Estamos a punto de entrar en las tres semanas, el período entre 17 Tammuz y 9 Av. Es un período tan desfavorable a lo largo de nuestra historia que en el Shuljan Aruj el Código de leyes judías, nos aconsejan posponer los procedimientos legales y prohíbe la realizac

Estamos a punto de entrar en las tres semanas, el período entre 17 Tammuz y 9 Av. Es un período tan desfavorable a lo largo de nuestra historia que en el Shuljan Aruj el Código de leyes judías, nos aconsejan posponer los procedimientos legales y prohíbe la realización de bodas y eventos de alegría,incluso construir o decorar una casa. Es un período de introspección, con pensamientos dirigidos a corregir nuestros errores o malos comportamientos en neustra vida.

Durante este período, los dos templos en Jerusalén fueron destruidos.
El Segundo Templo fue destruido a causa de Sinát jinam - el odio gratuito. Las personas no se trataban con respeto o amabilidad. Nuestros Sabios nos enseñan que para que se construya el Tercer Templo, será necesario que haya Ahavat jinam, un amor incondicional.

¿Que es este amor?  Amor es el placer que uno tiene al enfocarse en las buenas cualidades de los demás. Todos tenemos la capacidad de dirigir nuestro enfoque (incluso la madre de Atila el Huno, lo amaba).

Nunca se sabe qué diferencia podemos hacer en la vida de alguien reconociendo alguna cualidad y diciéndole que apreciamos esa característica. Decidí volver a difundir la historia que escuché del Dr. Bernie Siegel, un oncólogo americano. Lo contó para ayudar a llevar la perfección a la humanidad y acelerar la construcción del Tercer Templo. Tu punto clave: muestra de amor y aprecio al regalar una tarjeta. Aquí está la historia:

Una mujer le dio una tarjeta a su jefe con las siguientes palabras: "¡Tu haces la diferencia! ¡El mundo es un lugar mejor gracias a ti! ", Y le transmití que apreciaba la preocupación que tenía con sus empleados. Luego le pidió que le pasara esa tarjeta a otra persona que la merecía, dentro de las 24 horas.

Esa noche, el jefe llegó tarde a casa. Mientras caminaba por el pasillo, notó que la luz de la habitación de su hijo adolescente estaba encendida. Llamó y le preguntó si podía entrar. "Hijo, dijo el hombre, "Sé que no he sido un muy buen padre. Trabajo tarde y paso poco tiempo contigo. Sin embargo, quiero que sepas que te amo y que haces una gran diferencia en mi vida. Recibí esta tarjeta hoy y quiero dártela. Se abrazaron, se besaron, y lloraron…

Cuando el padre estaba a punto de salir de la habitación, el hijo dijo: "Padre, tengo algo que quiero darte, que ya no necesitaré más". Luego sacó un revólver cargado, con balines y furminante por supuesto, de debajo de la cama. "Tenía la intención de usarlo esta noche para asustarte, porque no creía que me amabas. ¡Ya no lo necesito más!!!