Adaptación Rav Gabriel Guiber
Sucot

La Nueva Hoja Nueva - Simjat-Tora

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La grandeza del día de lluvia

Disertó el rab hagaon Iaacov Galinsky ztz”l: en Shemini Atzeret comenzamos a recordar las lluvias en la bendición “mejaie hametim”, da vida a los muertos. Y está dicho en la Guemara (Taanit 7a), que es más grande el día de lluvia que el día en que revivan los muertos, porque el revivir de los muertos es para los hombres justos, en cambio las lluvias descienden tanto para los justos como para los malvados.

Por este motivo, el recuerdo de las lluvias se estableció en esta bendición, porque las lluvias son comparables con el revivir de los muertos y hasta resultan ser más importantes. Y en el libro “Avodat Israel” está escrito que el “día de lluvias” es Shemini Atzeret, que es el día en que comenzamos a recordar las lluvias. Y es necesario entender cuál es la grandeza y la bondad de la lluvia, para ser más relevante que el día en que revivirán los muertos, y más que el día de la Entrega de la Tora y que el día en que se crearon los cielos y la tierra...

Es necesario un análisis. ¿Por qué cuando viene el hombre –que tenía una inteligencia superior a la de los Angeles- entiende que las lluvias son necesarias para el mundo y eleva sus oraciones pidiendo lluvias para el mundo?

Primero, allí había cuatro ríos. Aparte de esto, era posible regar la tierra con las aguas del abismo, como relata la Guemara (Baba Metzia 85a), que en todos los años en los que pasó sufrimientos Rebi el mundo no tuvo necesidad de lluvias, porque cuando arrancaban un rábano de la tierra donde estaba plantado, el agujero en la tierra se veía lleno de agua, que provenía de los abismos.

Siendo así, ¿por qué decimos que las lluvias son necesarias para el mundo? Como dice en la Guemara, es más difícil el día de lluvias que el Día del Juicio, y si no fuera que el mundo sí necesita de las lluvias, los sabios habrían elevado sus oraciones para anular las lluvias, que en el mundo no llueva nunca más...

Sin embargo, el mismo asunto muestra la necesidad de las lluvias.

Que no vengan con regularidad y en forma natural, como cuando las aguas llegan por medio de los ríos o desde el abismo, sino que estén dependiendo de nuestras oraciones y de nuestros méritos. Que las “llaves” (de las lluvias) estén, solamente, en las “manos” de Hakadosh Baruj Hu (Taanit 2b).  Y la persona que con su oración tiene el poder de hacer descender las lluvias será un gran justo (Moed Katan 28a).

Y como en un hecho real, y así sucedió. Cuando los comunistas conquistaron y dominaron Lita, prohibieron que sigan funcionando y que se mantengan las Ieshivot. Un día, me dirigía al lugar donde estábamos estudiando, y de pronto, sentí que el mundo se destruía frente a mí: un policía. ¡Deténgase, muestre sus documentos!

Se los mostré, con lo que quedó descolocado, no esperaba que yo tenga documentos. Y me preguntó: ¿dónde trabaja?

En Rusia, estar desocupado era un delito. El país necesitaba producir y todos deberían llevar una “carga” sobre sus espaldas. Y, desde luego, se entiende que estudiar en una Ieshiva no era considerado como un trabajo productivo.

Le dije: yo estoy buscando trabajo, y no encuentro...

Venga conmigo, me dijo. Yo le encontraré un trabajo.

No tenía alternativa. Me llevó a una fábrica de medias. Una de las máquinas estaba sin nadie que la maneje, sin producir. Me colocaron allí, al frente de la máquina, y el policía me dijo: ya tiene trabajo, aquí trabajará...

Le indicó al encargado del lugar que me muestre qué debía hacer. Era un trabajo fácil y tranquilo. Estas máquinas hacían la costura que cierran las medias. Me puse a trabajar con todas las ganas y toda la fuerza. Tantas fueron mis ganas que rompí la aguja de la máquina, con lo cual, la máquina estaba otra vez sin funcionar.

Viene el encargado, me cambia la aguja, otra vez la hago funcionar y sigo con todas mis fuerzas, y otra vez se rompe la aguja.

Cambia la aguja por segunda vez, y me aconseja que trate de mantener el ritmo de funcionamiento de la máquina.

Volví a hacerlo, por tercera vez, y el encargado, gritando, cambió nuevamente la aguja.

Entendió que si me seguía el juego, se quedaría sin agujas. Me acusó de “sabotage”, de atentar contra la economía del país. Me golpeó el hombro y me dijo: ven conmigo.

Me llevó a su oficina, y me dijo: siéntate.

Pensé para mí: buen comienzo.

Me dijo: yo estoy pensando en sacarlo de aquí y llevarlo a otra sección.

Mi señor, le dije, el policía me trajo y me puso junto a esta máquina. Yo no me muevo de aquí.

Entonces tendré que despedirte.

Dígaselo al policía, que me despide por trabajar con ganas.

Puedo darte vacaciones.

¿Y de qué voy a vivir?, le pregunté.

Finalmente nos pusimos de acuerdo: me daría vacaciones pagas, con un documento que atestigüe que estoy trabajando. Lo que significa, tener provecho de los dos mundos. Y no sólo eso, sino que me pagaría dos semanas por adelantado.

Cualquier cosa con tal de que no siga rompiendo sus agujas.

En la noche, me encontré con uno de los trabajadores, que me habló con envidia. Yo no entiendo, yo trabajo allí hace varios meses y recibo sólo la mitad del salario, la segunda mitad se va con garantías y postergaciones que nunca terminan. En cambio tú, solamente hoy llegaste y ya has recibido el salario de dos semanas por adelantado...

Le dije: ¿qué es lo que no entiendes? A ti te necesita, y tiene miedo que lo abandones y trabajes para su competidor, por eso guarda parte de tu salario para retenerte junto a él, así se asegura de que no lo dejes. Pero a mí no me necesita, al revés, sólo quiere alejarme, despedirme, está dispuesto a darme cualquier cosa con tal de que lo abandone...

Esto mismo ocurre con Adam Harishon, como su creación es necesaria para el mundo, Hakadosh Baruj Hu hace depender su existencia de él.

Esta sensación de dependencia es más fuerte, para nosotros, que el momento en que revivan los muertos, más que la entrega de la Tora, más que la Creación de los cielos y la tierra. Porque fuimos creados para esto, y para esto fue creado el mundo. Cuando ponemos nuestros ojos en el cielo para pedir por las lluvias en su tiempo, como decimos, “ojo por ojo”, y Hashem pone luz en Su Rostro, para darnos...

Traducido del libro Vehigadta.

 

Leiluy Nishmat

Israel Ben Shloime   z”l

Lea (Luisa) Bat Rosa    Aleha Hashalom

Iemima Bat Abraham Avinu    Aleha Hashalom

 



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