Un Bebé Hambriento
Uno de las grandes personas que vivían en Jerusalem fue el Rab Shlomo Zalman Beharan Levy. Él estaba constantemente haciendo jesed (bondad) con las personas.
Una vez, su vecina dio a luz a un niño pero no podía amamantarlo a causa de una enfermedad que había tenido. Ella tampoco tenía los medios económicos como para pagar a una mujer que lo amamante. Varios días pasaron y el Rab Levy escuchó del otro lado de su pared un llanto constante del bebé hambriento.
En ese mismo tiempo, la mujer del Rab Levy estaba amamantando a su propio bebé. Él le dijo a su mujer: "Escúchame, querida. D'os nunca envía la enfermedad antes de enviar la cura. Ahora que tú estás amamantando, nosotros podemos ayudar a nuestra vecina y su hijo. Yo tomaré tu lugar en la casa y me dedicaré a todos los quehaceres. Tú comerás más y descansarás mucho para poder tener suficiente leche para alimentar al niño de la vecina también". Su mujer, quien era tan bondadosa como él, enseguida aceptó la proposición. Todo momento que ella escuchaba al hijo de la vecina llorar, ella iba a su casa y amamantaba al niño.
Esto funcionaba bien durante el día y la tarde, pero durante la noche, la vecina se sentía demasiado avergonzada para ir y molestar al rabino y a su mujer. Para resolver este problema, Rabi Levy cambió sus hábitos diarios, y comenzó a ir a dormir temprano en la mañana. Él se sentaba a estudiar Torá cuando todos se iban a dormir y de esa manera, él podía escuchar fácilmente si el bebé de la vecina lloraba y luego despertaba a su mujer para que vaya a alimentarlo.