Adaptación Rav Gabriel Guiber
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Nueva La Hoja Parashat Balak

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EL PECADO NUNCA FAVORECE

?y los muertos en la epidemia fueron veinticuatro mil?

(Bamidvar 25,9)

¡Cuántos pensamientos surgen de la lectura de la perasha de la semana! ¿Cuál es la diferencia entre los ?no iehudim? de antaño y los iehudim de hoy? Salvando diferencias, desde ya, entre lo santo y lo profano, entre la luz y la oscuridad, entre Israel y los otros pueblos?

En otros tiempos, cuando Balak quiso doblegar al pueblo de Israel, sabía cuál era el camino: solamente con la espiritualidad. Si conseguía traer al profeta de todos los pueblos, y él conseguía el permiso del Cielo para maldecir, lograría su propósito.

Balak estaba en lo cierto, era el único camino posible. Pero, Hakadosh Baruj Hu no se lo permitió, y con Su Favor infinito, aunque la fuerza para el mal estaba presente en el profeta, no dejó que esa fuerza tenga éxito en sus malvadas pretensiones. El Favor, que nosotros reconocemos eternamente, y al que fuimos ordenados que debemos recordar. Como está escrito en la Haftara de nuestra perasha, que debemos recordar qué fue el consejo que pidió Balak, el rey de Moab, y qué contestó ese malvado, Bilaam hijo de Beor. ¿Y para qué recordar estas cosas? Para comprobar hasta dónde llega la Justicia de Hashem (Mija 6,5), y agradecer

Este reconocimiento, de las cosas que se desarrollan en las ?alturas?, serviría como herencia inclusive para otros pueblos, que profesan la idolatría y son los enemigos de Israel.

Balak construyó altares para Hashem, y ofrendó allí vacas y carneros. Cuando hay una chispa de bien, no habrá pérdida, y por mérito de esa buena intención, tuvo un gran premio: su nieta fue Rut, de Moab, la abuela del rey David, la madre del reino de nuestro pueblo.

Si este tipo de reconocimiento hubiera sido la ?guía? de nuestros conductores, jamás habrían atentado contra el mundo de la Tora, ni tampoco nadie habría tratado de impedir la divulgación y la propagación del estudio de la Tora, y menos, la difamación a estudiantes y maestros?

Por el contrario, darían honores a los estudiosos de la Tora y darían incentivos para que todo el mundo estudie y así, aumentar méritos. Ellos sabrían que: ¿quién hacía que nuestras piernas se mantengan firmes en la guerra? Las puertas de Ierushalaim, donde se ocupaban de la Tora (Macot 10).

Este reconocimiento tiene tanta fuerza, que no sólo que David Hamelej no reclutaría en sus filas a los estudiantes de Tora, sino que una vez finalizada la guerra los estudiantes también recibirían su parte en el reparto del ?botín de guerra?, cuando el mismo rey David reconoce que, a decir verdad, ellos deberían recibir todo, ya que los soldados triunfaron gracias al mérito de los estudiantes de Tora (Shmuel 1 30,24-25 y en el Malbim). Y de la misma forma pensó Iaacov Avinu, cuando dijo que su victoria sobre Shejem fue producto de la Tora y la Tefila (Bereshit 48,22 y en Rashi).

Veamos, entonces, la diferencia entre el no iehudi, enemigo de Israel, de esos tiempos, y el iehudi de nuestra generación. El malvado Bilaam, ese hombre que jamás tendrá parte en el mundo venidero (Sanhedrin 90a), cuando ve que le es imposible maldecir al pueblo de Israel, pone en práctica una idea que aumenta su malicia, y hasta despierta en él la furia del Cielo: hacer pecar a nuestro pueblo con las hijas de Moab.

Porque ese pecado es su garantía del éxito y la derrota para nuestro pueblo. Con esto elimina la ?defensa? de Hashem, que envolvía a los hijos de Israel, con la nube de día y con la columna de fuego durante la noche. Como está escrito, que no se verá la desnudez en ninguna cosa, para que la Divinidad no se aleje y se separe, lo alenu. Porque Hashem, vuestro D-s está siempre cerca de vuestro campamento, y vuestro campamento será Santo (Devarim 23,15).

El cuidado sobre el recato y la pureza, la vestimenta adecuada, recatada, y el comportamiento apropiado, y delicado. Esta es la garantía para que la Divinidad esté presente dentro de nuestro pueblo. Cuando se rompen las vallas del recato, esta ruptura provoca el alejamiento de la Divinidad. Y de la gente, del campamento, de la ciudad, de la casa?

Bilaam pretendió maldecir a Israel, y no lo consiguió. Dio un consejo para hacer pecar al pueblo, y el consejo tuvo éxito. Casi logra destruir a todo el pueblo de Israel debido a la furia de Hashem, por el pecado con las hijas de Moab, y en el castigo murieron veinticuatro mil iehudim.

Después de aconsejar para el pecado, Bilaam regresa a su tierra, y vemos lo que está escrito en la guerra contra Midian: recibimos la noticia de la muerte de Bilaam Ben Beor bajo el filo de la espada (Bamidvar 31,8). ¿Qué hacía allí Bilaam? ¿No había regresado a su tierra, a Aram? No.

Escribió Rashi: Bilaam fue allí para recibir su recompensa. El causó la muerte de veinticuatro mil iehudim y ahora quiere su pago, ya que muchos de Israel cayeron gracias a su consejo. Volvió al lugar del pecado, y allí recibió su pago?, pero no el pago que le debía Midian, sino el pago de parte de Hakadosh Baruj Hu.

Porque el pecado no beneficia al pecador, sabemos que el pecador deberá pagar, y el precio será muy alto. Además de ser asesinado, fue juzgado para la eternidad en el Gueinom (Guitin 57a).

Y sobre el tema, un relato:

El gaon rabi Iosef Ben Vahish ztz?l hablaba con el gaon rabi Iosef Meshaash ztz?l sobre un hecho ocurrido en Meknes, en los días de la ancianidad del gaon rabi Shmuel Ben Vahish ztz?l.

Uno de sus familiares tenía una casa demasiado fastuosa, enorme, moderna y de gran belleza. Un hombre sintió deseos de tener una casa así, y le puso el ?ojo?.

¿Qué hizo? Le aconsejó al dueño de la casa comprar cierta mercadería que le provocaría una gran pérdida, asegurándole que el precio de venta de ese producto iba a pegar un salto enorme hacia arriba, dándole grandes ganancias.

El hombre vio que el dinero no le alcanzaba para hacer el negocio, y pidió prestado.

Como era de esperar, el hombre tuvo una gran pérdida y no tenía dinero para pagar el préstamo. No tuvo más remedio que caer en manos de prestamistas no judíos, para pagar el primer préstamo y tuvo que entregar su casa para pagar esos préstamos que tomó con intereses muy altos.

De esta forma, el hombre que deseaba la casa, la consiguió con sus engaños, y entró a la casa con gran alegría. El antiguo dueño de casa abandonó su casa con tristeza y se dirigió a la casa del rab para volcar sus penas.

Dijo el rab: baja tu voz, disminuye tu llanto y las lágrimas de tus ojos. La casa volverá a ser de tu propiedad?

El hombre se sorprendió ante la afirmación del rab. Así como estaba, sin un centavo, sin mercadería y sin propiedad, viajó a la ciudad de Marakesh.

Uno de sus conocidos le dio una mercadería muy buena en préstamo. La llevó a la ciudad capital, a Rabat, donde la vendió con importantes ganancias.

Volvió a Marakesh, pagó su deuda, y volvió a tomar nueva mercadería. Así comerció entre Marakesh y Rabat, y al cabo de un año regresó a Meknes con una gran fortuna.

Mientras tanto, el hombre que adquirió la casa con engaño, se enfermó. Ya hacía cinco meses que no podía levantarse de su lecho de enfermo, y tuvo que cerrar su negocio. Toda la mercadería que poseía había caído en los dientes de los ratones. Desde un extremo de su cama lo rodeaban acreedores que se empujaban para ver si podían cobrar alguna parte de sus deudas. Lo presionaron tanto, que tuvo que vender la casa que había comprado con engaño, ¿y quién fue el comprador? El dueño original de la propiedad, que pagó ahora la mitad del valor.

El hombre, enfermo, tuvo que salir de la casa con las manos sobre la cabeza, y el verdadero dueño volvió a su lugar con alegría

Traducido del libro Maian Hashavua.

Leiluy Nishmat

 Israel Ben Shloime z?l

 Lea (Luisa) Bat Rosa Aleha Hashalom

 Iemima Bat Abraham Avinu Aleha Hashalom

 



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