Mijael Polaj
Acercándose al Creador

Shmitá, el año sabático

El séptimo año del ciclo de los siete años de trabajo de la tierra, llamado en hebreo el año de la shemitá - es decir, el año de descanso de la tierra de Israel. Es por eso que cada siete años rigen en la tierra de Israel, algunas leyes especiales r
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El séptimo año del ciclo de los siete años de trabajo de la tierra, llamado en hebreo el año de la shemitá - es decir, el año de descanso de la tierra de Israel. Es por eso que cada siete años rigen en la tierra de Israel, algunas leyes especiales relacionadas con los cultivos, con el producto agrícola el mantenimiento y cuidado de jardines y campos agricolas.

Las leyes de Shmita solo se aplican en la tierra de Israel, estos límites del territorio los encontramos en la Torá en el libro de Bamidvar, en parashat Masé:

"Le habló D'os a Moshé diciendo: Ordena a los hijos de Israel y diles a ellos: Cuando ustedes vengan a la tierra de Quenaan, ésta es la tierra que recibirán como herencia, la tierra de Quenaan, de acuerdo a sus límites" (Bamidvar - Números - 34:1-2).

Hay una santidad especial en esta tierra y vivir en la tierra que D'os le entregó al pueblo de Israel es un gran mérito, pero esto demanda de nosotros una serie de obligaciones. En el libro de Vaikrá, por ejemplo, vemos que de nuestro comportamiento depende la lluvia y el fruto de esta tierra:

"Si con Mis leyes se encaminarán y Mis ordenanzas observarán y las cumplirán, Yo daré vuestras lluvias en su tiempo, y la tierra dará su producción y los árboles del campo darán su fruto" (Vaikrá - Levítico - 26:3-4).

Además, podemos ver que la paz en la tierra también depende de nuestro comportamiento, como continúa diciendo la Torá en parashat Bejukotai:

"Y daré paz en la tierra, y se irán a dormir y no habrá quien os asuste, y erradicaré a las fieras salvajes de la tierra y la espada no pasará por vuestra tierra" (Vaikrá 26:6).

Más adelante, comentando el pasuk que dice: "Y comeréis de la vieja cosecha, y la vieja cosecha despejarán para dejarle lugar a la nueva" (Vaikrá 26:10), el gran excegeta Rashí explica:

"Y comeréis de la vieja cosecha explica Rashi: los frutos se mantendrán y serán tan buenos para conservar, que la producción de tres años atrás será mejor para comer que la del año anterior", y sobre "Y la vieja cosecha despejarán para dejarle lugar a la nueva" comenta: "pues los lugares de silos estarán llenos de la nueva cosecha y los lugares de almacenamiento estarán llenos de la vieja cosecha, y ustedes tendrán que despejarlos para poner allí la nueva cosecha".

Para completar ese proceso, si cumplimos con nuestras obligaciones, la Torá concluye:

"Y pondré Mi residencia entre ustedes y Mi Ser no los despreciará a ustedes. Y Me conduciré entre ustedes y seré vuestro D'os y ustedes serán Mi pueblo" (Vaikrá 26:11-12).

Las mitzvot, los preceptos que la Torá nos ordena cumplir sobre la tierra de Israel son netamente agricolas, es decir que dependen del terreno mismo y los frutos que éste produce.

Hay mitzvot que sólo se pueden cumplir en la tierra de Israel, como la separación de Trumot u Maasrot, las ofrendas para los Cohanim y los Leviim conocidas tambien como las leyes del diezmo, es decir sacar la décima parte de la producción agrícola.

Otra de las Mitzvot que dependen de la tierra de Israel es la Shemitá, el año de "descanso" de la tierra de Israel o año sabático. Un año en el cual no trabajamos la tierra, no podamos los árboles y solo les damos el mantenimiento minimo para que estos sobrevivan.

También hay otras mitzvot que no dependen de la tierra de Israel como por ejemplo: la mitzvá de la jalá - la ofrenda a los cohanim de las masas con las cuales se hace pan, y la orlá - los primeros tres años del árbol frutal, en el cual sus frutos están prohibidos y no se deben consumir. El cuarto año lo llamamos neta revai y tiene leyes especiales respecto de los frutos.

Antes de adentrarnos en las leyes concernientes a la shemitá, debemos comprender que las bases de este importante precepto se apoyan en la Emuná y el Bitajón, es decir, en la firme creencia y seguridad del pueblo judío en el Todopoderoso - Quien es El Proveedor de toda las riquezas que esta bendita tierra nos da.

En las palabras del Séfer Hajinuj:

"La razón de esta mitzvá es implantar (lehashrish) profundamente en el pueblo de Israel la virtud de la emuná (fe) y el bitajón (seguridad) en D'os, por cuanto que el Todopoderoso sospechó que el pueblo judío lo olvidaría, perdiendo la seguridad en Él y pensando que gracias a la fuerza y el poder de sus manos consiguen todo lo que tienen, ya que el mundo no tiene quien lo dirija...

Por tal razón, D'os quiso que el pueblo de Israel no se comporte como se comporta el resto de los agricultores, y les ordenó que trabajen la tierra durante seis años y en el sexto año incrementó la cosecha para que alcance para los siguientes tres años y de esta forma los ojos de los judíos estarán dirigidos hacia D'os, así como lo hicieron en el desierto cuando recibían man (maná) diariamente. De la misma manera, la esencia del año sabático es que ellos no trabajen la tierra, no siembren y no cosechen, y sólo confíen en el milagro que D'os les hará, haciendo que la cosecha del sexto año les alcance para tres años consecutivos".

Otra razón para esta mitzvá está basada en lo que dice el pasuk en el libro de los Tehilim (Salmos): "L'Hashem haaretz umloá", es decir, que toda la tierra es de Él, y es por eso que la persona no debe llegar a pensar que de su trabajo depende la cantidad de grano que cosechará. Por tal razón el Todopoderoso nos ordenó sembrar y cosechar durante seis años, y dejar descansar la tierra en el séptimo año (Ketav Sofer).

Se cuenta sobre el Rabino de Ponevitz, que en la víspera de Rosh Hashaná de shemitá antes de la puesta del sol, se acostaba sobre la tierra y con los brazos extendidos besaba la tierra y le deseaba "gut shabes mame erd" - shabat shalom madre tierra.

Por generaciones, el pueblo judío ha estado viviendo en el galut (diáspora). Dos mil años hemos esperado para poder regresar a esta tierra, ¡nuestra tierra! ¡Dos mil años de anhelo! ¿Para qué? ¿Acaso en otros países nos faltaba algo?

Por supuesto que nos persiguieron y no dejaron que nos desarrollemos como pueblo, tanto cultural como religiosamente. En los mejores casos nos mantuvieron separados en guetos o barrios aislados. ¿Nos permitieron seguir viviendo en su tierra? Entre otros acontecimientos debemos recordar la inquisición, la revolución francesa con sus gritos de igualdad, la gran emancipación en la cual pensamos que finalmente nos aceptaron como una parte integral de la comunidad y la cultura; la revolución rusa - en la cual todos pasaron a ser miembros de una misma clase. ¿Acaso nos aceptaron?

En mi opinión, una de las más grandes bendiciones de D'os - que al comienzo tendría que haber sido una maldición, la de de Bilam al pueblo de Israel - fue que el pueblo judío está destinado a ser: "Am lebadad ishkón ubagoim lo itjashav" - "un pueblo que vivirá solo, y no será aceptado entre los pueblos".

¿Acaso esto no es exactamente lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo? Seguimos siendo un pueblo que vive solo, pero yo lo pondría en una perspectiva mejor: un pueblo único que tiene un D'os único, y que sigue leyes sobrenaturales de la supervivencia, ¡un ejemplo único en este mundo!

Durante muchos años la tierra de Israel no dio frutos, no logró ser habitada, fue conquistada constantemente por distintos pueblos; grandes culturas dejaron sus huellas sobre ella; grandes legiones pelearon sangrientas batallas sobre ella. ¿Dónde están ellos? ¿Aparte de piedras y cántaros, o una vitrina en algún museo, dejaron algo más?

Nuestra tierra expulsa a quienes no tienen el mérito de vivir en ella.

El famoso escritor americano Mark Twain, escribió sobre su visita a la Tierra de Israel en el año1867:

"Recorrimos varias millas de una región desolada cuyo suelo es muy rico pero está consagrado íntegramente a las malezas - una extensión de tierra silenciosa y lúgubre. Aquí hay una desolación que ni siquiera la imaginación puede adornar con la fastuosidad de la vida y la acción. Llegamos a Tabor sin problemas... no vimos a ninguna persona en toda la ruta. Seguimos adelante con el propósito de nuestra cruzada: la célebre Jerusalem. Cuanto más avanzábamos, más caliente era el sol, y más rocoso y desolado, repulsivo y deprimente se hacía el paisaje... No había casi ningún árbol ni arbusto por ningún lado. Incluso el olivo y el cactus, esos amigos fieles de un suelo estéril, habían casi abandonado la región. No existe ningún paisaje que resulte más tedioso a la vista que aquel que bordea las entradas a Jerusalem... Jerusalem es lúgubre, deprimente y sin vida. No desearía vivir aquí. Es una tierra sin esperanzas, lóbrega y acongojada... Palestina yace penitente.

Sobre ella se cierne el hechizo de una maldición que ha marchitado sus campos y coartado sus energías... Palestina es desolada y desagradable. ¿Y por qué debería ser de otra manera? ¿Puede la maldición de D'os dar belleza a una tierra? Ya no forma parte de este mundo prosaico".

Por otro lado, el Gran Rabino Moshé Ben Najmán, conocido como Najmánides o Rambán llegó a la Tierra de Israel en 1260 y le escribió a su hijo:

"¿Qué puedo decirte acerca de la Tierra? Hay muchos lugares abandonados y la desolación es inmensa. Todo queda reducido a lo siguiente: cuanto más sagrado es un lugar, más ha sufrido. Jerusalem es desolada en su gran mayoría, Judea lo es mucho más que Galil. Sin embargo, en toda su desolación es extremadamente una buena tierra... sin embargo con toda esta desolación es una... buena tierra!".

Después de tantos años sin poder volver, se nos ha dado nuevamente la posibilidad de habitar esta tierra, y vemos cómo la profecía se cumplió totalmente, pues el pueblo de Israel vive en ella (Devarim 30:3-5). Israel es un "milagro verde", como es llamado. Frutas de todo el mundo crecen en esta tierra, no sólo naranjas, plátanos y manzanas, sino también algunas de las más exóticas, como el lichi, la carambola (star fruit), el kiwi, la papaya, la anona chirimoya, el locuat, la guayava, las guindas, la feijoa, etc. ¿Podemos decir que esto no es un milagro? Las ciudades han crecido como nunca en la historia del asentamiento judío sobre esta tierra: las grandes inmigraciones de judíos de la Unión Soviética, del Norte y Sud América, ¿acaso no son un símbolo de la Providencia y una prueba irrefutable de la supervisión eterna del Todopoderoso sobre Su pueblo?

Creo que hay pocos trabajos que dependen tanto de la fe, como el del campesino. Si la tierra no es regada con suficiente lluvia, toda su producción se secará y él perderá todo el trabajo y el esfuerzo que puso. Si el clima no es el adecuado para su crecimiento también perderá su inversión, y ¿de Quién depende todo esto? ¿Acaso podemos controlar el clima, la lluvia, etc.?

Nuestros Sabios nos enseñan que hay tres llaves que no están en nuestras manos:

"Dijo Rabí Iojanán: hay tres llaves que están en la mano de D'os y que no fueron entregadas a ningún emisario, y ellas son: la llave de las lluvias, la llave de la parturienta y la llave de los difuntos. La llave de las lluvias, como está escrito: 'Abrirá D'os Su buen almacén, el cielo, para dar la lluvia de tu tierra'" (Taanit 2a).

¡Fe!, Sin ella no plantaremos nada, y por supuesto, el amor que tenemos por esta tierra hace que el judío a través de las generaciones cumpla con el mandamiento de la shemitá, como diciéndole al Todopoderoso: Gracias por este regalo. Gracias por esta éretz tová urjavá sheinjalta labotenu - esta tierra buena y amplia que has hecho heredar a nuestros padres. Gracias por estos tres años de producción que me darás si sólo dejo descansar Tu tierra. "Shabat shalom madre tierra".

Algunas Leyes de la Shemitá

La Torá nos enseña que debemos dejar descansar la tierra de Israel durante todo un año, comenzando en Rosh Hashaná y culminando la víspera de Rosh Hashaná del año siguiente, es decir hasta el 29 de Elul. Este período de un año se llama shemitá, o shaná hasheviit, es decir el séptimo año del ciclo de siete años consecutivos.

Dice la Torá:

"Y seis años sembrarás tu tierra y recogerás su producto. Y en el año séptimo la abandonarás y no la trabajarás, y comerán los pobres de tu pueblo y el sobrante lo comerá el animal del campo, así harás con tu viñedo y con tu olivar" (Shemot 23:10-11).

"Le habló D'os a Moshé en el monte Sinai diciendo: Habla con los hijos de Israel y diles a ellos: cuando vengan a la tierra que Yo les doy a ustedes, descansará la tierra un descanso para D'os. Seis años sembrarás tu campo y seis años podarás tu vid y recogerás su producción. Y el séptimo año, un año de descanso habrá para la tierra, un descanso para D'os, tu campo no sembrarás y tu vid no podarás. Lo que crezca espontáneamente no cosecharás y las uvas que has separado no vendimiarás, un año de descanso será para la tierra. Y será el año de descanso de la tierra para ustedes, para comer tú y tu servidor y tu servidora y tu asalariado y tu residente, que viven contigo. Y para tu animal y para las fieras que hayan en tu tierra será toda su producción para comer" (Vaikrá 25:1-7).

Como explicamos anteriormente, el año de la shemitá comienza en Rosh Hashaná, por lo tanto es aconsejable que al recitar la berajá de Shehejeianu en el kidush de la noche, tengamos también en mente agradecerle a D'os por habernos hecho llegar hasta el año de la shemitá.

Toséfet Shemitá: en el tiempo del Templo se agregaban 30 días al año de shemitá, es decir que todos los trabajos de la tierra, de los árboles y de las plantas eran suspendidos un mes antes de Rosh Hashaná. Sin embargo, hoy cumplimos esta mitzvá absteniéndonos de realizar trabajos un día antes de la shemitá, es decir que el año de la shemitá comienza el 29 de Elul.

Los árboles frutales no se deben plantar 44 días antes de Rosh Hashaná, por que requieren un período de acondicionamiento en la tierra para comenzar a sacar raíces. En otras palabras, el árbol no se nutre de la tierra en la cual está plantado hasta que comienza a sacar nuevas raíces ("klitá").

Otra razón para este período de 44 días es que en un árbol frutal debemos cuidar la mitzvá de orlá, es decir que los cuatro primeros años del árbol, su fruto esta prohibido. Y para poder contar el año en el cual fue plantado como parte de este período debemos plantarlo antes de Tu Beav - el día 15 de Av.

De todas formas, se puede sembrar semillas de árboles y plantas no frutales hasta la víspera de Rosh Hashaná.

Plantar semillas de verduras o legumbres que echarán raíces en el año de la shemitá está prohibido (sefijim - plantas que crecieron en forma silvestre: la Torá los prohibe), por lo tanto deben ser plantadas con bastante tiempo de anticipación para que salga el retoño de la tierra antes de la shemitá. Trigo y cereales deben ser plantados con bastante tiempo de anticipación de forma tal que su crecimiento llegue a un tercio de su tamaño antes de Rosh Hashaná.

En caso de una pérdida económica, se permite hacer algunas labores de mantenimiento en los árboles y en la tierra, de tal manera que no se dañe la producción, pero todo esto debe hacerse en forma medida y sólo para preservar los productos agrícolas. Incluso trabajos permitidos en la shemitá, es conveniente, si se puede, hacerlos antes de Rosh Hashaná.

Fertilizar y abonar el terreno está prohibido. Asimismo está prohibido agregar químicos, ahumar o fumigar para destruir plagas de insectos, parásitos etc., pero si el árbol o la planta estará en peligro de destrucción total, para evitar daños materiales a los dueños se permite este trabajo con la condición de que esto no le produzca al dueño otros privilegios o ganancias.

Podar la viña y recortar los racimos está prohibido en la shemitá, así también se refiere la Torá a la cosecha de las uvas.

Toda cosecha de frutas debe hacerse de una forma diferente para demostrar que las frutas del séptimo año son hefker, es decir, que no tienen dueño y cada persona puede tomar lo que necesite libremente.

Está prohibido arar el campo en el séptimo año y plantar o sembrar en él.

Regar está permitido sólo para mantener los árboles o los jardines. Incrementar la cantidad de agua para hacerlos más bellos, fructíferos o más fuertes, está prohibido.

Toda acción que permitirá mantener la planta o el árbol vivo estará permitida tomando en cuenta las limitaciones del año sabático.

Toda acción que embellece la planta o hace al árbol más frondoso o lo hará dar mejores frutas o mayor cantidad o de mejor tamaño, etc., estará prohibida durante el séptimo año.

Como mencionamos anteriormente, podar está prohibido, pero cortar árboles para la calefacción, cortar ramas que molestan en una vía peatonal, cortar ramas de palmeras para el "sejaj" - techo de la sucá, estarán permitidas con la condición de que no las hagamos en la forma usual, es decir que debemos hacer un "shinui" - para dar a entender a quien nos puede ver que no lo estamos haciendo con el propósito de podar. Esto se puede hacer usando herramientas que no son las adecuadas para este trabajo, cortando una pequeña cantidad cada vez, dejando ramas entremedio, etc.

Por cuanto que la preparación de un campo para la cosecha requiere de su limpieza, en el séptimo año estará prohibido retirar piedras y rocas de un terreno con la excepción de aquellos terrenos que obviamente no serán usados para plantar en ellos, como por ejemplo estacionamientos, lugares de construcción, etc.

Las frutas y las verduras que serán recolectadas el séptimo año tienen una santidad especial - kedushat sheviit - por lo tanto no debemos desecharlas ni mal usarlas. No se pueden sacar de la tierra de Israel y no se pueden comercializar.

Hoy en día, la manera de adquirirlas, considerando que no tenemos acceso a los campos de cultivos, es por medio del Otzar Beit Din, es decir una institución que se hace cargo de los campos, dirigiendo obreros para retirar el fruto y distribuirlo en distintos lugares GRATUITAMENTE. El valor que pagamos por este servicio no incluye el fruto, sino sólo el pago de salarios, elementos de empaquetado y transporte. Las verduras que crecieron por sí solas, es decir que no fueron plantadas ni sembradas el séptimo año, tienen el nombre de sefijim y no se deben comer.

Hay frutas que su crecimiento tiene lugar durante el año de shemitá y la cosecha el año siguiente, es por eso en estos casos tendremos que ser precavidos con las leyes de la shemitá sólo en el octavo año.

"Si con Mis leyes se encaminarán y Mis ordenanzas observarán y las cumplirán, Yo daré vuestras lluvias en su tiempo, y la tierra dará su producción y los árboles del campo darán su fruto"

(Vaikrá - Levítico - 26:3-4)



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