"La Prueba Está en el Puding"
La parashá de esta semana contiene la mitzvá: "Deberás reprender a tu prójimo" (19:17). Esto suena como la obligación de señalar detestablemente los errores de otros.
Pero esto es incorrecto. Una mirada cercana a la palabra en hebreo clarifica lo que la Torá está diciendo: "Tú debes dar tojajá a tu prójimo". La palabra tojajá viene de la misma palabra que hojajá, lo que significa "prueba". La Torá nos está diciendo que la manera de hacer cambiar a nuestro prójimo no es mediante una dura reprimenda, argumentación o una inteligente persuasión. La única manera de convencer a alguien de algo es por medio de una clara y obvia prueba.
La Torá cuenta la historia de Iosef y sus hermanos. Después de haber sido vendido como esclavo, y luego haber llegado a la posición de primer ministro, Iosef se encuentra otra vez con sus hermanos cuando ellos bajaron a Egipto en busca de comida. (Los hermanos no reconocieron a Iosef pues habían pasado muchos años e Iosef ya tenía barba). Inicialmente Iosef les dió momentos duros y los amenazó con encarcelar a Biniamin. Iehudá protestó vehementemente, diciendo que el padre de ellos, Iaacov, no podría sobrevivir a la pérdida de un hijo.
En ese momento, Iosef se reveló a sus hermanos diciendo: "Yo soy Iosef; ¿mi padre aún vive?" (Génesis 45:3). Esta fue la tojajá de Iosef: "Tú dices que nuestro padre no sobreviviría a la pérdida de un hijo - pero ¿ustedes consideraron esto cuando me separaron de mi padre hace 22 años?!".
La tojajá no es dura, sino que es la belleza de la realidad mirándonos fijo a la cara. Iosef llevó a que los hermanos se dieran cuenta de la contradicción interna del propio argumento de ellos. El Talmud (Berajot 7a) dice: "Es mejor para la persona darse cuenta de la verdad por sí misma, que verla por medio de 100 latigazos". Como explicó el Jafetz Jaim (s. XX, Polonia): a nadie le gusta que se le diga lo que hacer. Es por eso que es el acto de autoconvencimiento es lo que elimina la reacción defensiva… y produce una efectiva tojajá.
Pescando
El Midrash (Taná deBei Eliahu) cuenta la historia de Eliahu el profeta al encontrarse con un pescador.
"¿Estudias Torá?" - preguntó Eliahu. "No" - contestó el pescador - "yo soy un hombre simple. Yo no fui dotado con ningún talento o inteligencia".
"Dime" - dijo Eliahu - "¿cómo tú preparas tu red para pescar?".
"Bueno" - dijo el hombre - "realmente es bastante complicado. Primero debo seleccionar la soga apropiada y luego debo trenzar la red de una manera especial para asegurar que tenga el equilibrio de fuerza y la flexibilidad apropiada".
"¿Cómo es que pescas al pez?" - preguntó Eliahu.
"Oh" - dijo el hombre - "eso depende de factores complejos: la estación del año, la hora, la clase de pez y la ubicación. Hay muchas otras calculaciones también, como la profundidad del agua, la temperatura y la velocidad de la corriente. Yo he pasado muchos años aprendiendo estas técnicas, y puedo ganar un buen sustento de la pesca".
"Cuando tú llegues al cielo" - dijo Eliahu - "¿dices que planeas decir que no has estudiado Torá porque eres un hombre simple que no fue dotado con talentos o inteligencia? Tu experiencia como pescador refuta tu propio reclamo!".
Similarmente, hoy en día alguien puede reclamar que no tuvo tiempo - y le serán recordadas todas las horas que miró TV. Esto es tojajá - una prueba irrefutable.
Ama la Reprimenda
Uno de los 48 caminos de autocrecimiento recordados en Pirke Avot es "Amar la reprimenda" (camino #35). Cuando nosotros reconocemos que el propósito de la tojajá es despertarnos y ponernos en el camino correcto, entonces estamos agradecidos!
Una de mis historias favoritas cuenta sobre el Sefat Emet, un comentarista famoso del siglo XIX, en Polonia. Una vez, cuando él tenía 12 años, se había quedado estudiando Torá toda la noche con un amigo. Cuando amaneció, los dos rezaron shajarit (rezo de la mañana) y se fueron a dormir. Unas horas más tarde, los muchachos se despertaron y retornaron a la ieshivá, en donde se encontraron con el abuelo del Sefat Emet, el Rab Itzjak Meir (conocido como el Jidushé Harim). El Rab Itzjak Meir no sabía que su nieto había estado estudiando toda la noche y procedió a reprenderlo por no haber asistido al rezo de la mañana en el horario regular. La reprimenda duró algunos minutos, durante los cuales el Sefat Emet escuchó atentamente y no dijo ni una palabra.
Cuando el abuelo se fue, el amigo de él le dijo: "¿Por qué no te has defendido en contra de esta reprimenda inmerecida?!". "Porque" - contestó el Sefat Emet - "no todos los días obtengo una reacción personalizada de mi querido y honorable abuelo. Y no iba a perder tal oportunidad!".
No hay duda que esto fue lo que el Rey Salomón quiso decir cuando escribió: "Dá tojajá a una persona sabia - y ella te amará!" (Proverbios 9:8).
Preocupándose lo Suficiente
Para concluir: dar tojajá es la obligación de todos. Es por eso que el versículo anterior a este en la Torá dice: "No te pares en la sangre de tu hermano" (19:16). Uno no puede quedarse sin hacer nada mientras que el otro sufre alguna necesidad.
Si tú realmente amas a alguien, no puedes quedarte viéndolo cómo vive una vida sin dirección. ¿Quién te critica más? Aquellos que te aman más - tus padres. Porque te aman es que ellos simplemente no pueden ignorarte diciendo: "Él está perdiendo el tiempo pero a mí no me importa".
Similarmente, el pueblo judío es uno. Si un judío está dolorido, todos los judíos lo sienten.
Nosotros debemos acercarnos y encontrar la manera de ayudar. El Talmud (Shabat 119) dice que Jerusalem fue destruida porque las personas no se corregían unas a otras. Hoy, el pueblo judío está desangrándose por la asimilación. Debemos hacer un esfuerzo proactivo para acercar a los judíos a la Torá. ¿Cómo? Siendo mejores modelos.
Dar tojajá no significa criticar, tirar piedras, o gritar más fuerte que el otro. La verdadera tojajá es demostrar mediante la acción y los hechos. Sin discusiones, sin conflictos. El Talmud dice que Moshé pudo instruir al pueblo sólo porque él ejemplificaba lo que predicaba.
Los Sabios hacen la siguiente pregunta: Cuando el Mashiaj llegue, ¿cómo lo sabremos? La respuesta: será obvio. Por supuesto, hay algunas calificaciones técnicas, pero su identidad básica como el Mashiaj será evidente. Él hablará palabras de Torá tan dulce y claramente, que nadie necesitará cuestionar su identidad. Será un derrame puro de energía positiva que colmará todo a su paso. Esa es la belleza de la verdadera tojajá.
Shabat Shalom
Rab Shraga Simmons