hemos ya visto y esto hace de este primer libro el libro no solo de la Creación del mundo, sino de su mantenimiento, los patriarcas son ejemplo de esta preocupación y su mejor y más excelsa manifestación.



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