La Fiesta de Purim
Vivir en Jerusalem y poder vibrar con cada fiesta es algo mágico, y Purim como símbolo de la alegría del pueblo judío nos mueve y envuelve aun mas. Las calles y el comercio, por semanas antes de la fiesta, están llenas de personas buscando desde los disfraces para sus niños, hasta los mas sofisticados confites y vinos para preparar los Mishloaj manot a sus amigos y familiares. Los vecinos planean las ricas porciones que se mandarán unos a otros y los pobres y necesitados, esperan las dadivosas ofrendas monetarias que se les repartirá en Purim para ayudarlos a alegrarse también en este día.
Los negocios de vino ofrecen todo su stock a los mejores precios en esta época. Tanto Purim como Pesaj, que es la festividad que le sigue solo un mes después, se celebran “alrededor” de este exquisito brebaje, y gracias a Di-s esta bendita tierra produce los mas sabrosos y diversos vinos. La vid es uno de los 7 frutos con los que fue bendecida la Tierra de Israel.
Ya en la víspera de Purim se siente la música en todos los barrios de Jerusalem, los niños y adolecentes disfrazados recorren las calles y en muchos casos reparten a los transeúntes algún caramelo o bebida para celebrar juntos estos días tan alegres. No hay clases sociales que nos separen, judíos orientales y askenasitas, bailan juntos y se alegran al unísono, agradeciéndole al Creador del Mundo por su salvación y la protección que cada día nos brinda.
Una Perspectiva Histórica - La Meguilá de Ester - El Final del Exilio - La Fiesta de Purim - Los Días de Purim - Alegría- Verdadera
A partir del comienzo del mes de Adar debemos incrementar nuestra felicidad, pues nuestros antepasados vieron la salvación de D'os no solamente durante los días de la fiesta de Purim, sino que todo el mes de Adar representó para ellos alegría en lugar de tristeza, como está escrito en la meguilá de Ester: "…y en el mes que se les transformó a ellos la tristeza en alegría y el duelo en día festivo…".
Los Días de Purim
En la meguilat Ester (capítulo 9), se nos relata que el trece de Adar, a pesar de que los enemigos de los judíos planearon destruirlos, lo opuesto ocurrió: los judíos se prepararon para la guerra, y finalmente dominaron a todos sus enemigos, pues nadie se les enfrentó en todo el reino del Rey Ajashverosh, pues los enemigos de los judíos temían de ellos y de la importancia de Mordejai en el reino de Ajashverosh. En ese día también mataron a los diez hijos de Hamán.
La reina Ester le pidió a Ajashverosh permiso para que la guerra continúe un día más - el 14 de Adar - en Shushán, la capital del reino, y que en ese día sean colgados los hijos de Hamán, que ya habían sido muertos el día anterior. En el resto de las ciudades los judíos festejaron y se alegraron en el día 14 de Adar y los judíos de Shushán, la ciudad capital, festejaron y se alegraron en el día 15. Y es por eso que a partir del año siguiente se decretó la fiesta de Purim en la cual los judíos deben alegrarse, comer y beber, enviar comidas a otros judíos, y dar caridad a los pobres.
Y por esta razón en la gran mayoría de las ciudades del mundo la fiesta de Purim se festeja el día 14 de Adar, pues en ese día los judíos festejaron su victoria y su salvación. Sin embargo, los judíos que viven en ciudades que tienen murallas (desde la época de Iehoshúa Bin Nun, por ejemplo: Jerusalem), deben festejar Purim el día 15 de Adar y no el 14, ya que en Shushán, la capital del Imperio de Ajashverosh que era una ciudad amurallada, los judíos no sólo pelearon el día 13 de Adar sino también el 14, y es por eso que ellos descansaron y festejaron recién el día 15 de Adar, y ese día es conocido con el nombre de Shushán Purim (Purim de Shushán).
Alegría Verdadera
Para honrar al día de Purim debemos vestir ropas de shabat así como también arreglar la casa y preparar una linda mesa para la seudá.
La alegría en la fiesta de Purim es uno de los puntos centrales de este día y debemos tener cuidado en no confundir alegría con frivolidad. La alegría que fuimos ordenados tener es una alegría por el cumplimiento de la voluntad de D'os que nos servirá para apegarnos más a Él y servirlo fielmente. Pero si la alegría de Purim no tiene este objetivo, y podrá llevarnos a cometer transgresiones, entonces en lugar de ser mitzvá alegrarse, será una prohibición.
A diferencia de shabat y otros días de fiesta, en Purim está permitido realizar todo tipo de trabajos como ser encender la luz, viajar en auto, etc. Sin embargo, respecto de trabajar en la profesión de uno (por ejemplo: construcción, carpintería, etc.) la costumbre general es abstenerse. De todas formas, trabajos que están relacionados con alguna mitzvá o trabajos necesarios para el mismo Purim, están permitidos. Aquellos que celebran Purim el 14 de Adar, tienen permitido trabajar el 15 y viceversa.
Para comprender el significado de la fiesta de Purim, primeramente es necesario estudiar un poco sobre la época histórica en la cual los hechos tuvieron lugar.
Una Perspectiva Histórica
Durante el período del primer Templo de Jerusalem el pueblo judío estaba dividido en dos reinos: el reino de Israel al norte, que agrupaba a diez de las tribus que componían la totalidad del pueblo de Israel, y el reino de Iehudá (Judea) al sur, compuesto por las dos tribus restantes: Iehudá y Biniamín.
A pesar de las repetidas advertencias de D'os por intermedio de Sus profetas para que mejoren sus acciones, los judíos del reino de Israel no hacían caso, y como consecuencia de su rebeldía en el año 556 a.e.c., las diez tribus que conformaban el reino de Israel fueron exiliadas por Sanjeriv, el rey asirio, quien también las dispersó por los cuatro rincones del mundo.
114 años más tarde (442 a.e.c.), Nabucodonosor asumió el trono de Babilonia. Él derrotó a Iehoiakim, el rey de Iehudá, y la tierra de Israel se convirtió en una tierra dependiente del Imperio Babilónico (II Reyes 24). En ese año, el profeta Irmiahu (Jeremías) predijo la subyugación de los judíos bajo el poder del rey de Babilonia y la destrucción del primer Templo de Jerusalem (Irmiahu 25).
En el octavo año de su reinado (434 a.e.c.), Nabucodonosor exilió al rey Iehoiakim quien murió en su camino hacia Babilonia, e Iehoiajín (llamado también Iejoniá), el hijo del rey Iehoiakim, asumió el trono del reino de Iehudá. Sin embargo, Iehoiajín no duró mucho tiempo en el poder y tres meses después, Nabucodonosor lo exilió a él también - junto con muchos otros destacados personajes de la vida del pueblo judío - y además tomó los elementos del Templo de Jerusalem, que habían sido hechos por el rey Shelomó llevándoselos con él a Babilonia (II Reyes 24). Entre aquellos que fueron exiliados en ese momento estaba Mordejai (Ester 2:6).
Once años más tarde, el día 9 de Av del año 423 a.e.c., el primer Templo de Jerusalem fue destruído por el ejército de Nabucodonosor, el rey de Babilonia, la tierra quedó desolada y los habitantes del reino de Iehudá fueron llevados al exilio babilónico.
Sólo después de que la profecía de Irmiahu sobre la destrucción del Templo se hizo realidad, el pueblo judío reconoció su verdadera grandeza. Pero en aquella profecía Irmiahu no sólo había hablado de destrucción, él también había encendido la luz de la esperanza cuando había dicho en nombre de D'os:
"Y se convertirá toda esta tierra en destrucción y desolación, y estas naciones servirán al rey de Babilonia por setenta años. Pero cuando los setenta años terminen, Yo castigaré al rey de Babilonia y a esa nación por su iniquidad·" (Irmiahu 25:11-12).
"Pues así dijo D'os: cuando se le completen a Babilonia los setenta años, Yo los recordaré a ustedes y cumpliré con ustedes Mi buena palabra, para traerlos de vuelta a este lugar" (Irmiahu 29:10).
De hecho, hubo mucha confusión respecto del significado exacto de las palabras de Irmiahu. ¿La cuenta de los setenta años comenzaba en el año 442 a.e.c. - en el cual Nabucodonosor asumió el trono de Babilonia, o en el año 434 a.e.c. - en el cual tuvo lugar el exilio del rey Iehoiajín, o en el 423 a.e.c. - en el cual el Templo de Jerusalem fue destruído y todo el pueblo que quedaba en la tierra de Israel fue exiliado?
Además, la profecía de Irmiahu no sólo era importante para los judíos. Los reyes gentiles temían del D'os de los judíos, y a pesar de que ellos vieron a los judíos derrotados, ellos todavía tenían temor de su D'os.
Nabucodonosor reinó por 25 años después de la destrucción del Templo y los últimos años de su vida, trajeron su total degradación. Muchos reyes vieron esto como una señal del castigo Divino hacia él, porque había destruído el Templo de Jerusalem, y hasta que los setenta años no se acabarían, ningún rey babilonio podía estar seguro.
Después de la muerte de Nabucodonosor, reinó su hijo Evil Merodaj, esto ocurrió 37 años después del exilio de Iehoiajín. Evil Merodaj reinó durante 23 años; y luego, en el año 374 a.e.c., reinó Belshatzar, otro hijo del rey Nabucodonosor.
Era el año 372 a.e.c., y habían transcurrido exactamente setenta años desde el año en el que Nabucodonosor había subyugado al rey Iehoiakim e Irmiahu había profetizado la destrucción del Templo. Belshatzar estaba más que contento e hizo un gran banquete. Como señal de su felicidad, ordenó que trajeran los elementos de oro que Nabucodonosor había robado del Templo para usarlos en su banquete. Fue en este banquete que la famosa "escritura de la pared" (Daniel 5) fue observada. Pero la alegría no le duró demasiado pues Belshatzar fue asesinado esa noche, y en la misma noche Darío - el rey persa, atacó Babilonia y la conquistó. De esa manera se cumplió la profecía de Irmiahu:
"Y se convertirá toda esta tierra en destrucción y desolación, y estas naciones servirán al rey de Babilonia por setenta años. Pero cuando los setenta años terminen, Yo castigaré al rey de Babilonia y a esa nación por su iniquidad" (Irmiahu 25:11-12).
El imperio babilónico había llegado a su fin, y ahora un nuevo poder dominaba la escena del mundo: el imperio persa.
Los judíos, sin embargo, estaban de alguna manera desanimados. La primera parte de la profecía de los setenta años se había cumplido, pero ellos aún estaban en el exilio. Todavía faltaba que se cumpliese la segunda parte de la profecía:
"Pues así dijo D'os: cuando se le completen a Babilonia los setenta años, Yo los recordaré a ustedes y cumpliré con ustedes Mi buena palabra, para traerlos de vuelta a este lugar" (Irmiahu 29:10).
Ciro siguió a su suegro Darío en el trono del imperio persa, pero no vivió mucho tiempo y fue sucedido por el rey Ajashverosh (Asuero) en el año 368 a.e.c. Fue entonces, durante los últimos años del exilio babilónico, que el milagro de Purim ocurrió.
La Meguilá de Ester
En el tercer año de su reinado (366 a.e.c.), Ajashverosh pensó que se había cumplido el plazo profetizado por Irmiahu cuando dijo que los judíos retornarían a la tierra de Israel después de setenta años de exilio, pues él pensaba que esos setenta años se contaban desde el año del exilio del rey Iehoiajín (ya que a veces respecto de la cuenta de los años de los reyes, partes de años se consideran como años completos).
Los setenta años habían pasado y no había señales de que los judíos estaban preparados para retornar a su tierra. Ajashverosh entendió que esto era una señal segura de que D'os había abandonado a los judíos y el imperio Persa no corría peligro del D'os de los judíos.
Capítulo 1
El rey Ajashverosh hizo una gran fiesta en el tercer año de su reinado para mostrar su gran poder a todo el mundo. Fue una fiesta con mucho vino. El rey Ajashverosh mandó llamar a su mujer, la reina Vashtí, para que se presente en la fiesta, pero ella se rehusó y él se enojó con ella, y después de consultar con sus consejeros, la mandó a matar.
Capítulo 2
Después de eso, Ajashverosh mandó a buscar por todo su reino otra mujer con quien casarse. Los servidores de Ajashverosh tomaban para el rey toda mujer bella que se encontraba en el reino, y entre otras, fue llevada una bella mujer judía llamada Ester. Ella hallaba gracia en los ojos de todos los que la conocían. Esto ocurrió en el año sexto del reinado de Ajashverosh (362 a.e.c.).
Un año después (361 a.e.c.) llegó el turno de Ester de presentarse ante el rey. Ajashverosh la amó y la coronó como reina en lugar de Vashtí. Esto ocurrió en el año séptimo de su reinado, en el mes de Tevet. Ella dió a luz a Darío II, futuro sucesor de Ajashverosh (ver Daniel 9:1). Por consejo de su tío Mordejai - el líder de los judíos - Ester no le develaba a nadie su identidad.
Un día Mordejai estaba en las afueras del palacio y escuchó que dos de los servidores del rey estaban planeando matar a Ajashverosh. Mordejai le informó de ésto a Ester, quien a su vez le reportó al rey - en nombre de Mordejai - todo ese complot y finalmente los conspiradores fueron colga, y todo este evento fue registrado en el libro de las crónicas del reino.
Capítulo 3
Un tiempo más tarde el rey nombró como Primer Ministro a un hombre llamado Hamán. Ajashverosh había ordenado que todos sus servidores se prosternen delante de Hamán, y a pesar de que todos cumplieron la orden, Mordejai se negó a hacerlo. Esta actitud enfureció mucho a Hamán y por cuanto que era "despreciable" para él matar a Mordejai solamente, al enterarse que Mordejai pertenecía al pueblo judío, decidió matar a todos los judíos del reino. En el mes de Nisán del año duodécimo del reinado de Ajashverosh (357 a.e.c.), Hamán hechó la suerte y salió que los judíos deberían morir en el mes de Adar, es decir once meses más tarde.
Hamán decidió convencer a Ajashverosh de que había un pueblo en el reino que no traía ningún beneficio al rey y era preferible matarlos. Ajashverosh aceptó y se sacó el anillo con el sello real, dándoselo a Hamán para que haga con él lo que le plazca. Hamán había decretado que todos los judíos deberían morir el día 13 del mes de Adar y también que todas sus pertenencias deberían ser saqueadas.
Capítulo 4
Mordejai envió un mensaje a la reina Ester diciendo que era tiempo de actuar: ella debía pedirle al rey por la salvación de su pueblo. Ester le pidió a Mordejai que reúna a los judíos de la ciudad de Shushán y les diga que ayunen por ella durante tres días.
Capítulo 5
El tercer día del ayuno, la reina Ester se presentó ante el rey, y lo invitó a él y a Hamán a una fiesta. Ante tanta intriga, el rey le preguntó a Ester qué era lo que quería. Ella le dijo que al día siguiente ella prepararía otro banquete para el rey y para Hamán, y entonces le confesaría al rey su deseo.
Mientras tanto, Hamán - que estaba muy contento por todo el honor que la reina le concedía - se enfureció mucho al ver que Mordejai todavía se negaba a prosternarse ante él. Él volvio a su casa y le contó a su esposa Zéresh todo lo que estaba ocurriendo. Ella y algunos amigos de Hamán le aconsejaron que construya una horca gigante, y al día siguiente le pida permiso al rey para colgar a Mordejai y de esa manera poder ir contento y sin preocupaciones, a la fiesta de la reina Ester.
Capítulo 6
Aquella noche el rey no pudo dormir. Por esa razón pidió que le lean del libro de las crónicas del reino. Allí estaba registrado todo el episodio del complot de su asesinato y la ayuda que brindó Mordejai al contarle a Ester sobre los planes de los conspiradores.
Ajashverosh le preguntó a sus servidores si Mordejai fue debidamente recompensado por su buena acción, y ellos le respondieron negativamente. Entonces, el rey le hizo a Hamán - que justamente había ido al palacio para pedirle al rey que cuelguen a Mordejai - una pregunta: ¿de qué manera se debería honrar a un hombre que goza del favor del rey? Hamán - que pensaba que Ajashverosh se estaba refiriendo a él - le respondió al rey que ese hombre debería ser vestido con los ropajes del rey, y ser paseado por la ciudad montado en el caballo del rey, a la vez que se proclamaba delante de él: "ÁEsto será hecho con el hombre a quien el rey desee honrar!".
En ese momento el rey Ajashverosh le ordenó a Hamán que haga todo esto con Mordejai, y sin tener opción, Hamán hizo ésto. Más tarde, Hamán volvió a su casa muy deprimido y le contó a Zéresh - su esposa, y a otros amigos, todo lo acontecido a él y a Mordejai. Ellos le advirtieron a Hamán que por cuanto que Mordejai era judío, seguramente él seguirá cayendo delante de Mordejai así como cayó esta vez delante de él. Justo en ese momento, los servidores del rey fueron a buscarlo para llevarlo a la fiesta que preparó la reina Ester.
Capítulo 7
En la fiesta, el rey le preguntó a la reina Ester qué era lo que quería, y ella le respondió que quería seguir con vida al igual que su pueblo, pues había alguien que quería matarlos. El rey le preguntó: "¿quién quiere hacer algo así?", y ella le respondió que era el malvado Hamán. En ese momento, Hamán - que quería implorarle a la reina por su vida - se tropezó y cayó sobre ella, y el rey - que se enfureció mucho por ésto también - al enterarse de la existencia de una horca que Hamán había preparado para colgar en ella a Mordejai, decidió que Hamán sea colgado allí, en su propia horca.
Capítulo 8
Después de esto, el rey Ajashverosh nombró a Mordejai como Primer Ministro. Ester, que estaba preocupada por el aún vigente decreto de exterminio de los judíos, le pidió al rey su derogación. Ajashverosh le dió permiso a ella y a Mordejai para escribirles a todos los judíos del reino que se defiendan y peleen en contra de todos sus enemigos el día trece del mes de Adar.
Capítulo 9
El trece de Adar, a pesar de que los enemigos de los judíos planearon destruirlos, lo opuesto ocurrió, y los judíos dominaron a todos sus enemigos. Nadie se les enfrentó en todo el reino y también mataron a los diez hijos de Hamán, pues los enemigos de los judíos temían de ellos y de la importancia de Mordejai en el reino de Ajashverosh. La reina Ester le pidió a Ajashverosh permiso para que la guerra continue un día más - el 14 de Adar - en Shushán, la capital del reino, y que en ese día sean colgados los hijos de Hamán, que ya habían sido muertos el 13 de Adar.
En el resto de las ciudades los judíos festejaron y se alegraron en el día 14 de Adar y los judíos de Shushán, la ciudad capital, festejaron y se alegraron en el día 15. Y es por eso que a partir del año siguiente se decretó la fiesta de Purim en la cual los judíos deben alegrarse, comer y beber, enviar comidas a otros judíos, y dar caridad a los pobres.
Capítulo 10
Después de todo lo ocurrido, Mordejai se afianzó como Primer Ministro del rey Ajashverosh y como el líder de los judíos.
El Final del Exilio
La muerte de Hamán, el malvado, ocurrió en el año 357 a.e.c., exactamente 66 años después de la destrucción del primer Templo de Jerusalem. Dos años más tarde (355 a.e.c.), Ajashverosh murió y fue sucedido por el hijo de Ester, Darío II. A pesar de que él era el rey del imperio persa, él sabía que su madre era judía, y que realmente él era judío.
El gran profeta Daniel se dió cuenta que se acercaba el verdadero cumplimiento de la profecía de Irmiahu. Como describió Daniel:
"En el primer año del reinado de Darío, yo, Daniel medité en los libros, sobre el número de años que la palabra de D'os había descripto al profeta Irmiahu, que Él terminaría con la desolación de Jerusalem (después) de setenta años" (Daniel 9:2).
Él rezó a D'os para que Darío sea el que cumpla con la profecía y finalicen los setenta años de exilio.
La profecía se hizo realidad. En el año 353 a.e.c. Darío II ordenó la reconstrucción del Templo, y a los judíos les fue permitido emigrar a la tierra de Israel y reconstruir sus casas. Una nueva era comenzaba para el pueblo judío.
Como en esos días de redención para el pueblo judío, esperamos con el favor de Di-s la Geulá completa y la reconstrucción del Tercer Templo, muy pronto, en nuestros días.