Traducido por el Rabino Arie Natan
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La disputa de Barcelona 5ta.parte

La Disputa de Barcelona. Quinta Parte Incluye los textos censurados por la Iglesia Epílogo: Los sermones en la sinagoga. (Shabat-El Día Sábado) [102] Esto es una reseña de toda la disputa. No he alterado nada en favor de mi opinión. Después de
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La Disputa de Barcelona.
Quinta Parte

Incluye los textos censurados por la Iglesia


Epílogo: Los sermones en la sinagoga. (Shabat-El Día Sábado)

[102] Esto es una reseña de toda la disputa. No he alterado nada en favor de mi opinión. Después de esto me presenté delante del rey y él dijo que se quede la disputa tal como ya está, pues no vio a ninguno de sus magistrados que haya alegado de manera tan apropiada como yo he hecho. Luego escuché que el rey y los frailes predicadores tenían la intención de presentarse en la sinagoga durante Shabat, por lo tanto me quedé en la ciudad otros ocho días. Cuando vinieron allí para Shabat le respondí al rey de manera apropiada y correcta, ya que él mismo predicó que Jesús era el Mesías.

[103] Entonces me puse de pie y dije: Las palabras de mi señor el rey a mis ojos son nobles y honorables, ya que fueron pronunciadas por un gobernante noble y honorable sin igual en todo el mundo; no obstante, no las alabaré diciendo que son correctas. Yo tengo pruebas claras y argumentos claros como la luz del sol para declarar que la verdad no concuerda con sus palabras. Mas yo no creo prudente discutir con mi señor.

Sin embargo, hay algo que me asombra mucho, lo que nos has hecho escuchar, tratando que creamos que Jesús es el Mesías, el propio Jesús lo declaró delante de nuestros padres y trató de convencerlos de esto y delante de él refutaron su proposición con argumentos suficientes y necesarios. El, según la opinión de ustedes que es dios, era el más apto para defender sus palabras, más apto que mi señor el rey. Y si a él no escucharon nuestros padres que lo vieron y lo conocieron, ¿Cómo pretende el rey que escuchemos nosotros su voz, si mi señor no tiene conocimiento de esto sino por leyendas distantes que escuchó de personas que no lo conocieron [a Jesús] y no eran de su propia tierra, a diferencia de nuestros padres que sí lo conocieron?
La Trinidad

[104] Después se levantó fray Ramón de Peñaforte y predicó sobre el tema de la trinidad y declaró que la divinidad es la sabiduría, el deseo y el poder . Agregó además, dentro de la sinagoga, que el maestre [Najmánides] había estado de acuerdo en esta definición cuando discutió con fray Paúl en Gerona.

[105] Me puse de pie y dije: ¡Escúchenme y presten atención a mi voz; tanto judíos como gentiles! Me preguntó fray Paúl en Gerona si yo creía en la trinidad. Le pregunté entonces ¿Qué es la trinidad? ¿Acaso son tres cuerpos materiales como el de los hombres que son dioses? Él me dijo que no. ¿Acaso son tres cuerpos sutiles como por ejemplo almas o ángeles? Él me dijo que no. ¿Acaso es un solo cuerpo compuesto de tres, como los cuerpos naturales que están compuestos de los cuatro elementos? Él me dijo que no.

Entonces yo le pregunté. ¿Qué es la trinidad? El dijo: la sabiduría, el deseo y el poder. Yo le respondí que estoy dispuesto a aceptar que Di-s es sabio y no tonto, que desea sin sentido [el sentido refleja carencia] y que puede y no es débil.

No obstante, el término trinidad es un completo error, ya que la sabiduría divina no es un accidente [algo fuera de Él mismo], sino que Él y su sabiduría son uno, Él y su deseo son uno, Él y su poder son uno; por lo tanto la sabiduría, el deseo y el poder son todos uno. También si estos fueran accidente no implica que sean tres divinidades ya que sería un ser con tres accidentes. Entonces el rey dijo una metáfora que se la enseñaron los equivocados: que el vino contiene tres atributos: tono, gusto y olor y aún así es uno. Esto último es un completo error ya que el color rojo y el gusto y el olor que hay en el vino son atributos separados que se encuentran en la realidad uno sin el otro, ya que hay rojo, blanco y otros tonos; además lo rojo no es el vino ni el olor ni el gusto, sino que el vino mismo es aquello que llena el vaso. Es decir que es un cuerpo que contiene tres accidentes distintos que en él no representan unidad. Y si pensamos así sobre la Divinidad podremos decir que son cuatro, ya que está Di-s y su sabiduría y su deseo y su poder, es decir cuatro. Podemos además denominarlo cinco, si contamos su vida, ya que en Él la vida es como su sabiduría. De tal modo su definición sería: vive, sabio, desea, puede y Di-s, es decir cinco. Todo esto es un absurdo lógico.

[106] Entonces se levantó fray Paúl y dijo que él creía en la unidad completa de Di-s, pero que aún así hay tres en El, lo cual es algo muy profundo que incluso los ángeles y demás seres metafísicos no lo entienden.

[107] Entonces le dije: Es algo claro que una persona no puede creer algo que no conoce, si es así tampoco los ángeles pueden creer en la trinidad. Sus colegas se quedaron en silencio.

[108] El rey se puso de pie y todos bajaron de la tarima y se fueron. Al día siguiente me presente delante del rey y él me dijo: “Vuelve a tu ciudad en paz y en tranquilidad” y me obsequió con trescientos dinares y me despedí de él amistosamente.
“Que Di-s me de el mérito de alcanzar el mundo por venir. Amén”

Rab Moshé ben Najman

 

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