Sara bat Yojeved
Shabat Shalom

Esperando el Shabat

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Hoy es el día Miércoles por la noche y en Jerusalem ya se siente el "olorcito" a Shabat.

Los negocios de comida y supermercados están abierto hasta bastante mas tarde para que la gente pueda comprar y aprovisionarse con todo lo que necesitan para las las comidas de Shabat.

Ya cada uno empieza a pensar a quien invitar para compartir las seudot, las 3 comidas sabáticas y las mujeres empiezan a pensar en las exquisiteces que van a preparar en honor al Shabat y por supuesto el sabroso kuguel y el Cholent.

Los chicos en las escuelas comienzan a preparar la perashat hashavua (la porcion de la Torá que se lee esa semana), y eligen las golosinas que van a comer en honor al Shabat.

Mañana Jueves, ya se empiezan a sentir los olorcitos de la comida escapándose por los pasillos de los edificios. Los chicos están felices sabiendo que mañana a la noche llega "El Gran Día", empiezan a revisar el ropero y elegir que ropas se van a poner. Preguntan sobre quienes serán los invitados de este Shabat, para saber si van a venir chicos para preparar juegos especiales y tambien los saquitos con mamtaquim, las golosinas.

El Viernes por la mañana, se siente por todas partes el olorcito a las jalot recién horneadas, y después toda la familia se preocupa del orden de la casa, arreglar y limpiar en honor al Shabat.

Los hombres mientras tanto estudian y preparan la porción de la Torá de la semana, y algun dibrei Tora (una disertación) para decir en la mesa de Shabat. Toda la casa se avoca para que todo este preparado y terminado a la hora del encendido de las velas.

Una hora antes de Shabat, despues del baño, todos se ponen sus mejores ropas, como si fueran a una "Gran Fiesta". El mantel blanco con la vajilla que adornará la mesa sabática, la tabla para cortar las jalot, el vino y la copa de Kidush. Todo está perfecto. Y llega el momento culmine: El encendido de las velas.

Entonces nos reunimos alrededor de las velas, la mamá de la casa enciende las nerot, dice la bendición de las velas, todos contestan ¡Amen! Y alegremente se saludan unos a los otros SHABAT SHALOM!!!!

Alguien que nunca vivió esta experiencia, no puede entender el placer que uno siente al encender las velas de Shabat. Poder ver la casa impecable, los chicos hermosamente vestidos, todo ya cocinado y en su lugar. Todos contentos y satisfechos. Es como si se detuviera el mundo, justo en la cúspide  de la felicidad. Todo está perfecto. No hace falta nada mas. Hoy no hay deudas, ni trabajo, ni peleas. Todo queda suspendido en el aire hasta que termine Shabat.

Me cuesta mucho pensar como se puede soportar la tensión del día a día, sin tener este Oasis semana a semana que permite recobrar las fuerzas y reencontrarse con la familia, tomándose el tiempo para estar juntos y compartir con nuestros hijos ese amor tan grande que sentimos por nuestro judaísmo. Cantar juntos en la mesa de Shabat, es el mejor mensaje que le podemos dejar a nuestros hijos de que el judaísmo es bello, alegre y que tiene muchisimo para entregarnos. Le estamos enseñando a nuestros hijos sin palabras ni sermones, lo importante y hermoso que es mantener prendida nuestra chispa de cercanía con Hashem.

Y como dijeron nuestros sabios, “¡mas de lo que el pueblo de Israel cuidó el Shabat, El Shabat cuidó al pueblo de Israel!”

Pruébenlo, no pierden nada, Y lo que pueden ganar es inimaginable.

Recetas: Jalot

Platos de Fondo para Shabat: Cholent

 

 

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